«Afina los prompts y enseñarás mejor», una guía ayuda a los docentes a sacar el mayor partido a la IA generativa

14 marzo, 2024
Foto por Sergey Zolkin en Unsplash

La inteligencia artificial (IA) se está diseñando de forma que la pueda utilizar casi todo el mundo de forma fácil e intuitiva. De acuerdo. Pero que sea sencilla de utilizar no quiere decir que se haga siempre bien. Por eso dos especialistas del eLearning Innovation Center (eLinC)Universitat Oberta de Catalunya (UOC) – en este campo, Desirée Gómez Cardosa y Guillem Garcia Brustenga, han elaborado una guía que ayuda a los docentes de la UOC (y de otros centros universitarios, porque se ha publicado en abierto) a utilizar esta herramienta generativa de contenidos de la manera más cuidadosa y eficiente posible. La clave es dominar los prompts, las indicaciones con las que se dan instrucciones a los diferentes modelos de IA.

 

Porque hay vida, y mucha, más allá de ChatGPT, la herramienta más popular para generar contenidos textuales. Los dos expertos de la UOC han puesto a prueba decenas de modelos de IA y recomiendan en la guía dieciocho de ellos, en función de qué necesidades deban cubrir. «Como institución pionera en el campo del e-learning y la tecnología dentro de la enseñanza, era imperativo ofrecer ayuda al profesorado para poder empezar a trabajar con esta tecnología», explica Desirée Gómez.

La guía, dividida en apartados vinculados a las tareas docentes (preparación de asignaturas, confección de materiales didácticos, creación de evaluaciones, comunicación con los estudiantes, resumen de documentos, ayuda en tareas repetitivas…), muestra qué modelos de IA son los más indicados para cada uso y también ofrece ejemplos y modelos de prompts que ayudarán a obtener mejores resultados. Con todo, los autores advierten de que la IA todavía se encuentra en una fase de desarrollo incipiente e invitan los docentes a hacer un uso responsable de ella de acuerdo con unas pautas básicas.

 

Con todo, los autores advierten de que la IA todavía se encuentra en una fase de desarrollo incipiente e invitan los docentes a hacer un uso responsable de ella de acuerdo con unas pautas básicas.

En primer lugar hay que evitar utilizarla en exceso: «La IA no se debería utilizar como sustituto, sino como asistente, tal y como se utilizan Google o las calculadoras», dice Guillem Garcia. También es importante identificar en qué procesos nos puede ayudar y en cuáles no, así como tener claro que los resultados que obtengamos de ella siempre tendrá que revisarlos una persona humana experta. Finalmente, también se recomienda informar explícitamente de que se ha utilizado la IA. «Si hacemos un uso responsable de ella, no hay nada que esconder», apuntan.

 

Los autores destacan que es importante identificar en qué procesos la IA puede ser útil y en cuáles no, que se debe usar como asistente y no como sustituto y que cuando se utiliza se tiene que explicitar sin vergüenza.

 

Las precauciones que hay que seguir son básicas y obligatorias, dada la falta de maduración de estos modelos cognitivos de creación de contenidos, propia de un desarrollo todavía inicial». Las herramientas como ChatGPT o Bing Chat ayudan a conseguir primeros borradores, a generar la estructura de un documento, a redactar correctamente ideas desordenadas proporcionadas por los usuarios o a resumir textos, pero resultan menos fiables cuando se quiere buscar información. Debemos tener claro que, al estar basadas en probabilidades, estadísticas, algoritmos y fuentes de contenido muy concretas, pueden ocasionar problemas de diverso tipo», explican los analistas del eLinC.

En concreto, se refieren a tres tipos de disfunciones: errores de contenido que podrían pasar inadvertidos a los inexpertos, sesgos (de género, raciales, socioeconómicos…) que se están empezando a corregir o incluso las llamadas alucinaciones. «Es un concepto vinculado a la idea de que cualquier herramienta generativa se ha creado para responder siempre, por sistema. Y cuando no encuentra la respuesta adecuada, combina los conocimientos que tiene y ofrece una respuesta inventada e incorrecta que, al estar gramatical y sintácticamente bien construida, puede llegar a pasar por cierta. Por eso es importante la supervisión».

Estas herramientas, por ejemplo ChatGPT o Bing Chat, ayudan a conseguir borradores, a perder el miedo a la hoja en blanco y a generar ideas de tipo brainstorming, pero son menos fiables a la hora de buscar información: pueden tener errores, sesgos y alucinaciones.

 

La guía invita a los docentes de la UOC y otros centros, puesto que se publica en abierto, a experimentar con estas nuevas tecnologías, que «pueden ayudar en todo, pero que no pueden hacer nada perfectamente». Por eso es importante hacer un uso apropiado como herramienta accesoria, no como piedra angular. En caso contrario se podría entrar en un bucle llamado «la paradoja del diálogo vacío», es decir, utilizar la IA para generar actividades que los estudiantes tienen que resolver, que estos lo hagan también con la IA y que los docentes vuelvan a recurrir a la IA para valorar las respuestas de la IA a unas preguntas que también planteó la IA. Ni los profesores ni los estudiantes habrán hecho nada y la IA se estará valorando a ella misma.

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Autor / Autora
Redactor colaborador