Dificultades en la distribución de la vacuna de la COVID-19

18 noviembre, 2020
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El pasado 10 de noviembre de 2020, la empresa farmacéutica Pfizer sorprendía al mundo con la noticia más esperada, probablemente, del último siglo: la vacuna contra la COVID-19 se encuentra más cerca que nunca. Pese a que los resultados satisfactorios sobre el desarrollo de la vacuna solo disponen de la evidencia que suscita la propia nota de prensa de la compañía, éstos han sido bien recibidos por la comunidad científica y por parte de los gobiernos de cada país que ya valoran los aspectos más importantes sobre su compra y distribución.

Dejando a un lado todas las fases que quedan para la validación de la ansiada vacuna durante esta frenética carrera, hay otro aspecto que ha generado interés en los últimos meses y que se ha visto agravado por las informaciones de la compañía farmacéutica, y tiene que ver con cómo seremos capaces de mantener las condiciones ambientales a las que debería ser sometida la vacuna durante toda su cadena logística. Es decir, desde el laboratorio productor hasta, por ejemplo, los hospitales y farmacias.

Una vacuna que se debe conservar en frío

Según la propia Pfizer, la vacuna debería mantenerse por debajo de los 80 grados bajo cero y deberá asegurarse, evidentemente, durante todo el proceso de distribución, siendo los momentos de máximo riesgo los de carga y descarga de la mercancía. Y si ya de por sí esta distribución se presenta complicada, lo es aún más si tenemos en cuenta que, según fuentes de la propia compañía, deberá realizarse, si todo evoluciona favorablemente, para un total de hasta 50 millones de dosis a finales de este año y hasta 1.300 millones para el primer trimestre de 2021. Pero, ¿existen medios para asegurar esta temperatura durante el transporte?

Tal como han publicado algunas notas de prensa o como se refleja en el reportaje de la Sexta, una de las formas para asegurar esta temperatura durante el transporte consistiría en el uso de contenedores con hielo seco y de ultracongeladores, así como disponer de los equipos de medición para que controlen en todo momento la temperatura y avisen en caso de no cumplir con los requisitos establecidos.


Atendiendo a las últimas informaciones de Pfizer, actualmente estarían trabajando en un modelo de caja de 40x40x56 centímetros que contendría en su interior hielo seco para mantener las condiciones durante el transporte. La capacidad de cada una de estas cajas sería para un total de 4.875 dosis que estarían repartidas entre 975 envases (5 dosis por envase).

La propia compañía farmacéutica, en declaraciones a la agencia de noticias AFP, trazó el que debería ser su modelo de distribución: expediciones diarias desde el centro en el que se realizará la última fase de llenado de las dosis en la ciudad de Kalamazoo (Michigan) a través de seis camiones que entregarían la mercancía a diferentes compañías de transporte aéreo, como son DHL, UPS y Fedex. Según sus estimaciones, tardarían entre uno y dos días en distribuir las dosis en los Estados Unidos y hasta tres días para el resto del mundo (aproximadamente hasta 20 vuelos diarios).

¿Qué opinan los expertos en logística?

Para conocer con más detalle las casuísticas que comportaría este tipo de distribución he tenido la oportunidad de hablar con Alex Espejo, CEO de Logisber Forwarding, especialistas en el transporte de mercancía farmacéutica. Basándose en su propia experiencia, Logisber considera que el transporte de vacunas a 80 grados bajo cero va a ser bastante complejo y delicado, pero ya existen multitud de ejemplos en los que ya se están aplicando bajas temperaturas, como son los vinculados a la industria química y farmacéutica en los que el transporte de productos se realiza con nieve carbónica, a unos -70 grados centígrados, o con nitrógeno líquido, a unos -190 grados centígrados.

Pero, ¿qué implicaciones conlleva en el transporte tener que mantener esa temperatura? Para Logisber lo importante es tener en cuenta la cadena de transporte que va a intervenir. En el caso de las vacunas, la gran mayoría se transportarán en avión, pero hay que tener en cuenta que será necesario un transportista que traslade la mercancía desde el centro de producción hasta al aeropuerto. Además, también intervendrá la empresa de handling que cargará la mercancía en el avión y, por supuesto, la compañía aérea. Una vez la carga llegue a destino, otra empresa se ocupará de descargarla y habrá otro transportista que la llevará a su destino final. Así, teniendo en cuenta que las partidas serán grandes y los destinos variados (hospitales y otros centros de salud), Logisber considera que las vacunas serán trasladadas a un almacén con cámaras de congelación, donde se desconsolidarán y se separarán en función de los distintos usuarios. Una vez hecho esto, las diferentes remesas de vacunas se distribuirán a cada uno de los destinos de una zona o área geográfica.

En este punto, Logisber con base en su experiencia, considera que la figura del transitario y del operador logístico será fundamental porque será quien se encargará de coordinar el trabajo de todas las partes. Además de asegurar que todas ellas cuentan con el equipamiento y las instalaciones adecuadas para que las vacunas mantengan en todo momento la temperatura necesaria, desde vehículos de transporte, hasta contenedores y, por supuesto, equipos de refrigeración. Especialmente, en los momentos de descarga, Logisber indica que la mercancía deberá ser conectada nuevamente a una toma de corriente para que no se produzca una rotura de la cadena de frío.

Del mismo modo, las divisiones de carga de las compañías aéreas y los operadores especializados deberán disponer de otros sistemas mecánicos que contribuyen a aislar la mercancía para que ésta no quede expuesta a cambios de temperatura durante su manipulación o traslado. Sobre este punto, fabricantes como Envirotainer (contenedores) o Thermo King (sistemas de refrigeración) ya han afirmado que están preparados para aportar al mercado soluciones para dar respuesta a todas las complejidades logísticas relacionadas con los envíos de la vacuna.

Cumplir con la calidad y la seguridad

Por último, sobre mi conversación con Logisber, se destacó que los operadores logísticos que intervengan en cada país para el transporte de la vacuna deberán estar certificados bajo la normativa GDP (Good Distribution Practices) de Buenas Prácticas de Distribución de medicamentos para uso humano, que regula aspectos como los equipamientos e instalaciones, el seguimiento documental, el transporte, la limpieza de los vehículos, la monitorización de la temperatura o la logística inversa. Mientras que a nivel nacional, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios deberá auditar directamente a farmacéuticas, laboratorios, distribuidores, importadores y almacenistas para asegurar el cumplimiento de la calidad y seguridad en la cadena de suministro y de distribución.

Por lo tanto, recapitulando, sea cual sea finalmente la compañía que consiga la preciada vacuna, deberá lidiar con el reto que supone abastecer a todo un planeta que no entendería (ni puede permitirse) una demora de más de tres días desde la fabricación hasta su entrega final. Lo que parece una muy buena noticia es que podamos empezar a debatir sobre cuál será la mejor forma de distribuir la vacuna porque esto significa, por fin, que empezamos a ver la luz al final del túnel.

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Autor / Autora
Doctor cum laude en Administración y dirección de empresas, Máster en Ingeniería de organización industrial e ingeniero técnico en electrónica industrial por la Universidad Politécnica de Cataluña. Actualmente es profesor lector de los Estudios de Economía y Empresa por la Universidad Oberta de Catalunya (UOC). Sus intereses de investigación se centran en el terreno de las operaciones logísticas y productivas de las empresas así como en el ámbito de organización de empresas, específicamente sobre el cambio organizacional.
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