Jordi Borja: “Se debe evolucionar hacia las ciudades de ciudades, una red de ciudades articuladas y con leyes propias para reducir fronteras”

16 enero, 2023
Jordi Borja CC by-nd-nc Carmen Secanella

“Este texto no es un libro de ideas, pero hay algunas. No es una autobiografía, es un hilo que articula los tiempos y los espacios. No es un análisis crítico, o quizás sí, acerca de los gobiernos y las universidades, las ciudades y los ciudadanos activos o conciudadanos”.

Se trata de un extracto de la reseña del libro ‘Un Puente: mis universidades, mis ciudades, mis amistades’, publicado por Jordi Borja, doctor en Geografía e Historia por la Universidad de Barcelona y Geógrafo urbanista por la Université de Paris-Sorbonne.

Borja tiene una dilatada experiencia en el sector del urbanismo europeo y latinoamericano. El desarrollo urbano ha sido uno de los pilares de su trayectoria profesional. Otro puntal, han sido las universidades, donde, entre aulas, ha contribuido a impulsar una nueva generación de estudiantes gracias a su conocimiento y expertise. Una de ellas, ha sido la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), donde impulsó el Máster Universitario de Ciudad y Urbanismo y de dónde es profesor emérito.

A lo largo de toda su vida, las universidades, las calles, las instituciones, han sido pasajes donde ha ido forjando varias amistades que han marcado su trayectoria. En este nuevo libro, que ha publicado recientemente, explica el puente que ha ido construyendo con todas estas personas. Hablamos de ello en esta entrevista, y también reflexionamos sobre las ciudades y su impredecible futuro.

  • ¿Cuál es el propósito del libro ‘Un Puente: mis universidades, mis ciudades, mis amistades’?

Se trata de un libro que reúne mi historia de trabajo, y también, la actividad política. Refleja mi trabajo en Europa y América. Provengo de una familia muy pobre y hasta los 15 años, estuve al margen de las escuelas, pero me gustaba mucho leer. Entré en la universidad a estudiar derecho, con el deseo de ser crítico ante la sociedad, la dictadura española… Durante aquellos años, también empecé a ponerme en política, entrando al Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC).

  • En julio, agosto y septiembre del año pasado, hiciste un tour por Latinoamérica. ¿De dónde te viene el interés por esta región?

Ya de pequeño, me habían interesado mucho dos países: México y Argentina. Cuando tenía 20 años, tuve que irme de Cataluña, porque la policía política me perseguía. Fui a París y llegué allí sin papeles, ni dinero, y sin haber acabado la carrera. Mi familia estaba muy molesta. De todos modos, me espabilé y estudié derecho, trabajé en economía, geografía humana, sociología… Y allí, me interesé mucho por América Latina, puesto que había mucha gente latinoamericana que estaba en las universidades de París, lo cual me permitió conocer muchos profesionales.

En mis clases no hago hacer exámenes a los estudiantes. Deben hacer trabajos que les permitan salir de la universidad.

  • Siempre has estado vinculado a las universidades. ¿Cómo empieza tu historia con la docencia?

Cuando tenía 26 años, entré en el gobierno francés, para trabajar con los países controlados por Francia. Estuve presente durante la revolución universitaria, en 1968. Creo que fue una revolución cultural, y no política. En ese momento, decidí volver a Barcelona y enseguida, me hicieron profesor de arquitectura, sociología urbana, urbanismo y geografía urbana. Durante los años 70, me integré en la universidad y creé una organización para resolver los temas urbanos de las clases sociales bajas y medianas. Fue un trabajo bastante importante.

Otro momento clave fue en 1973, en Chile, cuando se generó la crisis política a causa de la acción militar de las fuerzas armadas y el apoyo de los Estados Unidos. Yo estaba allí, y tuve muchas relaciones con gente de Latinoamérica. Desde entonces hasta ahora, he visitado la zona casi cada año. Durante el último tour por Colombia, Ecuador, Perú y Chile, fui a charlas, actos… Tengo una participación bastante activa y en Latinoamérica me conocen bastante. Próximamente, de aquí dos o tres meses, iré a México y Brasil.

  • ¿Qué amistades se reflejan en esta publicación?

A partir del 1973, me pasé semanas enteras en Latinoamérica. En Chile, por ejemplo, estuve 3 meses. En México, Brasil y Argentina, también he estado meses enteros. Hay personas muy especiales que salen en el libro, tengo una cincuentena de amistades, fruto de las estancias que he hecho en una quincena de países de la zona.

  • En el tour, comentaste a unos alumnos de una universidad latinoamericana que tenían que estar menos tiempo encerrados en las aulas, y salir más a conocer “los barrios, las ciudades, los territorios y la gente”. ¿Por qué?

En mis clases no hago hacer exámenes a los estudiantes. Hacen trabajos que les permitan salir de la universidad, como por ejemplo yendo a un barrio específico, estudiando la relación que tiene la zona con la movilidad.

  • El cambio climático y la contaminación atmosférica abocan las grandes ciudades del mundo a un cambio de paradigma. Se trata de un problema estructural, no solo aquí, sino también en Latinoamérica y en el mundo. ¿Cómo podemos conseguir ciudades más sostenibles?

No podemos vivir rodeados de coches y elementos de bloques construidos, y no puede ser que salgamos a la calle solo para coger el metro. Se pierde la ciudadanía. A mí me gustan las zonas anchas y verdes. Estamos en una situación bastante interesante, puesto que tenemos los elementos para hacer la ciudad mejor, pero estos elementos también pueden provocar lo contrario. Todo depende de cómo lo usemos.

No podemos vivir rodeados de coches y elementos de bloques construidos, y no puede ser que salgamos a la calle solo para coger el metro. Se pierde la ciudadanía.

  • Hablemos de las ciudades del futuro. ¿La revolución tecnológica cambiará las relaciones entre las ciudades y sus conciudadanos?

El futuro no se puede saber. Lo que hay actualmente son unos elementos nuevos. Todo depende del uso que se haga. La tecnología no es buena o mala, sino que depende de cómo se utiliza. Por ejemplo, hay mayorías que controlan los datos de la minoría.

  • Así pues, ¿cómo tendrían que ser las ciudades del presente?

En el siglo XIX aparecieron las ciudades, donde había una zona urbana y una cohesión. Durante el siglo XX, vemos una evolución: había ciudades y alrededor, otras ciudades. En algunas zonas están muy cerca. A partir de la Segunda Guerra Mundial, aparecen las áreas metropolitanas, donde hay núcleos y municipios junto a las ciudades, que necesitan las conexiones territoriales de los tranvías, trenes y coches.

A finales del siglo XX y a principios del XXI, aparecen las ciudades de ciudades, es decir, se hacen unas redes de ciudades. Con Pasqual Maragall, exalcalde de Barcelona, y otros alcaldes, pensábamos que sería necesario que hubiera una cooperación con ciudades próximas como Valencia, Zaragoza o de las Islas Baleares, pero también con las del sur de Francia: Toulouse, Perpiñán, Montpellier o Lyon. Se crearían muchos mecanismos de relación entre ellas, pero esto implicaría: más financiación y tener leyes propias.  

Todo esto significa que los estados van de bajada, porque están aplastados por los elementos más generales, como la Unión Europea, que ya tiene muchas competencias. En cambio, tendríamos que reducir otros elementos. Por ejemplo, en Cataluña tenemos las comarcas, las provincias… Es todo un absurdo o en todo caso, se tendrían que dejar como unos elementos culturales. Se debe evolucionar hacia las ciudades de ciudades, una red de ciudades articuladas y con leyes propias para reducir fronteras.

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