Historia de la Cultura Contemporánea

17 febrero, 2014

“Ojalá vivas tiempos interesantes” es una incierta antigua maldición china, recibida en cambio como una bendición por el gremio historiográfico. Incluso, el conocido historiador británico Eric J. Hobsbawm (1917-2012) no se estuvo de titular su biografía precisamente Años interesantes. Sin duda y a pesar de que ningún periodo es menystenible, la época contemporánea ha encarnado como jefe otro la sentencia oriental.

 

Tomar el último siglo y pico de historia es presenciar la aceleración del mundo: revoluciones, tecnología, guerras, ideologías, esperanzas, imperios, descolonización, globalización… Y, aun así, nada como la cultura refleja y recoge las transformaciones vividas. Historia de la Cultura Contemporánea, dentro del Máster de Humanidades de la UOC, parte de esta constatación para fijarse en cuatro momentos nucleares donde todo parece coincidir y donde nuestro mundo toma caminos decisivos.

El primer desvío se sitúa a caballo del siglo XIX y XX. En pocos años, coinciden en el tiempo la irrupción del inconsciente de la mano de Sigmund Freud, la física se revoluciona con los primeros escritos sobre la relatividad de Albert Einstein y la teoría cuántica de Max Planck… La ciencia aceleraba, pero la cultura no le perdía la petja: las vanguardias avanzaban en paralelo gracias al cubismo, el surrealismo o el expresionismo, la literatura incorporaba elementos como el libre flujo de conciencia o los sueños… El árbol del conocimiento crecía en paralelo a todas sus ramas y Pablo Picasso, James Joyce, Hugo von Hofmannsthal, Gustav Mahler, entre otros, no eran ajenos.

La gran cristalización tendrá lugar durante el periodo de entreguerras. Frente al reto planteado por los totalitarismos, se desarrollará una cultura rica y diversa, especialmente a Centroeuropa y con una fuerte participación de intelectuales de origen judío. El gran abanico, del formalismo ruso y al esplendor vienés o de la Bauhaus al futurismo italiano, no podrá sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial, pero su herencia seguirá presente.

El tercer momento ya es protagonizado por las generaciones nacidas después del último conflicto bélico y decepcionadas por el mundo que los toca heredar. Desde México hasta Praga, pasando por los campus californianos o las principales capitales europeas (París, Roma, Berlín…), se desata un ciclo de revoluciones sociales con consecuencias políticas y, sobre todo, culturales. Es el gran momento de la contra-cultura y de la investigación de caminos alternativos. La decepción también se demuestra fructífera artísticamente durante esta crisis de los sesenta-setenta.

Y finalmente, el último nodo lo representa un cambio de carácter tecnológico, con profundos efectos sobre la Humanidad: la revolución digital. Iniciada a finales del pasado siglo, todavía hoy somos inmersos en ella. Ya no es solo el medio, sino también el contenido aquello que queda afectado, mientras aparecen nuevas formas de comunicación y relación social, así como de consumo. Y dónde, sobre todo, la cultura acontece el centro del debate.

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Jaume Claret, profesor de los Estudios de Artes y Humanidades, es consultor de esta asignatura.

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