Marc Balló: “El ideal del cuerpo femenino en danza clásica es contradictorio”
3 mayo, 2023Marc Balló combina su pasión por la sociología con la danza clásica, una disciplina en la que se inició a los 19 años, una edad poco habitual. Como estudiante del grado de Ciencias Sociales en la UOC, decidió que su experiencia como bailarín era un excelente punto de partida para su Trabajo de Final de Grado: La interiorización del discurso sobre el cuerpo de la danza clásica. Aproximación desde la sociología del cuerpo y de las emociones con perspectiva de género.
Empecemos por el principio: estudiaste el grado de Ciencias Sociales en la UOC y actualmente eres profesor colaborador del grado de Sociología de los Estudios de Artes y Humanidades de la universidad. ¿De dónde viene tu pasión por estos estudios?
Desde que empecé a bailar y dejé de estudiar (había empezado biología cuando terminé el bachillerato), siempre me sentí atraído por la sociología y la antropología. Busqué la posibilidad de estudiar a distancia y conocí la UOC, donde cursé el grado de Ciencias Sociales con mención en sociología.
Es indiscutible que tu trabajo como bailarín ha influido en el tema de tu TFG, pero cuéntanos cómo ha sido tu experiencia personal en relación con la construcción de tu cuerpo como bailarín…
Ha sido un poco una lucha constante. El cuerpo ideal para bailar ballet tiene unos cánones muy específicos y en muchos casos difíciles de conseguir, sobre todo para las bailarinas, pero en muchos casos también para los bailarines. Fue complejo en ese sentido, pero también porque empecé a bailar de mayor, a los 19 años, cuando lo normal es empezar cuando eres un niño o una niña.
He tenido traumas y problemas para intentar llegar a tener ese cuerpo ideal, pero siempre reconociendo que, aún y habiendo empezado tarde y siendo muy bajito (algo no muy bueno para un bailarín), las bailarinas, en general, suelen tenerlo aún más difícil. Por ese motivo quise profundizar en ese tema con mi TFG.
Los estereotipos de género en el mundo de la de la danza clásica son bastante claros, tanto a nivel físico como performativo
¿Cuál es el papel de los estereotipos de género en la construcción del cuerpo del bailarín o de la bailarina en la danza clásica?
Antes que nada, quiero aclarar que la danza clásica es un término muy amplio y general. En mi caso, no lo he entendido como el ballet de repertorio (cuando piensas en danza clásica, lo primero que te viene a la cabeza son obras como El lago de los Cisnes, El Cascanueces…), sino que yo entendí la danza clásica o el ballet como una estructura técnica que prepara el cuerpo durante muchos años, también a nivel diario, y además me he centrado en compañías de danza pequeñas y medianas de Alemania.
Partiendo de esta base, lo que yo he podido ver es que los estereotipos de género en el mundo de la de la danza clásica son bastante claros, tanto a nivel físico como performativo. Las chicas tienen que ser delgadas, flexibles, sensuales, bonitas, etéreas, sensibles, sutiles. Los chicos, en cambio, tienen que ser altos, fuertes, masculinos, aunque eso también está cambiando. A lo mejor no es tan notable como lo era años atrás o como sucede en compañías grandes y de repertorio clásico, pero sí se pide esa diferencia, que se note en el escenario que eres un hombre o una mujer, que el hombre es fuerte y dominante y la mujer es débil, dominada.
¿Cómo afecta la presión estética en la relación que tienen los bailarines y bailarinas con su propio cuerpo?
Obviamente, afecta y mucho a todos. Aunque no hagas danza, nos afectan los ideales, el discurso del cuerpo en general. En el caso de la danza clásica, teniendo en cuenta que el cuerpo es nuestro instrumento de trabajo, desde que empiezas a bailar, en las escuelas profesionales y conservatorios hay pruebas de acceso para entrar y solo cogen a los niños y niñas que tienen el cuerpo que se considera mejor para bailar.
Posteriormente, para conseguir trabajos, tienes que hacer audiciones o concursos, donde el cuerpo está siempre allí. Es algo que tenemos siempre muy presente tanto bailarines como bailarinas, aunque, una vez más, el ideal de cuerpo femenino es más difícil de conseguir porque es contradictorio: por un lado, tienen que estar delgadas y por el otro tienen que tener un cuerpo atlético, algo que genera problemas de salud física y emocional, trastornos de la conducta alimentaria, inseguridad, vergüenza o sensación de incapacidad.
La danza clásica está históricamente desfasada y potencia lo binario y las desigualdades de género
¿De qué manera la danza clásica refleja las normas sociales y culturales de género?
La danza clásica está históricamente desfasada y potencia lo binario y las desigualdades de género. A lo mejor, en la sociedad fuera de la danza clásica estamos avanzando un poco gracias al feminismo, y en la danza clásica se han dado pequeños progresos si lo comparamos con hace años, pero mi sensación personal es que estamos por detrás [de la sociedad general].
¿Cómo ha influido la danza clásica en tu propia identidad de género?
Supongo que inconscientemente ha influido mucho, pero no soy capaz de decirlo claramente de forma consciente. En primer lugar, porque, como he dicho antes, empecé a bailar muy tarde; seguramente hubiera sido muy distinto si desde niño hubiera estado en un conservatorio. También porque ya antes de bailar, siempre he cuestionado los estereotipos de género.
Cuando en un ensayo o clase te piden cosas como “muéstrate más macho” o “seduce a la mujer”, yo pienso “¡madre mía!”, pero al final lo acabas haciendo porque te lo pide un responsable. No obstante, he intentado que esas influencias no entraran dentro de mí, aunque estoy seguro de que ha afectado de algún modo, simplemente que no soy consciente.
Siguiendo con tus vivencias, ¿cómo ha evolucionado la danza clásica en términos de género y diversidad desde que comenzaste tu carrera como bailarín?
Como empecé a bailar tarde y tampoco llevo tantos años bailando, no sabría decirte. Sin embargo, si ampliamos algo más el periodo de tiempo, sí ha habido cambios. La democratización de muchas esferas ha permitido que ciertos hechos se consideren escándalos, como por ejemplo los abusos, que se han rebajado un poco por miedo al rechazo. A pesar de ello, sigue habiendo muchos micromachismos y microabusos.
En las escuelas de baile hay que luchar contra los trastornos de la conducta alimentaria porque es un problema que afecta a la gran mayoría de bailarinas y también a algunos bailarines
¿Qué cambios deberían llevarse a cabo en la formación de los bailarines y bailarinas de danza clásica para fomentar una perspectiva más inclusiva y diversa?
Es una pregunta muy interesante, pero un tema muy complejo, sobre todo teniendo en cuenta que, cuando hablas de danza clásica, siempre habrá algún purista que te diga que si no te gustan los límites de esta disciplina, hagas otro tipo de actividad. Es un ámbito elitista donde el cuerpo es lo central y donde las relaciones y lo binario del género también están en el centro.
A pesar de esta dificultad, yo diría que el cambio más importante que debe realizarse es luchar contra los trastornos de la conducta alimentaria porque es un problema que, en las escuelas de baile, afecta a la gran mayoría de bailarinas y también a algunos bailarines. Se ha normalizado este tipo de trastornos y hay que tener cuidado. A lo mejor ya no hay tantos profesores que te llamen “gorda” u “obesa”, pero te siguen haciendo comentarios más sutiles, pero igualmente hirientes.
Al final, lo que acaba pasando es que toda la atención del profesorado va dirigida a aquellos alumnos y aquellas alumnas con determinadas condiciones físicas, con un cuerpo parecido al ideal para la danza, aunque a lo mejor ni consiguen convertirse en profesionales. El corte que hay entre la cantidad de estudiantes de danza y los que acaban siendo bailarines profesionales es brutal, y eso indica que, quizás, algo no se está haciendo bien.
Cuando bailamos no somos solo un cuerpo moviéndose, sino una persona expresándose o transmitiendo algo.
Por último, ¿qué recomendaciones darías a los bailarines y bailarinas de danza clásica para mejorar su relación con su cuerpo y su autoestima?
Con los años te vas dando cuenta que el cuerpo no es solo tu instrumento de trabajo, sino que es también la superficie que tú vas a habitar una vez hayas dejado de ser bailarín o bailarina profesional. Hay que valorar las potencialidades y las limitaciones, trabajar con las limitaciones, potenciar las potencialidades y quererse. Aceptar lo bueno y lo malo y trabajar con lo que se tiene. No hay que obsesionarse con el cuerpo ideal, porque pocas personas pueden tenerlo. Además, la danza no es solo cuerpo, la danza no es un deporte; también está la parte artística, la parte técnica y la parte interpretativa. Hay que saber combinar cada una de estas facetas y sacar el mejor provecho de ti mismo, ya no solo de tu cuerpo. Cuando bailamos no somos solo un cuerpo moviéndose, sino una persona expresándose o transmitiendo algo.