Cristina Delgado Bonet: “A raíz de mi TFM, estoy más comprometida que nunca a cambiar estereotipos y roles de género”

Cristina Delgado Bonet acabó el grado de Turismo en 2018 y estuvo un par de años trabajando como agente de viajes. Desde el principio de su recorrido laboral, se sintió atraída por las relaciones interpersonales, la gestión de personas y el desarrollo profesional, lo que la llevó a cursar el máster universitario de Dirección y Gestión de Recursos Humanos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Mientras tanto, le llegó una oportunidad de trabajo en este ámbito y, al acabar los estudios, su trabajo de final de máster (TFM) ha sido reconocido con el Premio Cecilia Castaño del grupo de investigación Género y TIC (GenTIC). Bajo el título Un acercamiento al estudio de la brecha de género en el sector tecnológico de la provincia de Barcelona, la investigación de Delgado pone de relieve de qué modo tan distinto perciben los hombres y las mujeres la experiencia femenina de trabajar en el ámbito STEM (acrónimo en inglés de science, technology, engineering and mathematics). No le sorprende, dice, pero sí que le estimula a poner remedio a esta cuestión.

Muchas felicidades por el reconocimiento. ¿Qué te motivó a centrar tu TFM en la brecha de género en el sector STEM?

¡Muchas gracias! Durante mi participación en el máster, me di cuenta de la significativa disparidad de género en el ámbito STEM. Eso despertó mi interés por explorar la brecha de género en este sector, especialmente con relación a las oportunidades de desarrollo profesional. Tengo la convicción de que abordar este problema es esencial para promover la equidad de género en el ámbito laboral.

¿Cuáles son, según tu investigación, las principales causas de esta brecha en la provincia de Barcelona —y entiendo que, por extensión, en Cataluña y España—? 

Las causas pueden clasificarse en cuatro áreas. Primero, el entorno familiar. La orientación y las expectativas dentro de la familia, junto con los estereotipos y la falta de apoyo y motivación, pueden restringir o ser una barrera para la elección de carreras STEM. Segundo, el entorno educativo. La falta de formación de los profesionales educadores en ciencias y tecnología, y los estereotipos y expectativas de género, pueden llegar a afectar al interés de las niñas por carreras STEM desde edades tempranas. Tercero, los estereotipos y roles de género en la sociedad, que son creencias que limitan la participación femenina en carreras STEM porque influyen en la percepción de habilidades y roles desde la infancia. Y, cuarto, el entorno laboral. La brecha salarial y las desigualdades en oportunidades de crecimiento laboral o promoción interna, así como una cultura organizacional predominantemente masculina, contribuyen a la persistencia de la brecha de género en el sector tecnológico.

Precisamente, un estudio de 2017 realizado en Estados Unidos revelaba que, a los 6 años, los estereotipos ya distorsionan la mirada de los niños y niñas.

Tanto el entorno familiar como el educativo son las únicas influencias directas sobre los niños en estas edades, y por eso es de vital importancia que los valores que se transmiten no promuevan estos estereotipos y expectativas de género que pueden restringir las opciones profesionales de las mujeres, especialmente en áreas tradicionalmente vinculadas con la inteligencia y las habilidades cognitivas. 

Has entrevistado a mujeres que trabajan en el sector STEM y has realizado encuestas con hombres y mujeres de este ámbito. ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención? ¿Te has llevado alguna sorpresa?

Lo que más ha captado mi atención es la constante disparidad en las percepciones y vivencias entre hombres y mujeres en el sector STEM en relación con el género. Honestamente, no ha habido ningún resultado inesperado en este aspecto, pero creo que es crucial destacar la necesidad de una mayor empatía, que parece no ser suficiente en la comprensión de las experiencias de las mujeres en este campo.

Belén Bermejo, profesora de la UOC y presidenta de Women in Engineering en España, no veía un problema en que haya menos mujeres en las carreras STEM, siempre y cuando aquellas que se planteen acceder a ellas no se autocensuren. También, apostaba por que las mujeres aporten más humanidad al sector tecnológico. ¿Cómo lo ves tú?

Gran parte del estudio se centra en identificar las razones por las que muchas mujeres ni siquiera se plantean entrar en el ámbito STEM. Para poder contribuir, el primer obstáculo es conseguir presencia y tener voz. Por otro lado, creo que las mujeres pueden aportar varios puntos de vista basados en experiencias únicas y distintas, y generar así un impacto positivo para todo el mundo en múltiples áreas de investigación. Para mí, la “responsabilidad” de aportar humanidad tiene que ver con los estereotipos y roles de género que imponen barreras a las capacidades de las mujeres desde el inicio de sus carreras profesionales.

Tanto tú como otras personas entrevistadas para el TFM hacéis referencia a la influencia que tiene en todo el mundo, pero sobre todo en las mujeres, el estereotipo del informático friki.

Efectivamente, el estigma asociado al término friki en el ámbito de la informática se percibe como un elemento negativo que debe evitarse desde la perspectiva social. No es un “modelo que hay que seguir”, que pueda actuar como reclamo o motivación para aquellas personas que se planteen una carrera profesional en el ámbito STEM.

¿Cuáles son los principales focos donde actuar para que las mujeres puedan acceder libres de prejuicios a las carreras STEM y desenvolverse en ellas con la misma comodidad que los hombres?

Para que las mujeres se sientan tan cómodas como los hombres en carreras STEM, es crucial intervenir en las tres áreas clave que comentaba antes: el entorno familiar, el educativo y el laboral. En el entorno familiar, sería beneficioso que las familias participaran en charlas y acontecimientos sobre sesgos de género, además de involucrarse en actividades relacionadas con las profesiones STEM donde los padres participen activamente junto con sus hijos. En el entorno educativo, estaría muy bien organizar eventos y días de puertas abiertas para dar a conocer las profesiones STEM y destacar el éxito de las mujeres en esos campos, mediante charlas y otros actos. Por último, en el ámbito laboral es esencial facilitar formación a los departamentos de recursos humanos y establecer políticas equitativas de contratación y promoción. También, fomentar la diversidad en roles de liderazgo, mediante programas de desarrollo de habilidades. Así mismo, creo que sería muy importante poder implementar estrategias de marketing específicas para mujeres, con el objetivo de despertar su interés en las profesiones STEM.

 
En tu caso, ¿qué importancia ha tenido tu entorno más cercano en tu recorrido profesional?

Si bien he contado siempre con el apoyo de mi entorno, mi recorrido profesional está marcado por un interés y una vocación más bien personales. Relacionarme directamente con personas dentro del sector STEM también ha facilitado el trato con otros profesionales de estas áreas y me ha permitido comprender mejor las cualidades y carencias del propio sector.

¿Habrá un antes y un después de esta investigación en tu recorrido profesional?

Sin ninguna duda, este estudio ha sido un punto crucial en mi carrera profesional. Aunque ya era consciente de la desigualdad de género, los datos que revela el TFM me han ayudado a entender más en profundidad las persistentes disparidades en el ámbito STEM. Ahora estoy más comprometida que nunca a trabajar activamente para cambiar estereotipos y roles de género, y contribuir así a conseguir un entorno más inclusivo.

¿Tienes ganas de seguir investigando?

Sí, mantengo un interés constante en la investigación. Considerando la relevancia y las potenciales aportaciones de estos estudios, creo que sería estimulante y valioso seguir indagando en la cuestión. Eso me permitiría comprender más en profundidad y de forma holística las dinámicas en el sector tecnológico y las experiencias de las mujeres que participan en él.