Marco Inzitari: “Debemos implementar nuevos modelos de cuidados en los que las personas estén más involucradas y sean más activas”

05/05/2021
Marco Inzitari

El médico y doctor en Medicina Marco Inzitari se incorporó como profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC a principios del mes de abril. Hablamos con él para conocer su trayectoria profesional en el ámbito del envejecimiento, descubrir cómo afronta esta nueva etapa como docente e investigador, así como reflexionar sobre los principales retos en este ámbito

Eres médico y doctor en Medicina especializado en temas de envejecimiento por la Universidad de Florencia. ¿Cómo surgió tu interés por esta disciplina? 

Durante la carrera descubrí que, más que los aspectos biológicos de la fisiología y de la medicina, me interesaban las personas en su conjunto y la sociedad en la cual vivían. Las especialidades más holísticas entre las cuales me decantaba eran la psiquiatría y la geriatría, dos disciplinas que permiten poner el foco sobre los aspectos funcionales, mentales, sociales y económicos. Siempre priorizando la calidad de vida de las personas. 

¿Tenías algún referente en este ámbito?

En aquel momento ya se hablaba de la transición epidemiológica hacia un mundo más envejecido. Y, todavía como estudiante de medicina, me tocó de rotar con varios referentes internacionales de la geriatría, como por ejemplo el doctor Luigi Ferrucci, que es de Florencia cómo yo, y que hoy en día es el director de investigación del National Institute of Aging de los EEUU. Para aquel entonces él ya compaginaba la asistencia con la investigación epidemiológica y las políticas sanitarias. Y el hecho de tener la posibilidad de integrar ambos aspectos me fascinaba. 

Actualmente, además de ocupar el cargo de Director de Atención Integrada e Investigación del Parc Sanitari Pere Virgili de Barcelona y presidente de la Sociedad Catalana de Geriatría y Gerontología, también eres investigador principal del Grupo de Investigación en Envejecimiento, Fragilidad y Transiciones en Barcelona (RE-FiT Bcn) del Vall d’Hebrón Institut de Recerca (VHIR). 

Tengo la suerte de poder compaginar distintas facetas profesionales: la de gestor de una institución asistencial de geriatría y atención primaria -me entusiasma la estrategia y el desarrollo del talento- y la de investigador. Pero ambas tienen un hilo conductor común: el envejecimiento y la atención a mayores. 

¿Y cómo es tu día a día como investigador? ¿En qué centras tu actividad? 

Dirijo la investigación de mi grupo hacia la ciencia-implementación de modelos asistenciales innovadores, tanto dirigidos a la actuación precoz y a la prevención, fomentando un envejecimiento saludable, como al cuidado de personas con necesidades complejas. Y, tanto en la clínica como en la gestión y en la investigación, uno de los principios clave es la participación de la persona, así que intentamos orientarnos hacia una investigación participativa. De hecho, la línea entre la gestión y la investigación es muy sutil, pues en mi día a día voy compaginando ambos aspectos porque hay mucha coherencia entre ellos.

Durante la carrera descubrí que, más que los aspectos biológicos de la fisiología y de la medicina, me interesaban las personas en su conjunto y la sociedad en la cual vivían.

Eres autor de más de 80 publicaciones internacionales y a lo largo de tu carrera profesional has liderado distintos proyectos de investigación nacionales y europeos. Cuéntanos un poco sobre tu trayectoria en el ámbito de la investigación.

Hace unos 12 años empecé a investigar en una institución asistencial en la cual no se hacía investigación. Ahora, con 6 tesis de doctorado finalizadas cómo director, 8 proyectos competitivos siento el investigador principal de la mayoría y un grupo de investigación que en 2017 fue acreditado y acogido en una institución de referencia como el VHIR, me siento muy orgulloso de algunos de los hitos de mi carrera. 

¿Nos podrías compartir algunos de los más destacados?

Quizás la primera beca competitiva, en 2015, en colaboración con el profesor Durduran del Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO), y la última, sobre fragilidad y ejercicio físico en personas con cáncer avanzado, que nos ha permitido reforzar las relaciones con grupos punteros como el del profesor Martínez-Velilla de Pamplona. Pero todavía me siento más orgulloso de conseguir proyectos más orientados a investigación-implementación, sobre decisiones compartidas en rehabilitación del ictus (fue una Marató de TV3) o el proyecto +ÀGIL, para co-diseñar, implementar y evaluar un programa de envejecimiento saludable en diferentes barrios (financiado por Barcelona Ciencia).

¿Y cuál ha sido el proyecto más difícil que has llevado a cabo?

Seguramente el de llevar a la conclusión el proyecto DIALCAT, sobre diabetes y Alzheimer y con una fuerte componente digital. Con esta iniciativa hemos acabado coordinando 16 instituciones y hemos tenido que hacer frente a muchos problemas administrativos y técnicos. 

Acabas de aterrizar en los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC como docente en el área de Envejecimiento y Salud. ¿Cómo está siendo tu experiencia?

De momento genial. Los procesos de acogida están muy bien organizados. Requieren un cierto esfuerzo pero realmente te permiten entender qué es la UOC y hacia dónde va, lo que al mismo tiempo facilita que puedas integrarte y adquirir el ADN UOC desde un primer momento. Antes de incorporarme ya tenía relación con distintos investigadores y grupos de investigación, pero la experiencia desde dentro y directa es todavía mejor.

El reto de la docencia online en el ámbito de la salud es realizar productos dinámicos, agradables y de valor a través de los cuales el estudiantado pueda disfrutar aprendiendo.

A lo largo de tu trayectoria profesional ya has trabajado como profesor en otras universidades. Bajo tu punto de vista, ¿cuáles son los principales retos en la docencia online en el ámbito de la salud?

He hecho tanto docencia presencial como online. Y también este híbrido al cual la pandemia de COVID-19 ha obligado a muchas instituciones, que es el de realizar las clases sincrónicas mediante una videoconferencia. Bajo mi punto de vista, el principal reto en la docencia online es realizar productos más dinámicos, agradables y de valor, a través de los cuales el estudiantado pueda “disfrutar” aprendiendo, y no solo sacarse un certificado o un título académico. Y también hay el desafío de conseguir realizar una docencia participativa y activa, a pesar de la modalidad no presencial. 

¿Crees que hay relación entre el modelo de la UOC que sitúa al estudiante al centro del proceso de aprendizaje y el hecho de que el paciente esté en el centro de la salud? 

Seguramente sí. Ahora mismo la medicina está cambiando de un modelo paternalista, en el que el médico posee el conocimiento y el paciente es un receptor pasivo, hacia un modelo de trabajo multidisciplinario, en el cual el paciente es quién realmente tiene la experiencia de la enfermedad. Y lo mismo ocurrirá en la formación: cada vez habrá más estudiantes formados e informados que querrán escoger proactivamente y liderar su propia formación. Y los docentes tendremos que ponernos a su disposición y facilitarles esta oportunidad. Además, con tanta información accesible, los profesores ya nos seremos los depositarios de la “única verdad”. 

¿Qué es lo que más te está sorprendiendo de la UOC?

Me parece un entorno muy dinámico, con mucho talento y personas con entusiasmo. Muy creativo aunque, a la vez, muy bien estructurado en cuanto a acogida de los profesores y guía para los estudiantes. La UOC cuenta con unas herramientas muy potentes y muy bien organizadas. Mucho más flexibles y dinámicas que las de la universidad tradicional que conozco.

¿Qué dirías a alguien que se plantea estudiar la Especialización de Envejecimiento y Salud de la UOC

Que es el futuro. Tanto si se dedican a la investigación, a la innovación o a profesiones que tengan que ver con la salud y los cuidados. Sin duda, es un ámbito en expansión en el cual se puede hacer mucho para las personas mayores y su entorno, maximizando su potencial y lo que pueden seguir aportando a la sociedad, que en muchos casos es enorme.  Además, es un ámbito muy divertido y multifactorial, en el que se necesita aprender a trabajar en equipo y con personas con conocimientos muy diversos. Claramente, hay también una oportunidad de expansión en cuanto a los negocios, pues la silver economy está creciendo.

Tenemos que reducir o posponer las consecuencias negativas del envejecimiento, sobre todo las que se relacionan con la discapacidad y una peor calidad de la vida.

¿Cuáles son los principales desafíos en materia de envejecimiento? ¿Qué se puede hacer para reducir su impacto? 

No hablaría de reducir el “impacto del envejecimiento”. Envejecer, de por sí, es una cosa positiva, un gran logro de la humanidad y de la ciencia. Por ello, más que alargar la vida de las personas, tenemos que reducir o posponer las consecuencias negativas del envejecimiento, sobre todo las que se relacionan con la discapacidad y una peor calidad de la vida.

Interesante. ¿Cómo lo podemos conseguir?

A través de cuatro pilares. Primero de todo, escalando y promoviendo los hábitos de vida saludable entre la sociedad (realizar actividad física, seguir una dieta adecuada, dormir bien, mejorar las relaciones sociales y reducir la soledad no deseada). En segundo lugar, apoderando a las personas mayores para que mejoren su dominio de las herramientas digitales y tengan un papel activo de sus vidas. En tercer lugar, se deben implementar nuevos modelos de cuidados en los que las personas estén más involucradas y sean más activas, más centrados en el domicilio. Por último, es necesario promover una investigación inclusiva y participativa respecto a los mayores.

Debemos implementar nuevos modelos de cuidados en los que las personas estén más involucradas y sean más activas.

¿Crees que cambiará el abordaje geriátrico tras la pandemia de COVID-19?

Tiene que cambiar, ya que si no habremos fracasado como sociedad. La pandemia ha destapado, entre otras cosas, que como sociedad dejamos de lado a los mayores, sobre todo los que tienen necesidades más complejas y que viven en residencias. También se ha puesto de manifiesto la necesidad de valorar bien la fragilidad de las personas para poder proporcionarles tratamientos de más valor. Y en este caso la visión geriátrica es fundamental. Además, también se ha observado que las personas más robustas, con más reserva, han resistido mejor a la enfermedad. Por este motivo, se tiene que promover un envejecimiento saludable, utilizando siempre las herramientas digitales para llegar a más escala y poder actuar también en situaciones extremas como el confinamiento. 

Por último, ¿consideras que la innovación y el emprendimiento ganarán cada vez más relevancia en el ámbito de la biomedicina? 

Sin duda. Hay una necesidad imperiosa de trasladar a la realidad, a la práctica, las ideas innovadoras y las soluciones propuestas por muchos profesionales de talento. Esto es también un estímulo importante para la economía. Sin embargo, desde tener una idea innovadora a que esta se adopte e implemente en la realidad pueden pasar muchos años, y solo un porcentaje pequeño de personas lo consigue. Es vital conocer las fases del proceso de innovación, involucrar a los potenciales usuarios desde el principio, desarrollar la idea, conseguir financiación y diseminar los resultados y productos. Y trabajar con una visión sistémica, de la mano entre universidades, centros de investigación, asistenciales y empresas. Todo ello mejorará, sin duda, las posibilidades de pasar de una idea a una innovación real.

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