El reto de los cambios

Nos encontramos al inicio de una revolución científica que tendrá un amplio impacto en toda la sociedad, pero que afectará en especial a las áreas relacionadas con la salud. Los espectaculares avances logrados desde principios de siglo, sobre todo en los campos de la genética, la inteligencia artificial y todo lo que implica el mundo digital, han proporcionado un campo fértil para desarrollos que pueden modificar radicalmente cómo entendemos la sociedad en un futuro próximo.

En este contexto de cambios resulta especialmente importante preparar bien a la generación que tendrá que implementarlos. Por eso es clave formar a profesionales que puedan situarse en la interfase de más de una disciplina y que, de este modo, hablen fluidamente más de un lenguaje. Ellos serán quienes definirán el camino que debe de seguir la humanidad y si los avances tecnológicos nos han de llevar a una utopía o una distopía.

La educación universitaria tiene que estar a la altura del reto, porque de ella depende la calidad de quienes tomarán estas decisiones vitales. Es necesario abrir nuevos caminos y mirar más allá de las rutinas habituales, cada vez más obsoletas frente a las necesidades actuales. Necesitamos una universidad del siglo xxi para alumnos del siglo xxi, y eso puede querer decir, en algunos casos, replantear de arriba abajo el modelo educativo y cómo enseñamos y evaluamos a nuestros estudiantes. Son modificaciones lentas y difíciles que ya han empezado en muchos lugares, pero que deben acelerarse tanto como sea posible. Los cambios necesarios son más que cosméticos: se requiere una buena sacudida a nivel ideológico, metodológico y legal.

La UOC tiene la suerte estar muy preparada para este escenario porque ya nació con ánimo rompedor y continúa, casi 30 años después, explorando nuevas maneras de hacer llegar a la sociedad las herramientas que necesita para avanzar. La apuesta por un modelo tecnológico que rompe las barreras que impone la distancia ha demostrado ser la correcta a la larga. Ahora las universidades «tradicionales» se están apresurando a adoptar la misma idea, lo cual debe ser motivo de celebración.

Por este y otros muchos motivos es para mí un placer formar parte de esta entidad. Ha sido un honor asumir a principios de año la dirección de los Estudios de Ciencias de la Salud, con el mandato de continuar con la línea expansiva e innovadora que inició mi predecesor, el doctor Ramon Gomis. Los Estudios quieren ser la punta de lanza de esta revolución inminente en el campo de la salud y abrir nuevos caminos hacia disciplinas que serán cada vez más centrales y que requieren ese enfoque nuevo que nosotros podemos dar.

En los Estudios somos, por ejemplo, pioneros en el campo de la salud planetaria, con un nuevo máster que es de los pocos que existen sobre este tema en el mundo y que rápidamente se está convirtiendo en un referente. La pandemia de la COVID-19 ha dejado muy claro que la salud humana está relacionada con la de todos los demás seres vivos con los que compartimos la Tierra, así como con la salud de los ecosistemas, y que faltan profesionales que tengan una visión lo suficientemente holística para poder trabajar teniendo en cuenta todos esos factores. Con la primera promoción del máster universitario de Salud Planetaria queremos marcar el camino a toda una generación de científicos multidisciplinarios que deberán encontrar la manera de encajar mejor a los humanos en este planeta.

Somos también referentes en el trabajo social sanitario, con un máster universitario innovador que ha sido copiado e imitado y que continúa formando a profesionales de alto nivel para un trabajo esencial, aunque a menudo olvidado, en el ámbito sanitario. Otras líneas de los Estudios que consideramos esenciales para la formación de profesionales de la salud preparados para afrontar los retos sociales más importantes de la actualidad son la neuropsicología, la salud digital y la nutrición. 

Queremos dar también especial relevancia a dos líneas transversales que creemos que definirán de manera especial la atención sanitaria en la segunda mitad del siglo: el envejecimiento y la salud de la mujer. La esperanza de vida cada vez más larga de las poblaciones occidentales nos plantea una serie de desafíos que requerirán una preparación especial, no solo en el aspecto puramente médico, sino también biológico, ético, psicológico y social. Por eso estamos trabajando para formar a profesionales que puedan encarar el problema teniendo en consideración todos estos ángulos y hemos abierto nuevas líneas de investigación para ensanchar las fronteras del conocimiento en esas áreas de trabajo.

De igual modo, en los últimos años se ha venido reivindicando una mayor atención a la salud de la mujer que, tradicionalmente, ha quedado al margen tanto de la investigación como de la atención médica. Como otras universidades y centros de investigación, estamos incorporando esta visión a todas nuestras actividades y queremos contribuir a definir nuevos patrones de cuidado que tengan en cuenta a esa mitad de la población del planeta que normalmente queda fuera del foco.

Los Estudios de Ciencias de la Salud queremos convertirnos en referentes en todos estos ámbitos, tanto en docencia como en investigación. Por eso afrontamos la nueva etapa con la voluntad de llegar al máximo de estudiantes posibles y de continuar dejando huella con nuestros trabajos, sin perder nunca de vista la obligación que tenemos de explicar a la sociedad qué futuro nos espera en el campo de la salud. Estamos preparados para hacer frente a todos los retos que traen consigo los cambios que nos esperan en el área de la salud y queremos aportar nuestro granito de arena para que toda la sociedad también lo esté. 

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