Tecnología blockchain en pro de la Agenda 2030

3 febrero, 2020
blockchain ODS

Satoshi Nakamoto, nombre clave en esta historia. No se sabe si es una mujer, un hombre o un grupo de personas. Lo que sí se sabe es que su artículo publicado en 2008, bajo el título de “Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System”, fue el detonante de lo que hoy en día se conoce como tecnología blockchain.

Se ha hablado y se hablará mucho de lo que es y representa el “bitcoin” (con b minúscula) como criptomoneda, de sus efectos colaterales y de los impactos que genera. A menudo, con más o menos intereses puestos en ello, se trata de habladurías totalmente alarmistas y partidistas, que ponen la mira en lo que “bitcoin” representa como criptomoneda, pero no en el sustento “Bitcoin” (con b mayúscula) que hace posible la custodia y la transferencia de esta criptomoneda. Este sustento es, precisamente, el de la tecnología blockchain.

Si nos limitamos a asociar la blockchain con el “bitcoin” y, por tanto, con la especulación financiera, la ocultación de datos y el impacto ecológico generado, perderemos la oportunidad de entender que se trata de una tecnología disruptiva con un potencial capaz de aportar muchos beneficios a nivel económico pero también a nivel social y medioambiental. Y, tal y como se persigue mostrar en este artículo, una tecnología capaz de dar un paso adelante hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, acuerdo firmado en 2015 por todos los Estados miembros de Naciones Unidas.

Más allá del bitcoin

De forma muy resumida, y sin entrar en detalles, se podría decir que la tecnología blockchain, también conocida como la internet del valor, es una base de datos distribuida que presenta una serie de características que le confieren todo su potencial. Entre otras, la seguridad y la inmutabilidad de los datos y las transacciones almacenadas, junto con la transparencia y la trazabilidad de los registros que ello representa; la descentralización del poder y la confianza distribuida entre todos los participantes, sin la necesidad de terceras partes reguladoras; la automatización de procesos y la optimización de recursos mediante la programación de contratos inteligentes o “smart contracts”; y la cuantificación de todo aquello que tenga valor, ya sea económico, social o medioambiental, a través de los activos digitalizados que representan los “tokens”.

Tal y como se apunta en el informe “Forecast: Blockchain Business Value, Worldwide, 2017-2030”, publicado por Gartner en 2017, la tecnología blockchain tendrá un impacto en todas las industrias y mercados, con un volumen de negocio que alcanzará los 176 billones de dólares en 2025 y los 3,1 trillones de dólares en 2030. Éste último es, precisamente, el año marcado como objetivo en la Agenda 2030. Una agenda que establece un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, fortaleciendo la paz universal y el acceso a la justicia. Y una agenda que persigue, a través de los ODS, un desarrollo plenamente sostenible, donde se satisfagan las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. Así mismo, los últimos estudios del Hype Cycle, elaborados también por Gartner, auguran durante los próximos diez años un largo recorrido tanto para la tecnología emergente que representa la blockchain como para las distintas aplicabilidades en que ésta se traduce en el ámbito de los negocios.

Una tecnología con este potencial de impacto y esta proyección de futuro no debería ser relegada, única y exclusivamente, a ser la tecnología que hay detrás del “bitcoin”. Ni tampoco debería dejarse, única y exclusivamente, en manos de las grandes multinacionales y las entidades financieras, que son las que pueden costear las grandes inversiones tecnológicas. Al contrario, debería abrirse como tecnología y ser explotada, tanto por las empresas como por las administraciones públicas y la sociedad en general, para el logro de un objetivo tan global, y a su vez tan local, como es el desarrollo sostenible.

El impacto de la blockchain en el desarrollo sostenible

Llegados a este punto debemos preguntarnos cuál es la situación actual. ¿Realmente se está avanzando en el uso de la tecnología blockchain en pro de la Agenda 2030? Y, en su caso, ¿cuál es el nivel de impacto que se está consiguiendo en los distintos ODS?

Una primera evidencia de que realmente se está avanzando en esta dirección se encuentra en el informe “Blockchain applications and the Sustainable Development Goals”, publicado por el Institute for Global Environmental Strategies en 2018. Este informe muestra una serie de proyectos basados en la tecnología blockchain. Y, sobre todo, el impacto que generan sobre los distintos ODS, independientemente de si se trata de proyectos focalizados en los ámbitos financiero o climático, o de si son liderados desde las empresas privadas o el sector público. Según este informe, los ODS 8 y 9 son los más beneficiados por parte de los proyectos del ámbito financiero y las empresas privadas, mientras que los ODS 10 y 16 sacan mayor provecho desde el sector público y los ODS 11, 12 y 13 desde los proyectos de ámbito climático.

Otra evidencia es la del estudio “Blockchain for Sustainable Development: Promising use cases for the 2030 Agenda”, elaborado por GIZ Blockchain Lab en 2018, donde se muestran una serie de casos de uso real. En cada uno de ellos se hace hincapié tanto en las oportunidades que representan como en los desafíos que todavía deben superar para su total logro, parando especial atención a cuáles son los ODS que se ven más beneficiados. En cualquier caso, se trata de aplicaciones de uso que generan, en mayor o menor grado, un impacto tanto económico como social y medioambiental. Destacan, entre otros:

  • la trazabilidad de las cadenas de suministro
  • los servicios financieros
  • los mercados energéticos
  • la concesión de ayudas
  • la educación
  • la identidad digital
  • los sistemas de votación electrónica
  • los registros públicos
  • la libertad de prensa
  • la salud electrónica
  • la gobernanza alternativa
  • la responsabilidad climática
  • la economía circular
  • la gestión del agua

A modo de ejemplo, y particularizando en el caso de proyectos blockchain aplicados a las cadenas de suministro, el estudio de GIZ Blockchain Lab menciona como valor añadido la información sobre el sello de seguridad; el aumento de la eficiencia a través de la trazabilidad en tiempo real; la inclusión del productor en la cadena de valor; y la mayor simetría de la información. En cuanto al impacto sobre los distintos ODS (sobre todo el 2, 12, 13, 14 y 15) se menciona un mayor ingreso por parte de los productores; una mayor responsabilidad por parte de las multinacionales; y una mayor transparencia de las externalidades, como podrían ser la sobrepesca, la desforestación… Y, por último, se menciona como retos a superar la vulnerabilidad de los criterios principales de valoración en relación con calidad de los datos; y la escalabilidad de las plataformas basadas en la tecnología blockchain.

La tercera y última evidencia que se mostrará, si bien existen muchas otras, es la del estudio “Beyond bitcoin: using blockchain to advance the SDGs”, elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 2019. En este se destaca que el potencial de la tecnología blockchain en pro de los ODS y su mayor impacto pasa, entre otros, por proyectos asociados a:

  • la inclusión financiera
  • el acceso a la energía
  • la producción y el consumo responsables
  • la protección medioambiental y la economía circular
  • la identidad digital
  • los registros públicos
  • la eficacia en la concesión de ayudas.

Oportunidades para el cambio

Todo lo anterior no hace más que evidenciar, pues, que la tecnología blockchain es mucho más que “bitcoin” como criptomoneda. Es una tecnología disruptiva, capaz de revolucionar el futuro de las economías y las sociedades; de cambiar la estructura organizativa y los mecanismos de gobierno; y de generar no tan solo beneficios económicos sino también sociales y medioambientales. Una tecnología que es capaz de dar un paso adelante hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.

No obstante, y como sucede en muchos otros ámbitos de actuación, nosotros como personas, como empresas o como administraciones públicas tenemos la última palabra. Podemos dejar que la blockchain, al igual que otras tecnologías emergentes, sea utilizada tan solo por las grandes multinacionales y las entidades financieras para maximizar todavía más sus beneficios e incrementar las desigualdades. O bien podemos incorporar la blockchain en nuestro día a día, a la escala que nos corresponda, pero siempre en aras del ya mencionado desarrollo sostenible. Un desarrollo que fomenta tanto la prosperidad y las oportunidades económicas, como la mejora del bienestar social y la protección del medio ambiente.

Para profundizar más sobre esta temática, a continuación se presentan una serie de recursos que pueden ser de interés.

Libro: Tecnologia blockchain, economia social i desenvolupament local.

Conferencia: La blockchain como tecnología en pro de los ODS.

Curso: Tecnología blockchain como herramienta de transformación social.


Referencias:

“Forecast: Blockchain Business Value, Worldwide, 2017-2030”, Gartner (2017).

“Hype Cycle for Emerging Technologies”, Gartner (2018).

“Hype Cycle for Blockchain Business”, Gartner (2019).

“Blockchain applications and the Sustainable Development Goals”, Institute for Global Environmental Strategies (2018).

“Blockchain for Sustainable Development: Promising use cases for the 2030 Agenda”, GIZ Blockchain Lab (2018).

“Beyond bitcoin: using blockchain to advance the SDGs”, Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (2019).

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Autor / Autora
Director del Máster universitario de Sostenibilidad i Gestión de la Responsabilidad Social de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. Doctor en Desarrollo Local y Cooperación Internacional por la Universidad Jaume I. Sus intereses en investigación son las monedas complementarias, la economía social y solidaria, el desarrollo local y sostenible, y la tecnología blockchain.
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