Cuando la tecnología es para todo el mundo: la IA y la democratización digital de las empresas
21/07/2025Corrían los años 60, durante el periodo llamado Golden Age, cuando las nuevas formas de producción (más efectivas, como el fordismo, la producción en masa o la especialización flexible), acompañadas de un crecimiento exponencial y expansivo de la economía después de la Segunda Guerra Mundial, hicieron que la automoción ganara peso y se convirtiera en un elemento clave en la industria. Es concretamente en 1961 cuando se instala la primera unidad comercialmente vendida en la planta de General Motors en New Jersey (Muller, 2022).
Y es entonces cuando la robótica entra en masa, siendo pionera en la aplicación de robots industriales. Estos robots permitían mover materiales pesados, de forma repetitiva y sin peligro para los humanos. Desde aquel momento hasta ahora, la implantación de la robótica ha sido generalizada, y no solo en la industria, sino también, por ejemplo, en la medicina o incluso en nuestra vida cotidiana, como sería el caso de la Roomba (robot aspirador) o la Thermomix.
Pero ¿era esta una tecnología al alcance de todo el mundo? Ni mucho menos. Para empezar, era muy cara. Si bien el coste de los robots ha ido decreciendo a medida que evolucionaban, el precio medio de un robot industrial ronda los 20.000 dólares, prácticamente el doble hace no mucho más de una década. Pero se calcula que el precio de los robots de los años 60 y 70 era (a precios actuales) de centenares de miles de euros, algo que, junto con la dimensión y el coste de mantenimiento, los limitaba a las grandes manufacturas. A pesar del descenso de los precios, todavía son las grandes empresas las que utilizan mayoritariamente los robots. Según datos de Eurostat, las grandes empresas usan robots con mucha más frecuencia (25 % de las empresas con 250 trabajadores o más) que las empresas medianas (12 %) o las pequeñas (5 %).
A este precio de adquisición se le suman los altos costes de mantenimiento, la poca flexibilidad de aplicación (la mayoría de los robots tienen funciones concretas, específicas, y son difícilmente adaptables a nuevas funciones) y el hecho de que su producción está dominada por grandes corporaciones con patentes y tecnologías propietarias. Todo ello ha creado y crea fuertes barreras de entrada y, por lo tanto, aumenta el poder de las empresas que ya están en el mercado respecto a la posible entrada de nueva competencia.
Totalmente diferentes son las condiciones de aplicación de la inteligencia artificial. Es gratis o casi, es adaptable, de código abierto (como TensorFlow o PyTorch) y, a pesar de que cada vez más se está implantando de forma estratégica en las empresas, normalmente su incorporación ha sido de abajo hacia arriba.
Aunque las empresas grandes todavía son las que más utilizan inteligencia artificial, se detecta un claro proceso de convergencia de las pequeñas hacia las de más trabajadores.
Tal como vemos en el gráfico, el crecimiento del uso de la IA entre las empresas pequeñas es del 75 %, mientras que entre las grandes es del 35 %. La adopción de la IA en España ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años. Hoy sabemos que el 44 % de las empresas españolas utilizaron herramientas de IA en 2024, con los sectores de servicios financieros, manufactura y energía liderando esta adopción (About Amazon). Además, el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI) informó que el 11,8 % de las empresas con más de diez empleados usan IA en sus operaciones, reflejando un aumento de casi 4 puntos respecto al año anterior (Ministerio de Economía).
Este proceso, que denomino democratización de la tecnología, puesto que es —de una forma u otra— asumible para cualquier empresa, es especialmente interesante (en contraposición a la robótica) en un país como el nuestro, donde el 98 % de las empresas son pequeñas o microempresas.
Según datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social para el 2025, la distribución porcentual de las empresas en España por número de trabajadores es la siguiente:
Tipos de empresa | Número de trabajadores | % del total de empresas |
Microempresas | 0 – 9 | 84,6% |
Pequeñas empresas | 10 – 49 | 12,9% |
Medianas empresas | 50 – 249 | 2,1% |
Grandes empresas | 250 o más | 0,4% |
Elaboración propia. Datos del 2025 – Ministerio de Trabajo y Economía Social
En conclusión, estamos en una época de cambios, donde la IA ha irrumpido con fuerza en todos los ámbitos y ha abierto muchas incógnitas: ¿qué pasará con nuestro trabajo?, ¿cómo afectará a nuestras relaciones? Tantas y tantas dudas. Algunas de las consecuencias serán negativas y otras positivas. Aparentemente, y según lo que hemos podido contrastar en este artículo, puede favorecer muy positivamente a nuestra industria. Tanto los autónomos como las pequeñas empresas familiares o las microempresas en general podrán aprovecharla, lo que está claro que no pudieron hacer durante los años 60 y 70, época en la que las grandes manufacturas —y, por lo tanto, los países que contaban con ellas como Alemania, Gran Bretaña o los Estados Unidos en un primer momento, y China más recientemente— pudieron disfrutar de una ventaja diferencial que favoreció mucho a sus economías.