Intervención psicológica con personas en riesgo de exclusión y/o vulnerabilidad social

19 febrero, 2024
Psicologia social comunitària Imatge de Freepik

¿Tienes curiosidad por el mundo de la psicología social comunitaria? ¿Te gustaría conocer cómo se realiza la atención psicológica desde uno del abordaje psicosocial? ¿Quieres saber cuáles son las características específicas de la práctica psicológica en el ámbito social y comunitario, precisando las bases de una intervención integral y comprometida con las comunidades?

Alba Ramírez, graduada en Psicología por la UAB, especializada en ámbito jurídico y forense, trabaja en proyectos sociales con personas con riesgo de exclusión o vulnerabilidad social en la Fundación Ires de Barcelona. En el marco de la IV Feria de Empleo de la UOC, Ramírez ha presentado el Proyecto FILS, que lidera dentro de la organización en la que trabaja como psicóloga. Su exposición sirvió para detallar los aspectos más importantes de un trabajo de intervención psicosocial, basado en procesos “intencionalmente diseñados”, partiendo de su experiencia en la Fundación Ires y el Proyecto FILS.

Ramírez señaló que es necesario entender que las intervenciones psicosociales «tienen diferentes fases y que cada una tiene sus especificidades, que son importantes a la hora de llevar a cabo un proyecto social». En este sentido, también subrayó que es necesario saber la intención de los proyectos que se llevan a cabo y pensar por qué se hace lo que se hace y cuál es el objetivo. Asimismo, también es necesario tener “una planificación metódica” y ejecutar el proyecto con precisión, siendo “transparentes y cuidadosos”.

La intervención social afecta a diferentes dimensiones vitales de la persona y, por tanto, desde aquí se puede incidir. Todo lo que hace referencia a estos ámbitos debe observarse para hacer un “diagnóstico social” de la persona. Ramírez resumió los principales ámbitos a analizar. En el ámbito personal, se trabajan aspectos como la autoestima, la autonomía personal, la identificación y la gestión de las emociones; en cuanto al ámbito familiar, es necesario ver las relaciones entre sus miembros y la calidad de estas relaciones; también las competencias, la comunicación… Otra esfera es la comunitaria, lo que significa ver la capacidad que tiene la persona para establecer relaciones horizontales provechosas, de conocer y beneficiarse de recursos como bibliotecas, centros cívicos o deportivos, etc. También se analiza la dimensión material, para ver cómo gestiona los ingresos, y por último, también se tiene en cuenta la dimensión de salud, que «entendemos como un bienestar psicológico global», ligado a hábitos saludables de alimentación, higiene o actividad física.

¿Cómo se realiza la intervención psicológica desde un abordaje psicosocial?

Ramírez destacó que la intervención psicosocial trabaja desde un punto de vista integral, por lo que tiene en cuenta las diferentes dimensiones vitales de la persona. En contextos de vulnerabilidad o riesgo de exclusión social «será importante poder trabajar paralelamente con la mayoría de dimensiones que se ven afectadas». No es habitual trabajar con una persona un solo aspecto, por lo que es necesario coordinarse con referentes de otros servicios que pueden tratar otros ámbitos de la persona.

En este sentido, la psicóloga desgranó cuáles son las funciones de la psicología en los proyectos de intervención psicosocial. Es importante tener claro el contexto de intervención, si se hace un acompañamiento jurídico o es un proyecto social más enfocado al bienestar psicológico. También hay que definir el colectivo y el tipo de población con el que se está trabajando (no es lo mismo trabajar con niños, que con jóvenes o mujeres, o mujeres que quizás se encuentran en una situación especial porque pasan por un proceso de duelo migratorio). «Las personas con las que nos relacionamos marcará mucho el tipo de intervención que haremos, teniendo en cuenta las necesidades específicas que tiene esta población», subrayó Ramírez.

¿Cómo nace y cómo se sostiene un proyecto de intervención psicológica con personas en riesgo de exclusión social?

La psicóloga describió la decena de proyectos que desarrolla la fundación para la que trabaja y explicó que la labor de la organización se sostiene a través de subvenciones y licitaciones públicas, ingresos que provienen de órganos más estructurados, departamentos de la Generalitat, o de la partida económica de un ayuntamiento. «Partimos de una demanda previa, hay alguien o un órgano que ya tiene una idea de lo que quiere: a partir de aquí se hace un proyecto de intervención psicosocial, se diseña y se piensan las fases de ejecución», contó. El diseño de los proyectos, defendió la psicóloga, deben tener en cuenta a todas las personas beneficiarias del proyecto o acompañamiento.

Ramírez dedicó parte de la conferencia a contar el día a día a su fundación y detallar algunas tareas que requiere cada proyecto. Una fase importante del proyecto son las entrevistas de acogida, en las que se recoge la demanda exacta de lo que espera la persona. Es el momento para reajustar las expectativas. La acogida permite realizar una evaluación para ver el punto de partida: cómo llega la persona (en cuanto a habilidades sociales, bienestar psicológico, cómo afronta los problemas, cuáles son sus recursos, cómo ha sido la infancia, qué acontecimientos han sido un punto de inflexión, tanto positiva como negativamente, y qué objetivos considera que debe trabajar). A partir de aquí se realiza el plan de trabajo.

La psicóloga resaltó que es importante que, en lo que se refiere al plan de trabajo, la persona beneficiaria pueda delimitar los objetivos y, en este sentido, “se deben respetar sus tempos”. También será necesario que exista una buena coordinación con otros referentes de otros servicios que puedan estar trabajando otros ámbitos de aquella persona. Por último, el proyecto acaba haciendo un seguimiento para ver si la persona ha podido consolidar aquellos aspectos que ha trabajado. «Es importante hacer una buena evaluación posterior de los proyectos de intervención social, comprobar si han tenido un impacto», dijo Ramírez.

La «caja de herramientas» del profesional de la psicología social comunitaria

El Proyecto FILS que coordina Ramírez desde la Fundación Ires realiza tareas de formación, prevención y sensibilización a través de talleres a demanda de otros proyectos propios de la fundación o de otros servicios o centros educativos. El trabajo como psicóloga en este campo implica disponer de una «caja de herramientas» que es la «base» para desarrollar las tareas que se desarrollan. Esta caja de herramientas incluye: «incorporar la perspectiva de género interseccional, situada y coherente a la población que estoy trabajando», tener una «perspectiva social crítica (es importante el cuestionamiento constante por casos complejos porque hay muchas dimensiones vitales afectadas)» ; establecer una relación más humana que no sea tan distante, porque «al final es como un crecimiento mutuo», una relación horizontal persona interventora-intervenida; tener en cuenta la responsabilidad, la ética y la deontología, siendo «conscientes de la confidencialidad, del tipo de intervención» y pensar que podemos reproducir prácticas racistas o machistas, teniendo en cuenta que formamos parte de un sistema que es así. Finalmente, es necesario tener conocimiento de diversas áreas y una actualización constante, tener flexibilidad y capacidad de adaptación. «Nos adaptamos nosotros a las necesidades oa lo que nos dicen las personas que intervenimos, y no a la inversa», concluyó Ramírez.

Recupera la sesión ‘Intervención psicológica con personas en riesgo de exclusión y/o vulnerabilidad social’ de la IV Feria Virtual de Empleo de la UOC a continuación:

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Autor / Autora
Periodista colaborador
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