El webcómic: (no tan) improbable mejunje para un TFM

6 de abril de 2023
David Toledano Salguero

Escribir sobre el trabajo de uno mismo es un asunto delicado. 

Delicado e incierto.

Una línea de más sobre las fatigas del proceso y sus dificultades puede interpretarse fácilmente como la prueba de una personalidad ególatra. Por otro lado, los excesos de contención y humildad podrían parecer impostados, habida cuenta del tiempo y energías que requiere la empresa. Los ingredientes para el desastre están ahí, esperando la mano temblorosa que los mezcle en un puchero colmado de dudas. 

Y yo nunca he sido muy hábil entre fogones… 

La misma incertidumbre me asola en todos los proyectos que he llevado a cabo y, por lo tanto, también estuvo presente cuando debía formular el título, la justificación y la viabilidad de un ensayo que a duras penas había esbozado al inicio de la asignatura. Quiero creer — movido quizás por ese sentimiento de camaradería que aflora en los compases finales de cualquier actividad compartida— que la mía es una experiencia análoga a la de las demás compañeros y compañeras, pero alguna de ellas me confesó hace tiempo el haber concebido su TFM con muchísima antelación. Por supuesto, se trataba de una estudiante (y amiga, añado con orgullo) excepcional.

Sin embargo, yo soy bastante más falible, y por no tener no tenía ni tan siquiera una idea aproximada de lo que se cocía en el mundo del cómic, menos aún en un ámbito en apariencia tan residual como es el webcómic. Tampoco infiero, por otra parte, que ahora pueda erigirme en una suerte de experto en la materia. De ser así, ya me habría postulado para trabajar en Norma, La Cúpula, Planeta DeAgostini o alguna de tantas otras. En cualquier caso, la pregunta a la que se enfrentará el lector es evidente: ¿por qué embarcarme en la redacción de un ensayo sobre una temática de la cual era un completo profano?

La respuesta se antoja bastante sencilla. La razón principal es que ser lego en algo no te impide poder disfrutar de ese algo, ¿verdad? Antes que estudiante soy lector, y pese a la distancia temporal que me separa de esa versión de mí que devoraba los clásicos de Hergé o Goscinny & Uderzo sigo amando las historias bien contadas. Y no debemos llevarnos a engaño: el cómic (y el webcómic) son tan válidos como cualquier medio para narrar una buena historia. Este axioma no me era ajeno, pero podría esgrimirse que lo redescubrí durante la elaboración del trabajo.

Portada del libro Reinventar el cómic, de Scott McCloud, el gran promotor del cómic digital y de los primeros en postular las virtudes de la pantalla como «lienzo infinito» para los artistas de cómic.

En segundo lugar, elegí escribir un ensayo porque gran parte de los trabajos realizados año tras año tienen un enfoque práctico y a mí me interesaba explorar el objeto de estudio desde una vertiente más teórica, explorar qué tan bien o qué tan mal se me daba la redacción académica. Al fin y al cabo, si uno desea dedicarse a la edición y a la escritura debe estar preparado para afrontarla en todas sus vertientes. Somos un poco mercenarios, no lo olvidemos…

En tercer lugar, porque, si bien el cómic aún conserva el estigma de un arte un poco marginal, en realidad se encuentra en la cúspide de su popularidad. Se han escrito muchos y muy buenos trabajos sobre él (a la extensa bibliografía del ensayo me remito), más no tantos que incidan específicamente en el cómic digital o el webcómic; ello me facilitaba un poco de manga ancha para rascarme la cabeza y ser creativo con la propuesta. 

La última razón es poco elegante, pero no por ello menos cierta: porque el mérito de todo ensayo (a mi entender) no reside casi nunca en lo que su autor trata de contarnos, sino en los dispares enfoques y opiniones que logra hilar de alguna manera. Opiniones que pertenecen a otros autores mejores que él y que enriquecen su mensaje. Desde este punto de vista, el trabajo estaba terminado antes de empezarlo. Tan solo debía encontrar una forma distinta de abordar el tema. 

O, en mi caso, cuatro formas distintas.

Si el lector de este blog desea conocerlas, que haga honor a su nombre. El estudio pretende abordar las mutaciones del cómic en la era digital y determinar si estas han respondido a la explotación de segmentos de mercado poco explorados en el sector editorial o bien son fruto de las inquietudes creativas que posibilitan las herramientas digitales, la aparición de nuevos formatos o las plataformas de publicación y socialización alternativas en la red, entre otros. 

El ensayo se encuentra a su disposición para leerlo cuando quiera siguiendo este enlace.


David Toledano Salguero, graduado en el Máster de Edición Digital de la UOC

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