El valor de los experimentos y la colaboración Universidad-Empresa: El caso del teletrabajo
18/03/2025¿Cómo podemos saber si el teletrabajo realmente mejora la productividad empresarial? Esta pregunta, que parece sencilla, ilustra la importancia de aplicar métodos de investigación experimental y el papel clave de la colaboración entre universidad y empresa.
Para responder a esta pregunta, los estudios no experimentales analizan datos históricos de empresas que han implementado el teletrabajo por iniciativa propia, comparándolas con aquellas que mantienen el modelo presencial. No obstante, este enfoque tiene una limitación importante: Las diferencias observadas pueden no deberse al teletrabajo en sí, sino a factores propios de cada organización, como su cultura empresarial, el sector en el que operan, el perfil de sus empleados o su situación financiera. Esta diversidad de factores dificulta identificar el impacto del teletrabajo en la productividad
En cambio, los experimentos de campo ofrecen una solución más precisa. Su principio básico es la asignación al azar de participantes en diferentes grupos: uno experimental (empleados que teletrabajan) y otro de control (empleados que continúan en la oficina). Este método permite controlar la influencia de variables externas y obtener evidencia fiable sobre el impacto del teletrabajo.
Un ejemplo destacado son los estudios del profesor Nick Bloom de la Universidad de Stanford y sus colaboradores en la empresa Trip.com. Sus hallazgos son claros: los empleados que teletrabajan a tiempo parcial mantienen niveles de productividad similares a sus compañeros presenciales y muestran menor tendencia a abandonar la empresa. La validez de estas conclusiones se basa en su método: los investigadores compararon grupos de empleados con perfiles y tareas similares, dentro de la misma organización, que solo se diferenciaban por su modalidad de trabajo.
La colaboración universidad-empresa en estas investigaciones beneficia a ambas partes. Las empresas acceden a métodos rigurosos y conocimiento experto para evaluar sus políticas, mientras que las universidades pueden desarrollar investigación con impacto directo en el mundo empresarial. El diseño de experimentos de campo requiere conocimientos específicos, que los investigadores pueden aportar para garantizar la validez de los resultados.
De hecho, la unión entre academia y empresa es útil para desarrollar políticas basadas en evidencia sólida, no solo para las empresas, sino también para las Administraciones Públicas. Estas podrán tomar decisiones con mejor fundamento gracias a las publicaciones científicas derivadas de estas colaboraciones.
La investigación ya ha demostrado que el método experimental ofrece respuestas útiles. Ahora la pregunta es: ¿qué empresas están dispuestas a dar el siguiente paso y participar en estudios que realmente guíen el futuro del trabajo?