Françoise Benhamou en la Universitat Oberta de Catalunya

19 de octubre de 2015

En el marco del IV Seminario Los Retos de la Edición Digital, celebrado el pasado 1 de octubre en la Universitat Oberta de Catalunya, Françoise Benhamou dictó una interesante conferencia sobre la evolución de la relación entre autores y editoriales a raíz de la progresiva implantación del libro digital. La profesora de la Université Paris-13 basó la exposición en su libro Le livre à l’heure numérique, ensayo muy recomendable para aquellas personas que quieran tener una visión global de los cambios que ha causado la digitalización en la industria cultural, no sólo en el ámbito editorial, sino también en el de la música, la prensa, etc..

Françoise Benhamou organizó su presentación alrededor de cuatro puntos, que son los cuatro elementos que, en su opinión, influyen sobre la relación entre el autor y el editor en el nuevo ecosistema digital. Introdujo la presentación con un repaso rápido a la situación del libro digital señalando que se está desarrollando más lentamente en Europa que en los Estados Unidos -donde su crecimiento, por cierto, se está moderando. Sin embargo, según afirmó, lo digital da miedo al mundo editorial. La reducción de las ganancias en los sectores de la prensa y de la música y el consumo creciente de contenidos en formato digital han provocado reacciones de protección por parte de las editoriales y de los poderes públicos, como las leyes sobre el libro digital.

El primer elemento que determina la relación entre autor y editor es la revolución de los hábitos de los lectores. Por un lado, con las pantallas, la atención del lector se dispersa y el editor tiene que reaprender su trabajo pensando en ello. Por otro lado, la figura del autor cambia en el entorno digital, su autoridad es cuestionada por los nuevos modos de escritura en internet (blogs, comentarios, etc.).

El segundo elemento que destacó fue la aparición de nuevos actores: los gigantes de internet, que dominan el mercado del libro digital y determinan la relación entre autores y editores. Por su tamaño y sus importantes cuotas de mercado son más eficaces que los editores con menor potencial. Los editores medianos y pequeños a menudo no tienen otra opción que seguir el modelo impuesto por los gigantes. Estas compañías, además, tienen sistemas propietarios: cada corporación vende libros que no se pueden leer en otro dispositivo (Amazon, Apple), lo que añade complejidad a la venta de libros digitales.

El tercer elemento es la remuneración de los autores. Los nuevos modelos económicos fruto de la digitalización han alterado el sistema tradicional de remuneración. La complejidad de la situación se explica también por el hecho de que en Internet coexisten varios modelos comerciales para los libros digitales:

  • Perdura el modelo tradicional, copiado del papel: la venta de libros a un precio fijo por unidad.
  • Se ofrecen libros digitales gratuitos financiados por la publicidad
  • Se vende un servicio: el consumidor paga un servicio asociado a un contenido.

Lo digital permite diversificar la fórmula de comercialización: se puede ofrecer la obra por capítulos o fragmentos, por abono (limitado o ilimitado), por préstamo, etc. De hecho, ya han surgido nuevos modelos como el crowdfunding, que se desarrolla gracias a la economía de la colaboración, que demuestra que las lógicas del negocio y de la producción están evolucionando.

Eso lleva al cuarto elemento que destacó Benhamou: ¿El desarrollo de la autoedición de libros digitales provoca una ruptura? En la producción de un libro digital se puede prescindir de intermediarios y de algunos procesos propios del papel, y eso estimula la autoedición. Como es sabido, se han creado muchas plataformas que facilitan la autoedición, algunas de ellas pertenecientes a grandes plataformas transnacionales (Apple, Amazon, Barnes & Nobles, Penguin Random House…). Sin embargo, la autoedición también puede representar una oportunidad para los editores, ya que puede servir para responder a la demanda de mercados muy especializados, de nicho, y les permite descubrir nuevos talentos. Lo que les da miedo es que la autoedición implica una desintermediación, con lo cual los editores pierden una parte del mercado.

La profesora Benhamou subrayó que uno de los problemas importantes del nuevo escenario digital es el establecimiento del contrato de autor. Todos los cambios referidos por Benhamou añaden complejidad a la gestión y al establecimiento de los derechos de autor, que a menudo provoca tensiones entre editores y escritores.

El contrato de autor formaliza el hecho de que este ceda los derechos de explotación de su obra al editor mediante remuneración, con la idea de que el editor haga una promoción de aquella obra. En el contrato figura la duración de la explotación, la remuneración, etc. Pero la controversia surge por el hecho que para los libros digitales no se pueden calcular los beneficios siguiendo los parámetros del papel.

le-livre-a-l-heure-numeriqueLo digital pone en cuestión muchos de los puntos de referencias que tienen los editores para los libros de papel:

Primero; los libros digitales se venden más baratos, así que hace falta repensar el porcentaje para el autor, ya que sus ganancias son mucho más bajas si la tasa es la misma comparando la edición en papel y digital (teniendo en cuenta que los costes de producción son menores para la edición digital que para la de papel).

Segundo; hace falta repensar la duración de la licencia, ya que el libro digital no tiene la misma vida que el libro de papel. De hecho, hay debates sobre este tema a nivel Europeo (Reporte REDA).

Tercero, cómo negociar los contratos para el fondo del catalogo de las editoriales, cuyos autores son a veces difíciles de encontrar. El Open Access podría ser una respuesta que tendría como fin el de dar a conocer una cultura o un conocimiento al público más que de obtener ganancias. Benhamou evocó también el problema de la piratería, que representan problemas relativos a los derechos de propiedad intelectual.

Benhamou concluyó diciendo que la migración a lo digital reactiva conflictos de interés entre editores y escritores. Los derechos de autor son cuestionados por el cambio de organización de la cadena de valor y la remuneración del escritor; se borra la frontera entre autor y editor a raíz de la desintermediación; los contratos de autor pensados para la explotación de una obra en papel deben reformularse, ya que con el libro digital las normas y los usos cambian. Además, aparece un conflicto de interés entre la difusión y la protección: por ejemplo, en el entorno digital es muy cuestionable la duración actual de 70 años de los derechos de autor.

La conferenciante propuso algunas líneas de reflexión para el futuro del sistema editorial:

– ¿Transformar el autor en un asalariado (pagarle para una prestación y no según los beneficios) podría ser una solución?

– ¿Invertir el digital con el papel, o sea producir el libro digital primero e imprimir si hace falta (print-on-demand) es el futuro?

Una idea importante que se destacó en el debate que siguió a la presentación fue el desarrollo de la función social de los lugares físicos, debido a la expansión de lo digital. Se realizan, cada vez más, actos en las librerías, además de presentaciones de autores y libros (como pasó con la música, los conciertos, etc.) para compensar la virtualidad propia del consumo de obras digitales.

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