Núria Gómez: «Trabajar en un proyecto personal que se quiere hacer realidad tiene un grado de motivación muy alto»

24 junio, 2024
La Tempesta Núria Gómez. estudiante del máster de Gestión Cultural (UOC, UdG) y creadora del proyecto ‘La Tempesta’

El proyecto La Tempesta, presentado por Núria Gómez en el V Encuentro de los Estudios de Artes y Humanidades, va más allá de un simple trabajo final de máster (TFM). Núria, estudiante del máster universitario de Gestión Cultural de la UOC, ha querido materializar una visión personal y responder a una necesidad cultural en Balsareny, un pueblo de 3.200 habitantes de la comarca del Bages. El propósito de La Tempesta, inaugurado el pasado mes de abril, ha sido crear un espacio cultural dinámico y participativo que enriquezca la vida social y cultural del entorno rural.

¿Podrías compartir con nosotros cuál fue la chispa inicial que encendió la idea de La Tempesta? ¿Cómo se gestó este concepto en el contexto específico de Balsareny?

Ya hace unos años, antes de empezar el máster de Gestión Cultural, que sentía que tenía ganas de emprender, de trabajar en un proyecto propio y que se relacionara con mi campo de estudios. Por otro lado, consideraba que faltaba oferta cultural en Balsareny y pensé: ¿por qué no un espacio cultural con una programación diversa? Y eso se fue perfilando hasta convertirse en la idea final de La Tempesta: una librería-espacio cultural con un espacio también de cafetería. Apuntarme al máster de Gestión Cultural de la UOC fue clave para obtener una visión más amplia del sector.

Más allá de ser el lugar donde vives, ¿qué te motivó a escoger específicamente Balsareny como hogar para La Tempesta? ¿Hay algún aspecto único de esta comunidad que consideres clave para tu proyecto?

Balsareny es un pueblo pequeño, de 3.200 habitantes y, por tanto, un pueblo del medio rural. Además, se encuentra justo entre dos poblaciones que le doblan en número de habitantes, Sallent y Navàs, y que, a su vez, son muy potentes en el ámbito asociativo y cultural. Balsareny tiene mucho potencial y es muy rico en cuanto a patrimonio, pero da la sensación de que no se lo ha acabado de creer nunca y no ha tenido la misma actividad que los pueblos vecinos. Creo que Balsareny necesita políticas e iniciativas que impulsen la participación cultural, que promuevan la cohesión social y la autoestima respecto al territorio y el patrimonio. Pensé que La Tempesta podría ser un granito de arena para que todo eso empezara a andar.

¿Qué experiencias personales o trayectorias profesionales crees que han tenido un mayor impacto en la forma y filosofía de La Tempesta? ¿Podrías compartir alguna figura o movimiento cultural específico que te haya servido de fuente de inspiración?

Creo que todo lo que he hecho hasta ahora, tanto a escala académica como profesional, me ha encaminado hacia La Tempesta. Soy licenciada en Arte Dramático por el Instituto del Teatro de Barcelona, estoy graduada en Estudios Ingleses por la Universidad de Barcelona y ahora he acabado el máster de Gestión Cultural en la UOC. Además, tengo experiencia en el ámbito comercial, de bibliotecas y de docencia y gestión en el campo de la enseñanza de idiomas. Todas estas vertientes, artes escénicas, literatura y gestión, representan un abanico muy amplio del mundo cultural y creo que son herramientas valiosísimas para sacar adelante el proyecto. Y en cuanto a los referentes, tengo muchos, pero podría destacar un par que se encuentran muy cerca de casa: el Konvent de Cal Rosal, que ha revolucionado su entorno con proyectos artísticos atrevidos y con un claro impacto en la comunidad, y la Quatre Cantons de Berga, una librería-cafetería que tiene un formato similar al de La Tempesta.

 

¿Qué visión tienes sobre el impacto que La Tempesta pueda tener en Balsareny y, en un sentido más amplio, en la comarca del Bages? ¿Qué esperas que los residentes y visitantes obtengan de tu espacio?

La Tempesta quiere ser, por un lado, un espacio participativo donde los ciudadanos de Balsareny se sientan interpelados a formar parte de la programación de actividades y de la configuración misma del fondo de la librería. Quiere ser un espacio de encuentro, acogedor y transformador a la vez. Por otro lado, quiere visibilizar el talento artístico local y de la Cataluña Central. Por tanto, espero que además de favorecer la transformación en el municipio también se convierta en un espacio cultural de referencia de la Cataluña Central.

¿Por qué elegiste el nombre de La Tempesta (la tormenta) para tu librería y centro cultural? ¿Hay algún simbolismo o mensaje detrás de esa elección?

Ciertamente, el título del proyecto no es casual. Por un lado, viene inspirado por la obra de Shakespeare, una obra que, como dijo Salvador Oliva en su traducción de 1985, se «presta generosamente a estimular las capacidades creativas». Eso pasa a partir de una tormenta externa, pero también interna, como una revolución en todos los personajes. Por otro lado, se inspira en todo lo que comporta una tormenta: es un elemento que sacude, que transforma; a la vez, durante una tormenta también buscamos un refugio, recogimiento. La librería-espacio cultural que propongo representa esa dualidad: quiere ser un refugio transformador.

¿Podrías detallar cuáles son los objetivos fundamentales de La Tempesta y qué aspiraciones tienes para este espacio en los próximos años?

Los objetivos de La Tempesta son principalmente ser un punto de acceso a la cultura a través de la lectura y otras actividades culturales, identificarse como espacio de encuentro en el municipio entre personas de varios segmentos de la población, fomentar la cohesión social en el municipio, impulsar a los artistas locales y valorar el patrimonio local y convertirse en la librería de referencia del municipio y los alrededores.

Desde tu punto de vista, ¿cuáles son los desafíos únicos y las oportunidades que presenta la gestión de un espacio cultural como La Tempesta en un entorno rural?

A escala de negocio es un proyecto arriesgado porque, según se comenta, cualquier clase de negocio en un municipio de menos de 5.000 habitantes es difícil de gestionar. Aun así, con el análisis del entorno que realicé en el TFM (DAFO, encuesta, análisis demográfico, etc.) pude detectar que un proyecto de estas características (participativo y con un espacio de cafetería para convertirlo también en un lugar de encuentro) sería bien recibido en un pueblo como Balsareny. Además, no hay ningún espacio así en el radio más próximo y Balsareny está muy bien situado para atraer a públicos y clientes del entorno. La tendencia en el campo de la cultura es a descentralizar la actividad, por lo que si nacen más propuestas como estas creo que se irá por buen camino.

¿Cómo prevés que La Tempesta se integre e interactúe con otras iniciativas culturales y sociales existentes en Balsareny? ¿Hay planes de colaboraciones o sinergias?

La intención es establecer vínculos tanto con las asociaciones de Balsareny como con otros agentes sociales para colaborar en la programación cultural y también en la cesión de espacios a todas las entidades que lo necesiten. Habrá que hablar también con el Ayuntamiento, con la biblioteca y con el colegio, entre otros, para ver cómo nos podemos retroalimentar y unir esfuerzos para conseguir una transformación real en el ámbito cultural de Balsareny.

¿Cómo ha sido el proceso de elaboración de tu trabajo final de máster? ¿Cuáles han sido los momentos más desafiantes y las mayores revelaciones durante esta fase?

Ha sido muy gratificante. Al tratarse de un proyecto personal que se quiere hacer realidad, el grado de motivación era muy elevado. Aun así, en el trabajo hubo que quitar el foco del plan empresarial y ponerlo en el campo teórico y académico. De hecho, explorar la teoría cultural y documentos que estudian el impacto de la cultura en entornos rurales me ha ayudado mucho a validar las ideas que tenía inicialmente y a estimular otras nuevas.

¿Cuál ha sido tu experiencia al cursar el máster de Gestión Cultural en la UOC desde un entorno rural? ¿Cómo crees que esta experiencia única te ha beneficiado o presentado desafíos particulares?

Ha sido fantástico. Todos los trabajos que he ido haciendo a lo largo de los estudios los he intentado basar o bien en Balsareny o bien en mi entorno cercano. Esto seguramente no lo habría podido hacer estudiando presencialmente en Barcelona o en cualquier otra ciudad. Ha sido sin duda muy beneficioso para el trabajo final de máster y para el desarrollo del proyecto de La Tempesta.

 

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