Los espacios familiares: espacios para crecer

2 julio, 2019

Marta Reinoso Bernuz, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación y del máster universitario en Psicología infantil y juvenil: técnicas y estrategias de intervención, e investigadora del grupo de investigación PSINET

«¿Como sé porque mi bebé llora, si es de sueño o de hambre?»; «Sólo quiere estar en brazos y todo el mundo nos dice que la estamos malcriando»; «No tengo ni un segundo para mí, estoy agotada … y soy inmensamente feliz a la vez»; «Sé que debería ser la etapa más bonita de mi vida pero lo cierto es que sólo tengo ganas de llorar», «Vuelvo a trabajar y ya tengo ganas, pero me escondo porque me siento mal y juzgada»; «El papel de la madre está claro… ¿pero que se espera de mí como padre?»

Estas son algunas de las cuestiones que se plantean en los espacios familiares, unos servicios especializados de atención a las familias con niños y niñas de entre 0 y 3 años que ofrecen un entorno grupal de intimidad y confianza donde compartir vivencias con el apoyo de profesionales. La mayoría de veces los asuntos que se comentan no son solamente intelectuales, sino que tienen una vertiente afectiva muy importante. Y es que tener un hijo o hija es una experiencia intensa y transformadora, que genera muchas expectativas e ilusiones, y al mismo tiempo grandes incertidumbres y dudas. En este sentido, hoy en día tenemos a nuestro alcance gran cantidad de recursos -seguramente más abundantes y accesibles que nunca- referentes a desarrollo y la educación de los niños y las niñas. Sin embargo y paradójicamente, también es mayor la sensación de desorientación, aturdimiento y soledad que muchos padres y madres sienten hacia la enriquecedora y a la vez delicada y compleja tarea de la crianza.

 “Una necesidad fundamental del niño es poder encontrar su propia mente en la mente del otro”

Peter Fonagy


El espacio familiar como dispositivo de relación y encuentro

Ayudar al niño o niña a desarrollarse de manera saludable y armónica requiere atender sus necesidades físicas básicas y también, y muy especialmente, las de carácter afectivo, relacional y expresivo. Los especialistas afirman que es el adulto quien, con sus respuestas, hace de filtro y ordena la realidad del bebé. Este proceso incluye lo que se conoce como función reflexiva o mentalización (Fonagy, 2004) e implica la capacidad de los padres y madres y otros adultos significativos de conectar con lo que el niño está sintiendo para contener, poner palabras y dar sentido a la experiencia interna. Este eco ajustado del adulto proporciona una sensación de unidad y coherencia, contribuye a la organización del pensamiento y facilita el establecimiento de las bases de la simbolización y el lenguaje; también es clave para la regulación emocional y el establecimiento de relaciones interpersonales satisfactorias. En términos similares lo plantea Boris Cyrulnik, neuropsiquiatra y experto en resiliencia, cuando afirma que el ser humano nace profundamente inmaduro, frágil y vulnerable, y que ningún niño puede desarrollarse si no puede encontrar a su alrededor una envoltura sensorial que el rodee y tutorice su desarrollo (Rubio y Puig, 2015, p.9).

Es en este contexto que el espacio familiar emerge como un dispositivo de relación y encuentro donde poder pensar en uno mismo y en la criatura, y en la interacción mutua. La mayoría de los espacios toman como referencia «La Maison Verte», un dispositivo interdisciplinar francés impulsado por Françoise Dolto en 1978. Esta experiencia se ha extendido y actualmente existen muchas iniciativas, de carácter público y privado, y que se articulan alrededor de diferentes miradas y concepciones teóricas. A modo de ejemplo, seguramente uno de los programas más reconocido es el “Ja tenim un fill”, promovido por el Instituto de Educación de Barcelona y el Instituto Catalán de la Salud, el cual está dirigido a las familias que acaban de tener un bebé y hasta aproximadamente los 8 meses.

El papel de los profesionales en los espacios familiares

Estos espacios familiares están conducidos por especialistas de la salud mental y la crianza (habitualmente del ámbito de la psicología, la psiquiatría, la educación infantil y la enfermería) que desarrollan la función de «acogedores». Y esto es así porque acogen los niños, los protagonistas del espacio, a los que se les habilita un lugar cálido en el centro de la sala: un colchón o estera, con la «cesta de los tesoros» y / u otras propuestas adecuadas a su edad. Esto permite a los niños y niñas ponerse en acción y explorar materiales, texturas, colores, formas … descubrir (se) y sorprenderse, estructurar y reestructurar (se); y, en definitiva, desplegar su juego de forma espontánea y a su propio ritmo, avanzando en el proceso de subjetivación.

«El primer movimiento de la pequeña mano hacia las cosas, el impulso de este movimiento, representa el esfuerzo del yo para penetrar en el mundo«

Maria Montessori

El juego es la expresión más auténtica y el medio de aprendizaje más efectivo del niño

Jean Piaget


espacio familiar ayuntamiento de barcelona
Espacio familiar del Ayuntamiento de Barcelona

Por otro lado, los profesionales de los espacios familiares acogen también a los adultos, habitualmente madres, aunque cada vez más también padres y abuelos. Los reciben físicamente, facilitándoles un espacio alrededor de las criaturas -normalmente cojines en el suelo, favoreciendo así el contacto y la comunicación-, y también psíquicamente y simbólicamente, dando espacio a la palabra. No hay prisas ni nada preestablecido, por lo que lo que se plantea se definido en función de la particularidad de los asistentes y de sus intereses, necesidades y demandas. Se trabaja desde la sutileza y con una disposición de escucha, respetando la pluralidad y lo que se presenta tal y como es. En ocasiones también se proponen algunas actividades, como contar cuentos o cantar canciones de cuna, y ofrece algo para tomar.

Todo ello para crear un clima cercano y distendido en el que todo el mundo se pueda sentir cómodo y con libertad para expresarse. De esta manera, garantizando el respeto y la confidencialidad, se abre la oportunidad de desvelar inseguridades e inquietudes -la mayoría habituales y comunes-, pero que si no se trabajan pueden dificultar la vinculación con el hijo o la hija y la puesta en práctica de buenas prácticas parentales en este periodo tan sensible y tierno.

En este sentido, lo que se comparte no son tanto consejos o «recetas mágicas», sino comprensión, estrategias y reconocimiento para reforzar una percepción positiva de la maternidad y la paternidad, y de su propia competencia. Porque de madres y padres perfectos defecto, ni tampoco pautas universales o un modelo educativo familiar único; más bien se trata, tal y como lo formula Winnicot (1992), de ofrecer un ambiente facilitador y de ser unas figuras «suficientemente buenas» para la criatura. Esto significa adaptarse a sus necesidades de manera adecuada y de acuerdo al momento madurativo, lo cual es también todo un aprendizaje.

“Cada niño nos invita a crecer con él”

Rebeca Wild


Una crianza más rica y placentera

Entendiendo que el grupo familiar es el primer contexto de vida y de desarrollo, este tipo de dispositivos como el espacio familiar ofrecen la posibilidad de plantear un escenario intermedio en que el niño y niña entra en contacto con los demás pero mantiene también cercana la figura referencia. Esto favorece el proceso de separación y la adquisición de la autonomía de forma gradual y progresiva. A la vez, estos espacios suponen también un contexto de socialización para las familias, un «laboratorio y observatorio» natural -y a la vez y excepcionalmente- donde vivir y entender, desde la cotidianidad, el crecimiento y el desarrollo de los más pequeños y pequeñas. El grupo promueve la creación de redes de relación y apoyo dentro de la comunidad, el «hacer tribu». Este intercambio permite, asimismo, apreciar las diferentes miradas y matices (generacionales, culturales, etc.) y el alimento mutuo, favoreciendo, una crianza más rica y placentera.

El hecho de que los encuentros se mantengan semanalmente ofrece a las familias la posibilidad de hacer un recorrido, poniendo de manifiesto las constancias y fluctuaciones en su hacer y su día a día. A la vez, encuentro tras encuentro se van habilitando las condiciones para generar nuevas experiencias significativas. Por otra parte, para el profesional, esta continuidad permite ofrecer un acompañamiento y sostenimiento más duradero y profundo, y también intervenir de forma temprana. De esta manera es posible la detección precoz de cualquier desajuste o situación de riesgo y vulnerabilidad, y la coordinación con otros recursos de la red asistencial, para favorecer la evolución saludable y la calidad de vida del niño o niña y su familia.

Los espacios familiares y otro tipo de dispositivos e intervenciones se tratan en las asignaturas
Atención precoz, crianza y trabajo con familias y Técnicas y estrategias de intervención I: 0-6 años del
máster universitario en Psicología infantil y juvenil: técnicas y estrategias de intervención, así como en el programa del grado de Psicología.

ENLACES DE INTERÉS

Referencias

Fonagy, P. (2004). Teoría del apego y psicoanálisis. Barcelona: Espaxs.

Rubio, J.L. I Puig, G. (2015). Tutores de resiliencia. Dame un punto de apoyo y moveré MI mundo. Barcelona: Gedisa.

Winnicott, D. W. (1992). Los procesos de maduración y el ambiente facilitador. Barcelona: Gedisa

Recursos

Instituto de Infancia y Adolescencia (2017). Serveis socioeducatius per a la primera infància: anàlisi de models d’espais familiars. Recuperado de: http://institutinfancia.cat/noticies/presentem-lanalisi-models-despais-familiars/

Maternitat sense filtres (Diari Ara).  https://interactius.ara.cat/maternitats-sense-filtres

Pascual, S. (2012). Dels espais familiars al treball comunitari amb infància i famílies: una experiència pràctica. Butlletí d’Inf@ncia, 58, 1-11. Recuperat de: https://dixit.gencat.cat/web/.content/home/04recursos/02publicacions/02publicacions_de_bsf/04_familia_infancia_adolescencia/butlleti_infancia_articles_2012/links/58-profunditat.pdf

Tarrés, M.R. (2007). Els espais familiars. Un projecte d’atenció a les famílies amb infants petits. Desenvolupa, 28, 55-71

Asociaciones

Associació la Causa dels Nens i Adolescents (ACNIA)

Associació de professionals d’espais familiars de Catalunya

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