Robert Clarisó: «Como docentes, se nos plantea el reto de mostrar al estudiantado cómo se utilizan las herramientas de IA generativa de forma adecuada»

El impacto de la inteligencia artificial (IA) en la práctica docente es el tema en torno al cual gira la II Jornada de Innovación en Docencia y Aprendizaje en Línea #UOC2TheFuture, una iniciativa organizada por el eLearning Innovation Center (eLinC) e impulsada por el Vicerrectorado de Docencia y Aprendizaje de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). La jornada, que se dirige a todo el profesorado de la universidad y que se celebrará el día 13 de noviembre en Can Jaumandreu, tiene por objeto analizar los escenarios disruptivos que emergen e influyen en el ámbito educativo, y que interpelan a imaginar la UOC que queremos ser mañana.

Uno de los invitados a la segunda edición del #UOC2TheFuture es Robert Clarisó, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC, investigador del grupo SOM Research Lab del IN3 y referente docente en IA de la universidad, que compartirá mesa redonda con Carles Sierra, director del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial del CSIC, y Sílvia Sivera, directora del eLinC. Hemos aprovechado para hablar con el profesor Clarisó sobre el #UOC2TheFuture y sobre las oportunidades y los riesgos que plantea la IA en la enseñanza y el aprendizaje.

La segunda edición del #UOC2TheFuture se centrará en la IA y su impacto en la innovación educativa. ¿Crees que esta herramienta está abriendo un nuevo horizonte para los docentes?

Ya hace tiempo que la IA está teniendo impacto. En la propia UOC se está utilizando en distintas iniciativas, como por ejemplo en la detección de los estudiantes en riesgo de suspender y en la posibilidad de tomar medidas correctivas y enviar mensajes de apoyo para evitar el abandono. Estas herramientas permiten plantear un cierto tipo de metodologías docentes que no te habías planteado nunca. Antes quizá no hacías un vídeo sobre un tema porque era muy complejo hacerlo; ahora solo necesitas la idea, redactarla y utilizar la herramienta de IA que genera el vídeo, un recurso que puede ser muy atractivo y enriquecedor para el estudiantado. Desde el punto de vista docente, también es muy interesante el diálogo que generan estas herramientas, aunque a veces pueden devolver ideas muy obvias o evidentes para el experto. Por otro lado, se nos plantea el reto de mostrar al estudiantado cómo se usan las herramientas de IA generativa de forma adecuada. Por lo tanto, como docentes tenemos que identificar claramente cuáles son las mejores formas de utilizarlas, cuáles son sus limitaciones, y transmitir ese conocimiento al estudiantado.

¿Eso solo puede lograrse si las herramientas de IA generativa forman parte del proceso de enseñanza?

Es posible que ciertas actividades se planteen para ser resueltas directamente con herramientas de IA generativa. Todo eso abre un abanico de nuevas posibilidades. Evidentemente, está el lado oscuro, por así decirlo. Estas herramientas se pueden utilizar de forma adecuada, pero también inadecuada. Un estudiante puede intentar resolver una actividad con su conocimiento, o delegándolo totalmente en una IA y entregando esa respuesta como si fuera un trabajo propio. Es algo que nos sitúa a los docentes ante la necesidad de repensar el tipo de actividades que estamos planteando. Del mismo modo que la Wikipedia nos obligó a replantear los ejercicios de búsqueda de información por otros más elaborados, las IA generativas también nos harán repensar nuestras actividades, teniendo en cuenta que estas herramientas existen y están al alcance de todo el mundo.

Además de enseñar al estudiantado cómo funcionan las herramientas de IA generativa, también hay que transmitir cómo hacer un uso adecuado de ellas.

A veces, los estudiantes no tienen conciencia de estar haciendo nada mal porque, al fin y al cabo, creen que la IA hace lo que le han dicho. Le dan la información y las instrucciones y, en cierto modo, el resultado es producto de su trabajo. Falta pedagogía en este sentido, de explicar al estudiante que en ciertas actividades es lícito utilizar la IA, pero que en otras no. Por ejemplo, si cursas una asignatura en la que aprendes competencia comunicativa escrita, no es un comportamiento adecuado que le pases el texto al ChatGPT para que lo corrija. Es muy distinto si estás haciendo el trabajo de final de grado y quieres que esta herramienta te ayude a mejorar el redactado de algunas partes. Ahí está la diferencia: el contexto. Hay que explicar y dejar muy claro a los estudiantes cuáles son las reglas del juego.

¿Cuáles son, en tu opinión, los puntos positivos de estas nuevas herramientas para el estudiantado?

No son necesarios grandes conocimientos técnicos. Sencillamente, accediendo a una página web pueden usarse herramientas de IA generativa para crear textos, imágenes o vídeos. La IA está revolucionando desde el tipo de actividades que pueden realizarse hasta los resultados que pueden conseguir los estudiantes. Por ejemplo, ahora pueden usar una IA generativa para obtener una lluvia de ideas, refinar un concepto o crear imágenes que sean adecuadas para el trabajo que desarrollan. Eso les permite aprender o tener determinadas formas de aprender que antes no eran factibles.

¿Y cuáles crees que son los puntos débiles de la IA?

Estas herramientas tienen aún muchas limitaciones. Hay ciertas piezas de información que pueden inventarse —es lo que se conoce como alucinaciones—, así que es muy importante que los estudiantes aprendan a hacer un uso crítico de las herramientas IA, como decíamos antes. Los docentes insistimos mucho en transmitir al estudiantado que las herramientas de IA generativa deben utilizarse en contextos en los que ya se tiene un cierto conocimiento de ellas, porque, si no, es muy difícil revisar si la salida que ha generado la IA tiene o no sentido. Y, a veces, el texto generado por la IA es muy convincente y te puede engañar. Por eso, hay que ser muy consciente de que no puede usarse la salida de una IA sin haberla revisado.

Otro debate abierto son las competencias o habilidades profesionales que puede asumir la IA. ¿Cómo se puede abordar esta cuestión desde la universidad?

Además de los retos docentes, la IA también plantea retos desde el punto de vista de cada disciplina. Las herramientas de IA generativa suponen un salto de calidad, al haber ciertas tareas que pueden llevarse a cabo de una forma lo bastante buena como para hacer obsoleto al humano, por así decirlo. Son quizás tareas residuales, pero sobre las que hay que repensar las competencias que debe adquirir un estudiante. Es algo que va mucho más allá de un rediseño de las asignaturas; es un rediseño de los planes de estudios que traspasa el ámbito de la universidad… Es un cambio social. Quizás tengamos que centrarnos en aquellas tareas en las que realmente aportamos valor añadido como profesionales.

¿Te refieres a dejar las tareas más sencillas o mecánicas para las herramientas de IA y trabajar más a fondo otras competencias y habilidades?

No es algo que pueda hacerse de un día para otro. Hay que ir observando el progreso de estas tecnologías y, también, cómo se usan a un nivel profesional. Yo soy informático, y ahora mismo hay herramientas de apoyo a los profesionales de la programación que todo el mundo coincide en decir que mejoran la productividad. No sustituyen su figura, porque siempre hay que revisar que lo que sugiere la herramienta tiene sentido y es correcto, pero nos llevan a replantearnos cómo tenemos que enseñar a desarrollar software. Si en el ámbito profesional sabemos que utilizarán estos asistentes, quizás en alguna asignatura a lo largo de la carrera habría que ponerlos en contacto con ellos para que aprendan a usarlos de forma adecuada.

También es importante que desde la docencia se fomente el pensamiento crítico hacia el uso de las herramientas de IA generativa.

Personalmente, es uno de los retos más importantes de la IA. Por ejemplo, creo que la redacción de textos ayuda mucho en el proceso de reflexión y de estructuración de los pensamientos, y, por lo tanto, creo que es un valor que no deberíamos hacer que desapareciera de nuestra educación ni de nuestra actividad diaria. La IA es como un bastón: tenemos que usarlo en el momento en que realmente lo necesitamos. Si podemos andar sin bastón, hagámoslo, y utilicémoslo solo allá donde haga falta. Como sociedad tenemos que intentar no volvernos tontos por el hecho de tener una inteligencia artificial que realiza parte del razonamiento. Es fundamental que sigamos aportando la inteligencia natural.

Para llegar a ese punto, es básica la formación en IA también por parte de los docentes. La UOC ha puesto en marcha el curso Primeros pasos con la IA y su aplicación en la educación, en el que has colaborado preparando contenidos.

Yo doy una visión de conjunto de lo que son estas herramientas, cómo funcionan y de qué modo pueden aplicarlas el estudiantado y los docentes. De hecho, creo que puede resultar muy útil para todo el profesorado, ya que ahora mismo interesa que todos partamos de un mismo nivel, que tengamos una base común de conocimiento a partir de la cual poder ir construyendo. Evidentemente, la IA avanza muy rápidamente, pero es necesario partir de esa base común para, después, poder hacer propuestas concretas para nuestras asignaturas.