Autismo y diversidad de género: ¿cómo aborda la bibliografía científica esta coocurrencia?

2 abril, 2024
autisme i diversitat de gènere Unsplash

¿Qué diferencia hay entre una persona trans neurotípica y una persona trans neurodivergente? Podemos intuir que la manera en que los profesionales abordan su identidad de género es distinta en un caso y en otro. Sin embargo, ¿con qué elementos cuentan dichos especialistas para saberlo a ciencia cierta? ¿Qué se sabe de la coocurrencia de autismo y diversidad de género? Con ese espíritu realizaron Marcella Mezzatesta y su equipo una scoping review de la literatura científica existente en torno a este colectivo —personas con trastorno del espectro autista que expresan diversidad de género—, cuyas conclusiones expusieron en un seminario en línea impartido por la propia Mezzatesta —psiquiatra de la Unidad multidisciplinar del Trastorno del Espectro del Autismo (UnimTea) del Área de Salud Mental del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, y también psiquiatra adjunta de la Unidad de Diversidad de Género en el mismo centro— y moderado por Ferran Marsà, director del máster de Psicología Infantil y Juvenil de la UOC, en el marco del ciclo de conferencias del mismo máster.

Algunos datos sobre la scoping review

Una scoping review es una revisión sistematizada de estudios sobre una temática en concreto que intenta detectar, en este caso, los posibles fallos o carencias que existen sobre investigación de la coocurrencia de autismo y diversidad de género.

Para esta revisión, se seleccionaron un total de 29 estudios estableciendo varios criterios previos: hacerlo bajo una serie de palabras clave pertinentes (aun cuando pudieran ser capacitistas), buscando en cuatro bases de datos y con requisitos como que dichos estudios incluyeran a la población infantojuvenil y a los adultos jóvenes de 18 a 25 años, según criterio de la OMS.

El equipo investigador lo integraban, además de Marcella Mezzatesta y Ferran Marsà, personal de Psicología y Psiquiatría de las unidades de Autismo y Diversidad de Género del Hospital Sant Joan de Déu; Gerard Coll Planas, doctor en Sociología experto en interseccionalidad y, en algunos tramos, Eider Sanz, como persona experta perteneciente al colectivo trans con autismo.

¿Qué tipo de investigación se está realizando sobre la coexistencia entre autismo y diversidad de género?

En cuanto a los motivos que llevaron al equipo a esta revisión, Mezzatesta indica que “había muy pocos estudios que intentaban comprender qué tipo de investigación se estaba realizando sobre la coexistencia entre autismo y diversidad de género. Pero no solo eso, sino también queríamos analizar quiénes estaban participando en estos estudios y, por tanto, quiénes se estaban quedando fuera”. Otras razones para evaluar la literatura científica sobre coocurrencia de autismo y diversidad de género era “intentar saber cómo se estaba construyendo el conocimiento sobre esta temática y cómo revertía para el beneficio del colectivo”.

La revisión buscaba, además, establecer una mirada crítica, centrada en la población infantojuvenil y adulta joven. Los antecedentes de los que parte el planteamiento se extrajeron de estudios que advierten que el colectivo de género diverso y la población autista tienen menos probabilidad de acceder a recursos sanitarios y tienen necesidades de salud que no son atendidas. También, por parte de los profesionales que los acompañan, hay tres obstáculos principales:

  1. Dificultades de comunicación con el colectivo
  2. Falta de formación para su abordaje y acompañamiento
  3. Cierta mirada patologizadora de la diversidad y discapacitante del autismo

En cuanto a las cifras del colectivo, Marcella Mezzatesta rescató datos de una revisión de artículos realizada en 2020 y que indica que entre un 5 y un 13% del segmento infantojuvenil que consulta acerca de la identidad de género cumpliría con los criterios de autismo; dentro de la población autista, entre el 4 y el 6% pertenecerían al colectivo trans o de género diverso.

Perspectiva interseccional y estrés de minorías: clave para entender la realidad de las personas con autismo y diversidad de género

Entre los marcos teóricos que interesaban en la revisión se halla la perspectiva interseccional, que puede agregar un plus de comprensión al abordaje terapéutico de dicho colectivo. La teoría interseccional defiende que todas las personas estamos atravesadas por diversos ejes identitarios que nos hacen desiguales entre nosotras, ya que según cómo se crucen dichos ejes se van a generar escenarios específicos y distintos entre sí; según el valor que dé la sociedad a cada uno de esos vectores, nos encontraremos en situación de más poder o más vulnerabilidad. Entre esos vectores, que no son estáticos y pueden cambiar, se encuentran la edad, los ingresos, el grupo étnico o la educación recibida; pero también el sexo, el género y la diversidad psíquica o física. “Esto, en términos de salud, es algo a tener en cuenta, sobre todo cuando nuestras intersecciones nos alejan de poder acceder a ciertos recursos”, explica la ponente.

Junto a la perspectiva interseccional, Marcella Mezzatesta también aludió al estrés de minorías como modelo para entender la realidad de personas con diversidad de género. Este modelo, postulado por Meyer en 1995 y que retomó Testa en 2015, sostiene que las minorías sexuales, por su vulnerabilidad, están sometidas a niveles de estrés altos y crónicos. Una serie de factores externos (victimización y violencia verbal y física, discriminación, rechazo social e institucional…) implican un estrés que afecta a factores internos (internalización de actitudes negativas, anticipación de dichos prejuicios o encubrir su verdadera identidad).

Preguntas y respuestas de la investigación sobre la relación entre autismo y diversidad género

La revisión se centró en cinco preguntas:

1. ¿Qué metodología se estaba utilizando en el diseño de los estudios seleccionados?

Mezzatesta incide en dos factores: el primero es que “la mayor parte del conocimiento se está produciendo en el contexto anglosajón”, es decir, Estados Unidos, Gran Bretaña o Australia. El segundo es que la metodología cuantitativa era hegemónica frente a la cualitativa o la mixta. De los 29 estudios sometidos a revisión, 23 formaban parte de aquella; solo cuatro aplicaban una metodología cualitativa y dos más la mixta, más interesantes que la primera, según el criterio de la experta.

2. ¿Qué modelos teóricos se estaban reflejando para intentar comprender esta coocurrencia?

Se han detectado cuatro modelos teóricos utilizados. El modelo más frecuente apuntaba a las características del autismo (como el estilo de pensamiento inflexible) asociadas a las experiencias vividas de diversidad de género; el segundo modelo más frecuente es el de los factores biológicos y biológico-genéticos ligados a esta coocurrencia; el tercer modelo más usado era mixto (sumando factores biológicos y características del autismo, por ejemplo). El cuarto modelo, el menos frecuente, intenta incorporar factores sociales y culturales, como la necesidad de validación o el estrés de minorías, a la comprensión de esta coocurrencia.

3. ¿Se utilizaba la perspectiva interseccional en la investigación?

Esta  arrojó «un resultado que no nos sorprendía, porque era lo que pensábamos encontrar»: cerca del 90% de los artículos no la incorporan. Pero dentro de ese porcentaje, un tercio «tenía en cuenta variables sociodemográficas relacionadas con la interseccionalidad»; eso sí, no las correlacionaban con la implicación de ser una persona autista y trans en distintos contextos sociales. Solo dos de los 29 estudios presentaban esa mirada interseccional.

4. ¿Había diseños con participación activa en la investigación llevada a cabo?

Solo dos estudios cuentan con participación activa de personas trans con autismo, y son los dos que aplican esa perspectiva interseccional.

5. ¿El equipo investigador de cada uno de los estudios intentó ver qué pasaba en los entornos virtuales como las redes sociales?

Solo un artículo las menciona de pasada. Pero ninguno habla de temas “que son muy interesantes y nos pueden servir mucho cuando estamos haciendo acompañamiento de estas personas; por ejemplo, si han hecho sus primeras revelaciones de identidad de género en contextos en línea, en qué tipo de redes…”. Por otra parte, las redes sociales son un arma de doble filo: les proveen de recursos informativos y de sentido de comunidad, pero también pueden ser espacios de violencias, como el ciberbullying. Y de ahí la importancia de tenerlas en cuenta.

¿Cómo abordar en el futuro la investigación sobre la coocurrencia de autismo y diversidad de género?

Con la información obtenida, Mezzatesta abordó las conclusiones de la scoping review, que se resumen en los siguientes puntos:

  • Se proponen diseños participativos, longitudinales y que exploren más las metodologías cualitativa y mixta.
  • Aplicar la interseccionalidad y explorar otras intersecciones sumadas a las dos estudiadas: por ejemplo, religión, nivel socioeconómico, etnia, edad o diversidad funcional.
  • Una actitud “proactiva” para descentralizar la producción literaria en este ámbito que, tal como se extrae de la revisión, se genera mayoritariamente en países anglosajones. “No es lo mismo ser una persona autista trans en Estados Unidos que serlo en un entorno rural de Extremadura”, puntualiza Mezzatesta; “no todos los resultados de una investigación son extrapolables a todas las realidades de este colectivo”.
  • Evitar el reduccionismo en los modelos explicativos.
  • Explorar el mundo virtual en relación con las exploraciones identitarias es, en palabras de Marcella Mezzatesta, “una tarea pendiente de las publicaciones científicas”; también, en este sentido, es importante saber a qué violencias específicas está expuesto el colectivo en el entorno virtual.

Recupera aquí la sesión organizada por los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC:

 

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