Economía circular para una nueva economía urbana (II)

19 diciembre, 2022

Ámbitos locales de intervención circular

El gran desafío de los procesos circulares, para no quedar en un testimonio de buenas intenciones, es pasar de la declaración de principios a la acción concreta. Para ello, se presenta otra vez la duda acerca de cómo implantar la economía circular y quiénes llevarán adelante las experiencias. En procesos compartidos están los Gobiernos, las empresas y el ámbito local, que aparece como un terreno propicio para las innovaciones. Así lo demuestra el recorrido seguido por distintas ciudades en el plano internacional. Tomando dichas experiencias, vale la pena brindar algunos ejemplos de oportunidades circulares en el ámbito local.

 

El sector de la construcción y rehabilitación, es uno de los más desafiantes por su consumo de materiales, suelo y energía, tanto como por su generación de emisiones (casi el 40 % del total), dentro de las acciones de competitividad e innovación, la línea de trabajo puede enfocarse en fomentar el uso de materiales reciclables y de la cuna a la cuna, al tiempo que se impulse la contratación pública verde para la construcción de edificios municipales o su rehabilitación. En materia de producción, la construcción puede regularse por marcos de edificación sostenible: que fijen objetivos concretos en el estudio de gestión de residuos en fase de proyecto y hagan uso de guías de edificación y rehabilitación sostenible.

 

En lo referente al consumo, se multiplican las acciones de servicios compartidos de calefacción o la utilización de electrodomésticos. En el área vinculada a la gestión de residuos y materias primas secundarias, se fomentan iniciativas para recuperar residuos procedentes de la construcción y demolición (RCD), como utilizarlos de materia prima para nuevos materiales/productos, la creación de plataformas/espacios para compartir estos subproductos y el uso de herramientas informáticas destinadas a facilitar los cálculos y verificar la gestión.

 

En el sector industrial, trabajando el eje de la competitividad e innovación, se puede mejorar la gestión de residuos a través de la recuperación de materiales, productos y componentes, que pueden reintroducirse en la economía y fomentar la investigación de nuevos materiales y su desarrollo. En lo que respecta a la producción y consumo, es posible adelantar la transición de la bolsa de plástico a compostables. Y, sobre la gestión de residuos y materias primas secundarias, se puede impulsar la simbiosis industrial y la gestión de residuos en común entre empresas y parques o polígonos industriales (núcleo de conexión entre empresas).

 

En el sector agroalimentario y bioeconómico, se pueden impulsar nuevos modelos de negocio en bioeconomía forestal, aprovechar materias primas secundarias para nuevos alimentos (por ejemplo, lactosuero de quesería), instaurar comedores colectivos (colegios, empresas y centros con servicios de comedor) con productos autóctonos/locales km 0 y utilizar biomasa forestal como combustible (madera, pellets, etc.) y para producir nuevos productos (biodiésel y biogás, por ejemplo). En relación con el consumidor, las gestiones locales pueden fomentar programas para evitar el desperdicio alimentario, así como recuperar materia orgánica de plantas alimentarias o restauración para compostaje del agricultor cercano. Entre otras iniciativas, se observa la implantación de sistemas de recolección en ciertas áreas para obtener compost de calidad específica de los principales productores del tejido local e impulsar la creación de empresas que ofrezcan soluciones a partir de materia prima del lugar, como la biomasa agraria y forestal: materiales orgánicos biodegradables para su uso en el campo, la pesca y la actividad silvícola. Por su parte, la Administración también puede fomentar un nuevo modelo de negocio de recogida y gestión de los restos orgánicos mediante ayudas, subvenciones y asesoramiento para el desarrollo de negocios circulares. Considerando que los orgánicos representan aproximadamente el 50 % de los residuos domiciliarios, es una buena idea la obligatoriedad que la nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular en España (2022) impone para la recogida selectiva en todos los ayuntamientos del país.

 

De igual manera, algunas de las políticas públicas que hacen viables los cambios son compartir buenas prácticas e identificar y analizar proyectos circulares en las empresas (intraemprendimiento), capacitar agentes intermedios respecto a los nuevos modelos de negocio ―e incluso sobre nuevas tecnologías y materiales―, participar en proyectos de investigación, y desarrollo y apostar por la compra pública verde y circular.

 

En la misma sintonía, se inscriben acciones tendentes a incluir criterios de circularidad en las ayudas que den los Gobiernos locales a asociaciones e instituciones a través, por ejemplo, de la creación de una plataforma de intercambio entre las empresas y la comunidad. Estos han de continuar impulsando la economía colaborativa, con estrategias conocidas como carsharing, carpooling, préstamo de bicicletas, objetotecas (bibliotecas de cosas, como un taladro) y otros productos que pueden compartirse para abaratar costos y disminuir el uso de energía. Asimismo, pueden montarse espacios de reparación y segunda mano. Por ejemplo, en Argentina, la Fundación Artículo 41 cuenta con el Club de Reparadores, movimiento que busca promover el arreglo de bienes domésticos para fomentar el consumo responsable, que se va extendiendo día a día. Es necesario, y una oportunidad también para emprender, impulsar campañas que aumenten la confianza del consumidor en los productos de segunda mano.

 

Un aspecto central de la política pública y de mayor impacto, es la formación ciudadana. Es fundamental también que los municipios creen programas de capacitación, fomento y difusión de la economía circular destinadas a entidades, emprendedores y empresas.

 

Sin embargo, a las oficinas públicas aún les queda un enorme recorrido para promover la digitalización y el teletrabajo, adoptar la tramitación electrónica de expedientes, otorgar incentivos sobre las tasas de residuos para fomentar el reciclaje (aquí también es positiva la nueva Ley de Residuos en España ya que unifica y eleva cánones de vertido), eliminar contenedores en el espacio público de ciertas áreas e impulsar el autocompostaje doméstico o comunitario, entre otras iniciativas. También, y más relevante que nunca en el contexto energético mundial, las Administraciones pueden desarrollar proyectos de aprovechamiento energético mediante procesos aeróbicos y anaeróbicos.

 

Otra de las áreas donde comienza a desarrollarse la circularidad en comunidades europeas es el turismo, que puede servir de modelo para otras industrias. Por ejemplo, impulsando el consumo de agua no embotellada y envases no plásticos en la hotelería y la gastronomía, o el uso de energías renovables en el sector. 

 

Sin duda, las labores pendientes son muchas, pero lo que debe entusiasmarnos es que, como destacaba anteriormente, cada una de estas políticas suponen nuevas oportunidades que puedan ser aprovechadas por proveedores locales que cubran distintos nichos de esta cadena circular.

 

La experiencia de las incubadoras de proyectos urbanos circulares

¿Pero cómo aprovechar esas nuevas oportunidades? Acompañando la iniciativa estatal, que marca el camino, el riesgo y el aporte privado también cumplen un papel importante. Sin duda también el papel del nuevo emprendedor circular adquiere relevancia.

 

A modo de ejemplo, y con la intención de convertirse en un referente en materia de innovación y desarrollo empresarial a nivel urbano, tanto como en un punto de encuentro relevante de empresas constituidas y de incipiente constitución, el Ayuntamiento de Madrid creó el Centro de Innovación en Economía Circular (CIEC). Es una incubadora de empresas y startups que promueve un ecosistema de innovación y experimentación de soluciones basadas en la sostenibilidad y la circularidad. Tal como lo expresan en su sitio web, su propósito es claro: promover la creación y transformación de empresas desde un modelo lineal hacia un modelo circular. Para ello, se basan en un FabLab (del inglés fabrication laboratory, laboratorio de fabricación), que surge como un nodo de conocimiento y experimentación con la misión de crear una comunidad de personas con distintos perfiles en torno a la tecnología de fabricación digital y la economía circular.

 

Ejemplos como el expuesto muestran un punto en común: lo primero que se debe tener en cuenta es que el capital humano es fundamental; es decir, los conocimientos o habilidades para elaborar algún producto o llevar a cabo una tarea que le sea útil a otros. En síntesis, construir desde la base un camino que lleve a un negocio sostenible en el tiempo y que brinde valor.

 

Una nueva visión de economía urbana para sociedades circulares resilientes y relevantes

En el camino propuesto, necesitamos movilizar a las ciudades y sus gobiernos hacia una nueva economía urbana para que acompañen el impulso ciudadano y el avance que se está dando en parte del sector privado y el universo emprendedor. 

 

Ese movimiento con sentido, con valores positivos, se debe encauzar y multiplicar. Para ello, es necesario promover una visión conjunta destinada a implementar una economía circular que asuma una transición ecológica que nos convierta en una sociedad sin emisiones, resiliente y que restaure el patrimonio natural y lo preserve, actuando como motor económico a pesar de las múltiples crisis a las que nos enfrentamos.

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Autor / Autora
Licenciado en Ciencia Política (UAJFK), Máster en La Ciudad, Políticas, Proyectos y Gestión (UB), Máster en Liderazgo e Innovación en Economía Circular (UPM), Posgrado en Economía Urbana (Universidad Di Tella). Consultor, speaker, divulgador y docente en temas de promoción del desarrollo económico sostenible a partir de la economía circular. Vinculado por casi dos décadas a la gestión pública, ha desempeñado diversas posiciones ejecutivas a nivel nacional y regional en Argentina. Es autor de dos libros “Economía Circular, el cambio cultural” (2019) y “Cómo hacer clic hacia una nueva economía” (2021). http://www.luislehmann.com
Comentarios
Alberto Gutiérrez Enciso31 diciembre, 2022 a las 2:19 am

Gracias por compartir el material… Muy intersante y espero poderlo usar en el sector agrario. Saludos desde Perú.

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