Saludo al hombre en el puente

6 febrero, 2023

Este texto no es un libro de ideas, pero hay algunas. No es una autobiografía, es un hilo que articula los tiempos y los espacios. No es un análisis crítico, o quizás sí, acerca de los gobiernos y las universidades, las ciudades y los ciudadanos activos o conciudadanos.

Entrevista a Jordi Borja

Prólogo del libro de Jordi Borja «Un puente: ciudades, universidades, amistades»

Por Fernando Carrión, Marcelo Corti, Alfredo Rodríguez y Ana Sugranyes

Abril 2022

Jordi Borja, viajero impenitente, ha sido un puente tendido entre las ciudades de este lado americano del charco y Barcelona.

Decenas de amistades forjadas a lo largo de cincuenta años, en torno a preocupaciones comunes, la lucha contra las dictaduras, la democratización de nuestras ciudades, la participación ciudadana, el socialismo…

Testigo del golpe civil-militar en Chile, de la represión, las masacres de aquellos días en Santiago marcaron el inicio de estos enlaces. Al calor de los movimientos solidarios en Europa, del final de la dictadura de Franco y en contra de las dictaduras de América Latina se construyó el puente. A partir de estas causas políticas comunes de ambos lados del Charco, entre protestas y propuestas, se añadieron los temas urbanos, que vienen “del carrer”, de la calle y de los movimientos sociales, en torno a los gobiernos locales, la descentralización y el rol de la ciudadanía. Son lemas que se desarrollaron en crescendo en el pensamiento urbano y en los procesos de democratización.

Con Jordi, viajero ávido de compartir amores y debates a través de los años, ahí en el puente entre el primer y segundo milenios, se fueron cristalizando alcances y límites de la revolución urbana y de los derechos ciudadanos. De sus brillantes intervenciones, estructuradas en torno a siete, diez (¡o más!) puntos, recordamos las dimensiones entrelazadas de la construcción y precisión de derechos, que surgen de la convivencia en la calle, movilizan para exigir reconocimiento y llegan a ser instrumentos legales para ser exigibles, aunque tengan que regresar a la calle para volver a ser conquistados.

En estas conversaciones, las reflexiones sobre la autonomía catalana y la democracia local llevan a revisar la relación compleja entre ciudades y Estado en el marco del capitalismo financiero globalizado.

Enfrentar estas realidades complejas condujo a la condición polifacética de Jordi. Por eso, siempre ha sido difícil reconocer su origen profesional. Más aún, cuando en el mundo actual prima la especialización o el particularismo extremo, no solo disciplinar sino académico. Además, prevalece la inveterada costumbre de etiquetar a la persona según su profesión. Jordi rompió ese molde, para ser un integrador disciplinario que encarna la figura polifacética desde sus primeros estudios, cuando buscaba la ruptura del orden escolar, hasta el día de hoy que cuestiona el funcionamiento de la universidad por haber perdido su calidad universal.

Sin duda, Jordi, domina el conocimiento de muchas disciplinas (incluido el fútbol…); es un puente capaz de unir o integrar las distintas especializaciones disciplinares, para presentar y reconstruir la ciudad como un todo.

También tiene una condición multisituada, que hace difícil saber de donde es o dónde está. Es que su vida ha sido un constante ir y venir, aunque siempre presente y de distintas maneras y en varios lugares a la vez. El don de la ubicuidad le ha caracterizado, porque si no es su asistencia física, están sus amigos/as y sus textos diciendo a viva voz; “como dice Jordi”.

Hay que resaltar su presencia rutilante a través de los múltiples y variados escritos, donde brota un pensamiento lúcido sobre lo que ha sido su gran pasión: la ciudad. Allí sus abordajes se han realizado a través de distintos ángulos para decirnos, entre otras cosas, que la ciudad es el espacio público, haciendo repensar el contenido de su esencia. Y su contracara maldita: la agorafobia.

Nos dice que el autogobierno de la ciudad se lo consigue luchando por la descentralización, a condición de que se respete la heterogeneidad de los territorios y de que se construyan sistemas de participación y proximidad.

Nunca ha sido solo un testigo de los hechos ocurridos sino un actor directo de los mismos. Sus interminables viajes fueron realizados para participar en foros, dictar conferencias, realizar cursos, asistir a congresos o generar aportes tecno políticos dentro de los procesos reales. Ahí están, por ejemplo, los planes estratégicos de Río de Janeiro, Medellín, Bogotá y otras ciudades. Como también las contribuciones a la democratización de las ciudades de Quito con su Estatuto Autonómico y de la Ciudad de México con su Constitución, sin dejar de lado la necesaria inserción de lo urbano en las cartas magnas de Colombia y Ecuador. Todas estas estas presencias constantes -no esporádicas- fueron inscritas en las ideas del Derecho a la Ciudad y de la democratización como normas; es decir, del cambio necesario.

Su enfoque proviene de la necesidad de reducir las grandes desigualdades existentes en las urbes. Por eso cree que las demandas y reivindicaciones de las poblaciones localizadas preferentemente en las periferias -Villas, Favelas, Pueblos Jóvenes, Barrios de Rancho, Colonias Populares- deben canalizarse orgánicamente a través de los movimientos sociales urbanos. Pero también a través de las políticas públicas. La crisis de la vivienda y de las infraestructuras son sus obsesiones permanentes de reflexión y acción.

A la urbe no la entiende encerrada en su “mancha urbana” sino en el contexto de las mutuas relaciones entre lo global y lo local, reivindicando a la ciudad como un actor de alto protagonismo mundial, para lo cual creó o ayudo a potenciar un conjunto de múltiples redes regionales y mundiales como Metrópolis, Habitat Intenational Coalition (HIC), Eurociudades, Healthy Cities, Quartiers en crise, Foro Seguridad Urbana, ICLEI, Red C6, Medcités, Comité́ de asuntos sociales de Eurociudades, entre muchas otras. No se quedó solo en formular la idea o la teoría, sino que la llevó a la práctica, convirtiéndose en un fuerte eslabón de integración no internacional, sino interurbano: un puente.

Este conjunto de actividades las ha desarrollado desde una posición política explícita -incluso de militancia en la izquierda- llevándole a varios destierros por el mundo, como también a múltiples días de encarcelamiento. Llegó a ser, por elección popular, diputado del Parlamento de Cataluña y teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Barcelona, en las administraciones de su amigo y compañero Pasqual Maragall. Y en la política no ha dejado de ser un importante puente entre las demandas de la sociedad y el poder político.

En suma, Jordi, JB, Borja o Jordi Borja es un constructor de puentes. En otras palabras, ¡es un ingeniero estructural! Para usar una cita de Julio Cortázar que Jordi usa a menudo, “un puente es una persona cruzando un puente”.

Así escribe este libro, cómo un puente tendido entre sus amistades, las ciudades que vivió y pensó y las universidades en las que desarrolló buena parte de su accionar profesional y también militante. Concebido originalmente como carta a, precisamente, sus amigas y amigos latinoamericanos, el texto conecta y relaciona una sabrosa relación autobiográfica, un recorrido por ciudades y por la forma de pensarlas y transformarlas y un verdadero manifiesto contra la asepsia e inanidad académica disfrazada de buena práctica científica homogeneizada… y descafeinada.

Transcurren así por este puente el paso (callejero, urbano), de la infancia a la juventud de nuestro autor, sus experiencias universitarias en la Barcelona de la dictadura y en la París del célebre Mayo, el regreso -primero clandestino, siempre militante- a su ciudad natal y su “querencia latinoamericana” de amistad, cultura, profesión y política, en un período especialmente revulsivo y dramático de nuestro continente. Luego, su entrada en el ejercicio de la profesión político-técnica e intelectual “sin saberlo” en la Barcelona democrática; los fundamentos y consignas del asalto que propone por el pensamiento crítico a la “ciudadela burocrática universitaria”, sus notas personales como “chico de barrio sin miedo” y un reconocimiento a su compañera Dolors, con quien “Somos felices. Y ambos deseamos volver, como en otros tiempos, a América Latina. A Chile, Argentina, Ecuador, Colombia, México, Brasil, Cuba”. ¡Serán bienvenidos, querido Jordi!

Manuel Herce, Elisenda Guarro, Albert Arias Sans, Maja Drnda, Alfons Segura, Antònia Sabartés, Zaida Muxí, Mariela Iglesias, Mirela Fiori y Mireia Belil completan la semblanza con sus miradas afectuosas y agradecidas al autor; una lista de libros, publicaciones o artículos, “la mayoría sobre temáticas urbanas y políticas”, aportan una referencia bibliográfica que se agradece.

Es un honor para nosotros ser los destinatarios primeros (ni únicos ni finales) de esta carta y, como tales, la excusa de este puente. Muchas gracias, Jordi, el puente sigue en pie.


Libro: Un puente: ciudades, universidades, amistades

Autor: Jordi Borja 

Año: 2022

Editorial: Café de las Ciudades, Argentina


Jordi Borja, Barcelona (1941). Doctor en Geografía e Historia por la Universidad de Barcelona y Geógrafo urbanista por la Université de Paris-Sorbonne. Es Profesor Emérito de la Universitat Oberta de Catalunya. Ha ocupado cargos directivos en el Ayuntamiento de Barcelona y participado en la elaboración de planes y proyectos de desarrollo urbano de varias ciudades europeas y latinoamericanas. Fue Presidente del Observatorio DESC (derechos económicos, sociales y culturales). Blog Jordi Borja

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Autor / Autora
UOC Ciudades
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