Transformación digital y pandemia: siete tendencias educativas para la era pos-COVID-19

13 mayo, 2020

Desde el acceso masivo a internet a mediados de los años noventa del siglo pasado, la transformación digital ha sido un fenómeno que ha ido afectando todos los ámbitos de la actividad humana. En unas primeras etapas, este proceso se limitó a digitalizar lo analógico y a virtualizar lo físico. Más adelante, a acelerar procesos simplificando las cadenas de valor en la producción de bienes y servicios, llegando incluso a multiplicar por factores exponenciales la escalabilidad de un negocio. Pero la última etapa de este proceso siempre conlleva disrupción, es decir, la mutación total o parcial de la propia actividad mucho más allá de las indudables mejoras obtenidas por la digitalización en las fases iniciales.

“La última etapa de la transformación digital conlleva disrupción”.

Así es como la compra del último CD de nuestra banda de rock favorita o la descarga de los grandes éxitos del 2020 en una tienda en línea han dado paso a Spotify, como la saga completa de Star Trek en Blu-ray ha ido migrando hacia los catálogos de Netflix y HBO, o como —en un futuro no muy lejano— veremos transformarse las grandes industrias automovilísticas europeas y asiáticas en operadoras digitales, gestionando la movilidad de millones de personas mediante una aplicación y una flota de automóviles eléctricos sin conductor.

Podemos encontrar más ejemplos en otros sectores, como las finanzas —que se adaptan a una nueva realidad moldeada por las criptomonedas y las cadenas de bloques— o la salud, que aprovecha la tecnología ponible (wearable) y los teléfonos inteligentes para hacer el seguimiento asistencial de pacientes vía telemática, monitorizando sus constantes y gestionando los datos con sistemas de inteligencia artificial (IA). Pero ¿qué está ocurriendo en el mundo de la educación?

“La COVID-19 podría ser el cisne negro que actúe como disparador de la transformación digital de la educación”.

Pese a la penetración de la tecnología digital en las aulas de escuelas y universidades y a las demandas de capacitación tecnológica reclamadas desde los sectores profesionales y la sociedad en general, el paso del tiempo parece discurrir a menor velocidad en el ámbito educativo de como lo hace en nuestra vida cotidiana.

¿Y si la educación se encontrara aún completando las primeras etapas de su proceso de transformación digital? Uno de los aspectos que caracterizan estas fases iniciales es la generación de conocimiento y recursos para que se desencadene, en su momento, la última etapa de disrupción. Ciertamente, la incorporación paulatina de las llamadas tecnologías educativas en nuestros centros —aulas y campus virtuales como Google Classroom o Moodle, pizarras interactivas, gadgets de robótica, impresoras 3D, portátiles y tabletas, o paquetes ofimáticos de computación en la nube como G Suite for Education o OneDrive de Microsoft—, juntamente con la infinitud de aplicaciones y servicios que utilizamos en nuestra vida cotidiana para relacionarnos socialmente, organizar nuestro tiempo, producir y compartir documentos, gestionar proyectos profesionales, comunicarnos de forma inmediata o disfrutar de nuestras series favoritas, proporcionan a los distintos agentes del ecosistema educativo —estudiantes, docentes, familias, direcciones de centros, investigadores, documentalistas, pedagogos, gestores académicos o ingenieros de sistemas— el bagaje y las condiciones ambientales necesarios para desarrollar nuevas formas de aprender y de organizar la actividad formativa.

“La evolución del ecosistema educativo a partir de esta crisis es poco previsible. Nuevos retos y nuevos factores entran en juego alterando las condiciones del entorno, estresando a sus agentes y creando nuevos nichos para ser ocupados”. 

La llegada de la pandemia podría ser el cisne negro que actúe como disparador de la última fase del proceso de transformación digital de la educación. Es ampliamente compartida la idea de que la crisis generada por la COVID-19 parece haber hecho aflorar, como ningún otro factor hubiera podido hacerlo anteriormente, todas las capacidades, el conocimiento y los recursos disponibles en todos los niveles educativos. Con el objetivo de garantizar la continuidad de la actividad educativa en una situación de máxima excepcionalidad, de la noche a la mañana la red se ha convertido en un auténtico bazar de herramientas, recursos de aprendizaje, experiencias, y consejos de cientos de opinadores sobre educación en línea.

Sin embargo, esta crisis tiene mucho de global y poco de común. En mi opinión, reúne cuatro características que pueden situar su desenlace lejos de la superficie y del alcance de las miradas de muchos expertos, demasiado enfocadas en la inmediatez y presas por el sentido común. Me refiero a las siguientes características:

  1. Su carácter global: no existen oasis ni territorios neutrales; las soluciones locales dependen de soluciones globales y viceversa.
  2. Su naturaleza sistémica: afecta a todos los sectores y ámbitos de la actividad humana, sus causas y sus consecuencias son interdependientes con lo que ocurre fuera del ámbito educativo.
  3. Su profundidad insondable: los efectos de la crisis no son medibles solamente observando indicadores de primer nivel; todo lo que ocurre tiene raíces profundas de naturaleza estructural.
  4. Su elevado grado de incertidumbre: no sabemos qué va a ocurrir ni cómo, ya que carecemos de modelos y puntos de referencia.

La evolución del ecosistema educativo a partir de esta crisis es poco previsible. Nuevos retos y nuevos factores entran en juego alterando las condiciones del entorno, estresando a sus agentes y creando nuevos nichos para ser ocupados. Algunas de las tendencias del aprendizaje previstas para el siglo xxi van a quedar obsoletas. Otras, en cambio, se verán potenciadas y se convertirán en parte constitutiva de nuevos modelos y nuevas prácticas educativas.

Concluyo este post proponiendo un ejercicio a sus lectores y lectoras. He seleccionado siete tendencias «pre-COVID-19» sobre el futuro de la enseñanza (ver tabla), todas ellas formuladas a partir de análisis de distintos informes y de las aportaciones de diferentes expertos [1]. Invito a quienes las lean a reflexionar e intentar identificar cuáles de ellas se verán potenciadas, cuáles perderán su relevancia y cuáles formarán parte del nuevo ecosistema educativo en la era pos-COVID-19.

 

TENDENCIA 1. 

Informalización del aprendizaje

Incremento del aprendizaje informal potenciado por la red y la tecnología digital. Tiene relación con el llamado aprendizaje continuo referido a la interconexión de aprendizajes adquiridos en diferentes ámbitos (profesional, social, académico, lúdico, etc.). Con formas de crear y distribuir el conocimiento distintas de las del aprendizaje formal, penetra en la actividad formativa de los entornos académicos.
TENDENCIA 2. 

Aprendizaje a lo largo de la vida (lifelong learning)

Actividad formativa a lo largo del ciclo de vida de una persona que no está vinculada solamente a unas etapas determinadas. Tiene lugar tanto en ámbitos formales como informales y en contextos diferentes (laboral, académico, doméstico, etc.). La capacidad de los estudiantes para diseñar su trayectoria formativa a lo largo de la vida y de disponer de habilidades superiores para aprender en contextos digitales se considera un aspecto crítico.
TENDENCIA 3. Aprendizaje autodirigidoLa personalización del aprendizaje es uno de los mantras más recitados por responsables docentes y gestores formativos. Sin embargo, la verdadera personalización es aquella que empodera y capacita a las personas para tomar sus propias decisiones con relación a su proceso formativo, y para aprovechar las incontables oportunidades de aprendizaje que ofrecen la red y el ecosistema educativo. En un contexto de formación a lo largo de la vida y con una tendencia creciente hacia la informalización, la capacidad de dirigir y gestionar el propio aprendizaje es esencial.
TENDENCIA 4. 

Aprendizaje social (social learning)

El aprendizaje social está en la base de teorías y movimientos de renovación pedagógica anteriores a la red y en numerosos enfoques y pedagogías emergentes actuales, como por ejemplo la clase inversa (flipped classroom), el movimiento maker o design thinking. La proliferación en los ámbitos profesionales y domésticos de aplicaciones y herramientas de computación en la nube, de comunicación o de gestión de proyectos contribuye a la realización de experiencias educativas de tipo socioconstructivista basadas en la colaboración.
TENDENCIA 5. 

Deslocalización

Como ocurre con otras actividades, el aprendizaje ya no puede estar referenciado por coordenadas espacio-temporales. La conexión permanente y las aplicaciones de computación en la nube que ofrecen los dispositivos móviles permiten aprender en cualquier momento y lugar, disfrutando de las prestaciones elevadas en cuanto a acceso a la información, a la comunicación y a la productividad ofrecidas por el entorno tecnológico.
TENDENCIA 6. 

Automatización

Los avances en inteligencia artificial (IA) empiezan a esbozar escenarios educativos con bots y asistentes virtuales desempeñando diferentes papeles en los procesos académicos y formativos. Asimismo, la confluencia de la analítica de aprendizaje (learning analytics) con los algoritmos de IA (machine learning) ponen al alcance de docentes e instituciones educativas la posibilidad de personalizar el aprendizaje diseñando de forma dinámica contenidos y actividades a medida.
TENDENCIA 7. 

Liberalización de la acreditación

La irrupción de la tecnología de cadena de bloques (blockchain) en el ecosistema educativo abre la posibilidad de disponer de sistemas de reconocimiento y acreditación de competencias, habilidades y experiencias formativas sin necesidad de disponer de archivos centralizados en instituciones determinadas. Aprendizajes adquiridos en espacios informales o destrezas desarrolladas en entornos corporativos pueden ser acreditados de forma fiable, permanente y detallada.

Tabla 1. Siete tendencias educativas pre-COVID-19.

[1] Ver: Mas, X. (2017). Quo vadis? Una mirada hacia la otra orilla. En Mas, X. (2017). El tejido de Weiser. Claves, evolución y tendencias de la educación digital. Barcelona: Editorial UOC.

Imagen de Peter Olexa a Pixabay

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Autor / Autora
Especialista en educación digital y diseño formativo en el eLearning Innovation Center, centro de innovación educativa y transformación del aprendizaje de la Universitat Oberta de Catalunya. Es doctor en Educación y Sociedad por la Universidad de Barcelona y profesor de la Facultad de Educación de dicha universidad. Ha estado dedicando su carrera al trabajo como asesor pedagógico, diseñador del aprendizaje y gestor de innovación educativa desde 1997, publicando trabajos y artículos relacionados con estas áreas. También se ha dedicado a la actividad editorial creando y dirigiendo la colección OuterEDU (Editorial UOC). Sus intereses giran en torno al fenómeno del aprendizaje en la red, el papel de la educación en la Sociedad Digital y la aparición de nuevas modalidades formativas basadas en la IA y el edTech en general.
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