Víctor Navas: «En el pensamiento médico antiguo de la época de Hipócrates no existía una enfermedad mental como tal»
28 junio, 2024Hablamos con Víctor Navas Gracia, graduado del máster universitario del Mediterráneo Antiguo (interuniversitario: UOC, UAB, UAH), que ha sido galardonado con el prestigioso premio Heracles 2024, otorgado por la Sociedad Española de Estudios Clásicos (SEEC) de la Comunidad Valenciana.
Su trabajo final de máster (TFM), titulado «Enfermedad mental y desprestigio político en la obra de Heródoto: el caso de Cambises II y Cleómenes I», aborda un tema fascinante y relativamente inexplorado: la percepción y el tratamiento de las enfermedades mentales en la antigua Grecia y su uso en el discurso político para desacreditar a figuras clave.
¿Qué supone haber recibido este reconocimiento?
La verdad, supuso una sorpresa. Desde que envié la candidatura hasta la resolución no pasó mucho tiempo, o pasó menos de lo que me esperaba, por lo que, cuando me lo comunicaron, me pilló bastante desprevenido y en un primer momento no me creía que había ganado.
¿Qué te inspiró a elegir el tema de la enfermedad mental y el desprestigio político en la obra de Heródoto para tu TFM?
Durante el primer año de máster estaba muy indeciso sobre qué tema escoger para el TFM, aunque sabía que quería un tema relacionado con la historia social o la historia de la medicina. En aquellos días (años 2021-2022), empezábamos a ver el final de la pandemia y las consiguientes secuelas mentales que nos había dejado a muchos. Por lo tanto, en ese momento de indecisión, empecé a hacerme preguntas sobre el tema mental y las enfermedades de este tipo en la historia, en concreto en el periodo de la Antigüedad, y me di cuenta de que tenía un gran vacío de desconocimiento sobre el tema.
Con todo esto, a la hora de escoger de forma definitiva el tema del TFM, estuve hablando con mi tutor, el profesor César Sierra Martín, que fue clave a la hora de proponerme el tema definitivo de mi TFM y orientarlo hacia la relación entre enfermedad mental y la idea de desprestigio político en un momento clave de la Grecia antigua, como es el final de la época arcaica y el comienzo de lo que conocemos como época clásica.
¿Puedes explicarnos cuáles fueron los principales desafíos que encontraste al analizar las fuentes primarias de Heródoto en relación con las enfermedades mentales?
No fueron pocos. A lo largo de la elaboración del TFM me encontré con muchos desafíos a los que, aún hoy, me sigo enfrentando. El primero de ellos fue un claro desconocimiento de la historia de la ciencia y de la medicina, ya que, a lo largo de la carrera, las habíamos estudiado escasamente.
En segundo lugar, otro de los desafíos surgió alrededor de la idea de enfermedad mental para los antiguos. En el pensamiento médico antiguo, el iniciado en la época de Hipócrates, no existía una enfermedad mental como tal, sino que se tenía una concepción más general de la enfermedad, según la cual esta se producía por la ruptura del equilibrio en el que se encontraba el cuerpo. Cuando la enfermedad aparecía, significaba que una de las partes o cualidades de las que se pensaba que se componía el cuerpo —normalmente había cuatro, de ahí la teoría de los cuatro humores— se había desequilibrado y predominaba sobre las demás. Dependiendo de qué parte o cualidad estuviera en desequilibrio, habría unos determinados síntomas u otros. Lo que entendemos como enfermedad mental podía producirse como síntoma cuando una cualidad del cuerpo concreta provocaba la enfermedad. Con el tiempo y el paso de los siglos, se empieza a apreciar una definición más clara, aunque dentro de un marco de pensamiento totalmente diferente del actual.
Por último, otro de los desafíos con los que me encontré fue el mundo de los conceptos. En el Mundo Antiguo hay una cantidad enorme de conceptos que hacen referencia a situaciones en las que el autor nos da a entender la presencia de una enfermedad mental, pero que tienen múltiples definiciones entre autores durante todo el periodo. Hoy en día, hemos conservado muchos de esos conceptos que en su momento parecían difusos, como histeria, melancolía, epilepsia o manía.
¿Cómo ha influido el programa del máster universitario del Mediterráneo Antiguo (interuniversitario: UOC, UAB, UAH) en tu formación y en la elaboración de tu TFM?
Enormemente. Desde que estaba acabando el grado universitario, sabía que quería especializarme en el Mundo Antiguo. Al comenzar en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) pensaba que solo se hablaría de historia, y la sorpresa, para bien, fue que había una multidisciplinariedad traducida en asignaturas centradas en la filología, la arqueología o los estudios sobre patrimonio cultural.
Todo ello, sumado a la enorme variedad y amplitud de temas que se ofrecían a la hora de seleccionar el tema del TFM, ha tenido una influencia clara en mi TFM, ya que muchos de los capítulos del trabajo se deben a temas tratados en algunas pruebas de evaluación continua (PEC) de determinadas asignaturas del máster universitario del Mediterráneo Antiguo (interuniversitario: UOC, UAB, UAH), sin las que no habría podido investigar y redactar con tanta facilidad esos capítulos.
¿Qué consejo darías a otros estudiantes que están trabajando en su TFM o en investigaciones similares?
En primer lugar, les diría que todo va a salir bien. Al principio, uno no sabe a ciencia cierta por dónde empezar e incluso te puedes quedar atascado a mitad del trabajo. Es normal, es parte del proceso, requiere tiempo y dedicación, pero si se sabe lo que se quiere trasmitir y hay actitud, el resultado final llegará sin problemas.
¿Cuáles son tus próximos pasos después de haber ganado el premio Heracles 2024?
El siguiente paso es continuar con las investigaciones a través de una tesis doctoral. Tengo muchas ganas de continuar, de ver por dónde me puede llevar este tema.