Jordi Solé Blanch: «La UOC debe ser un lugar que tenga cuidado del estudio a través del cual compartimos nuestros aprendizajes»

25 febrero, 2021
Jordi Solé Blanch

Jordi Solé Blanch es profesor del grado en Educación Social desde el 2009. Fue miembro del equipo que diseñó este programa y lo implantó en la universidad. Con motivo de los 25 años de los Estudios, y de la UOC ,nos habla de sus inicios, del grado y de las condiciones de la docencia y la investigación hoy en día.

Te incorporaste a la UOC en 2009, y venías de otra universidad donde la docencia era presencial. ¿Te resultó difícil adaptarte?

No, los primeros meses fueron fantásticos. Yo venía de trabajar en un Equipo de Atención a la Infancia y la Adolescencia del sistema de protección de Cataluña, y también daba clases como profesor asociado en la Universitat Rovira i Virgili. De un día para otro, me encontré desarrollando el grado de Educación Social rodeado de unos compañeros y compañeras comprometidos y entusiastas como Jordi Planella, Segundo Moyano, Eva Bretones o Asun Pie, por ejemplo.

Diría que aquellos años fueron liberadores, llenos de aprendizajes compartidos. El tiempo dedicado al estudio, la redacción de materiales, las nuevas relaciones afectivas y profesionales fuera y dentro de la universidad, la apuesta por construir un grado sólido orientado desde la pedagogía, la filosofía, la psicoanálisis y los vínculos con el mundo profesional… Todo ello hizo que fuera un momento irrepetible.

¿Concilias o has conciliado el trabajo en la UOC con otras actividades profesionales? Si es así, ¿te ha resultado fácil?

No he compaginado el trabajo de la UOC con ninguna otra profesión. Me gustaría recuperar cierta actividad profesional si la carrera académica se abriera a más formas reconocidas de habitar la universidad.

El trabajo en la UOC es muy amplio y complejo, no se reduce a una única tarea. Al trabajo intelectual propiamente dicho de diseñar las asignaturas, se añade la coordinación de los diferentes equipos docentes que dinamizan las aulas y acompañan a los estudiantes. Además, el trabajo cotidiano está lleno de gestiones invisibles que implican a diferentes equipos de la universidad y hacen posible la existencia de lo que denominamos “campus virtual”, que no se enciende y se apaga por arte de magia. Detrás hay excels, plantillas, protocolos, archivos compartidos, proyectos de mejora, reuniones, intercambio de correos y tantas otras operaciones —tan necesarias como desagradecidas— que constituyen el trabajo del “cognitariado”, que tiene tan poco de glamuroso.

En la UOC destaca la voluntad de ofrecer una formación que tenga algún sentido para la persona que se matricule, más allá del valor mercantil del título

Todo ello conforma un engranaje muy complejo que se sostiene a través de muchos elementos intangibles. Entre ellos, destaca la voluntad de ofrecer una formación que tenga algún sentido para cualquier persona que se matricule en la UOC, más allá del valor mercantil que otorga hoy en día la obtención de un título universitario.

Junto con la docencia está la parte de la investigación, que ha cambiado mucho en los últimos años. La imposición de parámetros de valoración fiscalizados por las agencias de calificación ha introducido una lógica de la productividad y el rendimiento que consume nuestras vidas. Además, en muchos casos, ha convertido la investigación en una tarea alienante: ahora, parece que tan solo alimentamos una burbuja autorreferencial destinada a la producción de papeles intrascendentes sometidos a la dictadura de los rankings y los falsos impactos. Y todo esto por no hablar del negocio que hay detrás de las revistas académicas. Muchas de ellas limitan el acceso y cobran precios muy altos no solo a los lectores, sino también a los autores que quieren publicar. La cantidad de recursos públicos que alimentan estas empresas editoriales es innombrable.

La imposición de parámetros de valoración fiscalizados por las agencias de calificación ha convertido la investigación en una tarea alienante

En este sentido, la UOC está haciendo una apuesta decidida por el conocimiento público y abierto. Pero la concepción general que se tiene de la investigación se está alejando cada vez más de las verdaderas necesidades sociales y sus vínculos con el territorio. Que el prestigio de una universidad dependa de la posición que ocupa en el ranking de Shanghái, por citar el más influyente, demuestra hasta qué punto se ha perdido el norte y la razón de existir de la misma universidad.

Si explico todo esto es para situar el conjunto de tareas de un profesor, que se traducen en muchas horas de trabajo ante la pantalla de un ordenador. Hay que situar las condiciones de trabajo de la UOC en este contexto global, más allá de la misma universidad. Dicho esto, y teniendo en cuenta estas condiciones, aquí también he encontrado un espacio en el que poder ejercer la libertad de cátedra, que es una libertad que hay que ir conquistando día a día.

Aquí he encontrado un espacio en el que poder ejercer la libertad de cátedra, que es una libertad que hay que ir conquistando día a día

Buena parte del alumnado de la UOC cursa sus estudios mientras trabaja. ¿Qué crees que aporta esto a su experiencia académica?

En el caso del grado en Educación Social, que es el que más conozco, les permite analizar su propia experiencia profesional a partir de las herramientas teóricas y conceptuales que van adquiriendo a lo largo del grado. Para hacerlo, tienen que estar dispuestos a dejarse atravesar por todo lo que se aprende en las diferentes asignaturas.

Eres uno de los responsables del grado en Educación Social de la UOC. ¿Qué idea dirías que guió el diseño de este programa? ¿Continúa siendo la misma?

La idea que guió este programa fue, sobre todo, promover la reflexión pedagógica de la práctica profesional de la educación social. Es algo que no se puede dar por supuesto, porque a causa del origen de la profesión y su vinculación con las políticas sociales, lo “social” siempre ha pesado más en la formación.

El grado en Educación Social quiere promover la reflexión pedagógica de la práctica de la educación social

Nosotros reivindicamos el componente pedagógico y nos aproximamos a él desde diferentes disciplinas sin caer en el cientificismo dogmático que impera en nuestros días. El otro aspecto destacable del grado es su vinculación con el mundo profesional, tanto a través del profesorado (tutores, colaboradores docentes y profesores responsables) como de las propuestas de trabajo que se hacen en el seno de las asignaturas (estudio de casos, análisis institucional, etc.).

Por último, existe un fuerte compromiso con la profesión, la política y la sociedad que está muy presente en las propuestas docentes de las diferentes asignaturas. Además, todo el profesorado del grado está implicado en comunidades de prácticas, redes profesionales o activistas, cada cual desde lugares y posiciones diferentes.

¿Cuál es la función de la educación social en un momento de crisis como el que estamos viviendo?

Sostener las pocas estructuras de cuidados que ha conquistado la sociedad para hacer de la educación social un derecho de ciudadanía. Desgraciadamente, los encargos que recibe tienen que ver más a menudo con el control, la asistencia o los parches con los que se intenta atenuar el sufrimiento y las desigualdades sociales.

¿Qué características tendría que tener un estudiante para ser un buen educador social?

Coraje, capacidad de cuestionamiento de la realidad social, política y profesional, amor por el estudio y la formación continua compartida, voluntad de aprender con los otros, tacto en el trato con las personas y una ética de la hospitalidad. También hay que ser humilde en relación con aquello que uno cree saber de los otros y de sí mismo y una capacidad de mantener el límite (entendido como un elemento esencial de la subjetividad) sin convertirse en policía.

¿Crees que la tecnologización de la sociedad puede representar una oportunidad para la integración y la inclusión social?

No, porque no la controlamos nosotros, sino un pequeño número de corporaciones tecnológicas con un poder ilimitado. La tecnología es un campo de batalla, no podemos dejarla en manos de estas grandes corporaciones que han colonizado todos los ámbitos de la vida. En la tecnologización de la sociedad se juega la lucha de clases. Hay que desencantarse de la idea de progreso que se asocia a la tecnología.

La tecnología es un campo de batalla que no se puede dejar en manos de las grandes corporaciones

Desde tu punto de vista, ¿cuáles son los mayores retos a los que se enfrenta la educación hoy en día?

En primer lugar, se enfrenta a las formas de conocimiento que imperan hoy sobre nuestras vidas, que no tienen nada emancipadoras. También tiene que hacer frente a la burocracia, las tendencias autoritarias con las cuales se gobierna la sociedad y a la reducción de las posibilidades de vida que ha impuesto el neoliberalismo. El individualismo que hay detrás de muchos discursos pedagógicos actuales, regidos por la idea de potencial, competencia y talento personal convertible en capital también es un problema grave. Esto va ligado a la instrumentalización y mercantilización de la educación, entre tantas otras cuestiones.

Resume con una palabra o una frase tu experiencia en la UOC

No sé si resume mi experiencia en la UOC, pero sí un deseo: ser un lugar que cuida el estudio a través del cual compartimos nuestros aprendizajes.

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Autor / Autora
Redactora colaboradora de los Estudios
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