Enric Guimó: «Hay que subir el ego al mundo rural: aquí también tenemos cosas únicas»

8 febrero, 2024
Enric Guimó, estudiante de la UOC y autor del TFG sobre el Comú de Particulars de La Pobla de Segur Enric Guimó, estudiante de la UOC y autor del TFG sobre el Comú de Particulars de La Pobla de Segur

Enric Guimó, graduado en Historia, Geografía e Historia del Arte por la UOC, nació y vive en La Pobla de Segur y, lo que es más importante, se siente muy orgulloso de ello. Tanto que, desde el primer momento, tuvo claro que el tema de su trabajo final de grado versaría sobre algún punto de interés local. Mientras paseaba junto al antiguo hospital, cerrado a cal y canto desde hace años, se preguntó cuándo su pueblo se perdió o, aún mejor, cuándo brilló. Hablando con su padre y con conocidos surgió el nombre del Comú de Particulars, una asociación de lucha vecinal con un papel importante en el desarrollo del tejido industrial que hizo que este punto del Pallars Jussà fuese muy especial durante el siglo XIX y principios del XX. Le esperaban unas cuantas sorpresas entre la documentación y los testigos a los que consultó, que le confirmaron dos cosas: que en La Pobla también se han vivido cosas únicas y que «el pueblo salva al pueblo». Guimó estudia ahora el grado de Turismo y asegura que no sabe cuál será su tema de TFG, pero que seguro que será local: hay que reivindicar la historia rural, tan maltrecha por el paso del tiempo.

¿Por qué estudiaste el grado de Historia, Geografía e Historia del Arte (interuniversitario: UOC, UdL)?

Cuando acabé el bachillerato no tenía claro de qué me quería matricular. Es aquello que dicen «si no tienes claro a qué te quieres apuntar, apúntate a ADE o a Ciencias Empresariales». Pues eso hice: me apunté a ADE y me fui a Lleida. Descubrí que aquellos estudios no eran para mí y, en el segundo semestre, estuve pensando qué quería. De acuerdo con lo que había hecho hasta entonces, elegí el grado de Historia, Geografía e Historia del Arte, que era el que más me gustaba. No quería números ni estadísticas. No diré que llegué por descarte, pero casi. Empecé el grado de manera presencial en la Universidad de Lleida, pero me pasé a la UOC porque decidí empezar un ciclo presencial de estudios turísticos en 2018. Justo antes de la pandemia volví a vivir en La Pobla de Segur, donde nací, vivo y adonde siempre he sabido que volvería, aunque no tan pronto, con solo veintiséis años.

¿Por qué volviste?

Apareció una oportunidad de trabajo en la Oficina de Turismo de La Pobla de Segur, donde trabajé de 2019 a 2022. Actualmente estoy en el Ayuntamiento de Sort como administrativo. He compaginado el trabajo con los estudios de Historia en línea y me gradué en febrero de 2023 con el TFG La asociación vecinal como factor en el crecimiento económico. Un estudio sobre el papel del Comú de Particulars en el desarrollo industrial de la Pobla de Segur durante el siglo XIX que presenté el pasado 23 de noviembre en el V Encuentro de los Estudios de Artes y Humanidades: vidas, iniciativas culturales y voces desde la ruralidad.

Desde el principio quería un tema de interés de mi zona. Así que podríamos decir que este sentimiento local y la curiosidad me hicieron elegir el tema.

¿Cómo nace la idea de este TFG? ¿Qué te motiva a sacarla adelante?

Esta es una historia también de segunda, tercera o cuarta oportunidad, podríamos decir. Durante el verano estuve planteándome temas. La primera idea era hacerlo sobre las rutas de los maquis aquí, en el Pallars Jussà. Contacté con un compañero del archivo histórico y me dijo: «Te morirás de asco haciéndolo porque hay poca documentación al respecto y una parte ha sido destruida». Iba a ser complicado. Di un cabezazo y pensé hacerlo sobre Casa Mauri, un conjunto modernista que hay en La Pobla de Segur, más desde la vertiente de la historia del arte y la geografía. Pero hablando con el tutor no acabé encontrando una hipótesis ¡y la necesitaba! Prueba y error… búsqueda de temas… hasta que un día, paseando por La Pobla, por la calle donde viven mis padres, pasé por delante del antiguo hospital. Y pensé: «¿Cuándo se fue a pique La Pobla? Cuando perdimos el hospital, esto, aquello…» Entonces cambié de pensamiento: «Cuándo empezó a brillar?» Hablé con mi padre y con conocidos de la familia. Surgió la idea de que habíamos tenido mucho desarrollo industrial a principios del siglo xx. ¿Y por qué sucedió en La Pobla, me pregunté, y no en otro lugar? Investigué y apareció la figura del Comú de Particulars, que tenía una relación directa con este desarrollo. Me dije: «Ya tengo el hilo, tiro de él, y ya tengo hipótesis. ¿Tengo ganas de tirar más de él? ¡Sí! Ya tenía el tema del TFG. Desde el principio quería un tema de interés de mi zona. Así que podríamos decir que este sentimiento local y la curiosidad me hicieron elegir el tema.

¿Qué es el Comú de Particulars?

Es la asociación que surgió de la lucha vecinal contra los herederos de la pequeña nobleza de La Pobla, la familia Llorens i Torres —en aquel momento, el cabeza de familia ocupaba el cargo de ministro de la Corona de Castilla. Heredaron el papel de pequeña nobleza que tenía en propiedad los medios de transformación agraria, papel que habían desempeñado los duques de Cardona, después la familia Puigserver y que acaba en los Llorens i Torres, que tenían los derechos del molino de nuestro pueblo en aquel momento de finales del siglo XIX. En muchos pueblos estos amos imponían condiciones muy injustas a los vecinos por utilizarlos, algo muy habitual y típico de la época. Hacia 1820, los vecinos de los pueblos se organizaron para conseguir los derechos aprovechando las ventanas que se abrían en el trienio liberal. De entrada esto no tiene nada de especial, pero hay una cosa que hace que sea singular el caso de La Pobla: la mayoría de pueblos de los alrededores aprovecharon este periodo para conseguir los derechos de preferencia del molino, pero después los perdieron con la restauración absolutista y fue La Pobla la que los ganó. Lo que más llama la atención, y sobre lo que versa la hipótesis, es que no es tan importante el nacimiento del Comú —que se explica en el trabajo para ponerlo en contexto— como la gestión que se hace después de sus bienes. Construyen un molino, dejan el molino del señor y se van al que ellos han construido. El señor se ve obligado a vender y el molino queda abandonado. Es entonces cuando el Comú lo compra. Y lo importante de ese molino es la acequia que lo alimenta. Permiten que se puedan instalar dinamos o turbinas, y a precio popular. Eso estimula el emprendimiento y se produce un crecimiento del tejido industrial. Así pues, el trabajo versa sobre la gestión que hizo el Comú de Particulars de sus bienes para favorecer ese tejido desde parte del siglo XIX (aproximadamente desde su nacimiento con la compra del molino en 1820) y hasta 1915-1920.

Cuando aparecen las grandes hidroeléctricas y compañías, su papel es desplazado de la vida económica

El Comú de Particulars todavía existe en La Pobla. ¿Tiene el mismo papel?

No. Nace como asociación vecinal; después continúa siéndolo, pero más que un movimiento social se mueve como un grupo de interés. Cuando aparecen las grandes hidroeléctricas y compañías, su papel es desplazado de la vida económica. Hacia 1940-1950 los socios se empiezan a hacer un replanteamiento y por eso hoy es una entidad cultural que organiza exposiciones, conferencias, actos culturales… Es como un ateneo, por decirlo de alguna manera.

¿Y qué ha pasado con el tejido industrial?

Aunque desde mi punto de vista La Pobla todavía es el motor económico del Pallars Jussà —quizás me la juego con los de Tremp… pero siempre hemos tenido mucha tirada en emprendimiento, hay empresas potentes y punteras—, el tejido industrial se fue perdiendo. Eran pequeñas industrias: había tres en un edificio. Por ejemplo, telares, fábricas de pasta o de chocolate… Cuando nos atropella el capitalismo de lleno, en el siglo xx, las grandes compañías se comen a las pequeñas y todo va desapareciendo. Queda el espíritu pero no el tejido, que se ha adaptado, como el Comú. Las industrias nacían junto a las acequias de los molinos y ahora no ves ni una, solo los antiguos edificios, vacíos o en ruinas. Yo no las he llegado a ver abiertas.

Todo el mundo en La Pobla sabe qué es el Comú de Particulars, pero no sé si conocen esa vertiente de lo que fue

¿Crees que la gente a La Pobla conoce ese pasado de lucha vecinal y se siente orgullosa de él?

No sé lo conscientes que son. Todo el mundo en La Pobla sabe qué es el Comú de Particulars, pero no sé si conocen esa vertiente de lo que fue. Conocen el Comú actual: saben que es una asociación cultural y que sus miembros pagan menos en la factura eléctrica. El trato se mantiene desde que se llegó a un acuerdo con la Productora de Fuerzas Motrices SA en 1917 —la hidroeléctrica que se instaló en el pueblo—, porque era hereditario. A cambio de que el Comú cediera los derechos y territorios a la Productora, esta les da unos caballos de potencia. Otros pueblos negociaron pero sin que fuera hereditario, por lo que se ha perdido. Te diría que el 50 % de la Población sabe qué era antes el Comú y son conscientes del tejido que tuvimos y el 50 % restante no.

¿Qué has aprendido, Enric, haciendo esta investigación, más allá de los datos, los hechos históricos…?

Lo que más me ha llegado es lo que pasó con la Productora: «el pueblo salva al pueblo». En 1933 había unas 115 familias socias fundadoras del Comú. Cuando llega la Productora a negociar quedaban vivos poco más de una cuarentena. Esta hidroeléctrica quería el agua de la acequia, un terreno y la red eléctrica. El Comú dijo que sí y los socios que quedan consiguen un mejor precio en la electricidad. Los vecinos de La Pobla y el Ayuntamiento saltaron: «Eso no es justo», dijeron. Hay que pensar que la acequia regaba todos los campos, que había algunos empresarios que tenían industria y que quizás no eran del Comú, etc. En aquel momento, muchos vecinos no eran herederos del Comú: solo el cabeza de familia lo heredaba, de hijo a hijo. Pero en realidad era un pueblo y todos eran familia. Por eso consideraban que tenían derecho a disfrutar del mismo trato con la hidroeléctrica. El Comú podría haber pasado y hecho negocio: «Los estatutos son los que son, tenemos el derecho de nuestra parte, sale más a repartir si nos quedamos como estamos» podrían haber dicho. Esa habría sido la reacción lógica. Lo que choca es que renunciaron a sus beneficios en favor del pueblo: lo que dijeron fue «refundemos el Comú, volvámoslo a abrir y que cada familia que resida en La Pobla en este momento pueda entrar». Finalmente lo abren y todos los vecinos menos uno se hacen socios del Comú. ¿Qué pasó? Que entonces tenían más fuerza negociadora para conseguir un mejor trato de la Productora. Todos los caballos de potencia que nos dan, nos los dan porque somos más fuertes, y se beneficia más gente. Han pasado cien años, los pueblos crecen y cambian, hay gente del Comú que se beneficia del trato, pero ya no todos los habitantes… Ahora hay unas 3.000 personas residiendo en La Pobla. La historia ha vuelto a mover las piezas, pero está claro que si vamos juntos tenemos más fuerza.

¿Cómo ha sido el proceso? ¿Cómo has hecho la investigación?

Empecé el TFG en octubre y lo presenté en febrero. Tiré de repositorios en línea en cuanto a las relaciones del trienio liberal y la restauración absolutista y del archivo del Comú (libros, testigos grabados…). Si hubiera querido hacer un estudio comparativo entre casos similares tendría que haber consultado archivos históricos, pero no me ha hecho falta porque prefería investigar el desarrollo industrial.

¿Que ha sido lo más complicado?

¡Elegir el tema! Y la gestión del tiempo, tiempo que dedicas a hacer mapas mentales, buscar más información, leer… Un TFG es exigente y vuelves de trabajar y estás cansado, sobre todo cuando ya llevas un tiempo.

Contribuir al conocimiento de la historia rural y ayudar a colocar una pieza más del puzzle para completarlo me parece una tarea necesaria

¿Por qué es importante que los temas locales, que afectan a un espacio concreto y rural, se trabajen y se conozcan?

Hay muchas razones; una, contribuir al conocimiento de la historia rural. Muchas veces el paso del tiempo nos maltrata un poquito: se pierde mucha documentación, la realidad queda oscurecida, no hay tantos registros… Ayudar a colocar una pieza más del puzzle para completarlo me parece una tarea necesaria. Una de las cosas que más me motivaba a escribir el TFG era dar a conocer lo especial que era este caso: casos de lucha vecinal en este periodo hay muchos, la mayoría para conseguir los medios de producción agraria, pero un caso como el del Comú me parece significativo. Por un lado, porque los socios deciden abrirse al pueblo cuando, como comentábamos, no tenían necesidad ni obligación. Por otro, porque lo hacen en condiciones adversas: se enfrentaron a un pez gordo de la época que incluso era duque de Medinaceli y ganaron por la vía legal y con todos los derechos en un escenario nada favorable. Dejarlo por escrito me motiva: hay una excepción interesante en nuestro país, en el Pallars. Por eso hay que subir el ego al mundo rural: aquí también tenemos cosas únicas.

Si tuvieras que hacer otro TFG de La Pobla de Segur, ¿ya sabes sobre qué lo harías?

No. ¿Que lo haría de La Pobla? Sí. ¿Que lo tengo que hacer? También. Estoy en el grado de Turismo. Después del grado de Historia he durado seis meses sin estudiar. Y tendré que volver a hacer un TFG y será sobre un recurso turístico de La Pobla o del Pallars. Queda mucho y hay tiempo para pensar: estoy en el primer semestre y aún no he hecho ni el primer examen.

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Redactora col·laboradora
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