¡Las criptomonedas deben ser cuestionadas!

10 de octubre de 2019
zanni02

[publicado originalmente en art.es | media art #75-76]
Hace más de una década, el historiador de arte y economista Olav Velthuis señaló que el arte y la economía ya no eran incompatibles sino que, por el contrario, las tensiones entre ellos “parecen ser una fuente de inspiración y no un obstáculo para los artistas contemporáneos” [1]. Describió las obras de arte resultantes de estas tensiones como pertenecientes a una “economía imaginaria” que podría adquirir tres formas: ya sea criticar las estructuras de poder en la economía, respaldar el aspecto comercial del mundo del arte o representar la economía como un juego. La creciente financialización del arte ha llevado a una serie de coleccionistas y otros agentes en el mundo del arte a buscar formas de obtener ganancias económicas a partir de la especulación, reforzando así la conexión entre arte y economía [2]. La popularización de bases de datos sobre el mercado de arte como artnet, Artprice o Arfacts, junto a polémicas iniciativas como ArtRank (una plataforma creada en 2014 que presentaba una lista de artistas cuyo trabajo debe comprarse, venderse o liquidarse) han contribuido a comprender el arte en términos cuantificables y aplicarle la lógica de los mercados financieros. La introducción de bitcoin y su estructura subyacente, blockchain, ha traído una nueva fase en la interacción entre el arte y la economía, ahora potenciada por los ordenadores, la criptografía e Internet.
Por un lado, blockchain, un registro público y descentralizado que almacena todas las transacciones de Bitcoin, elimina la necesidad de confiar en terceras partes para confirmar las transacciones. Por lo tanto, ha sido utilizado por varias startups, como Ascribe o Monegraph, como una forma de certificar la propiedad de una obra de arte sin recurrir a certificados firmados o a depender de los registros del artista o la galería para confirmar su procedencia. La tecnología blockchain se está convirtiendo rápidamente en la forma estándar de certificar obras de video y arte digital, y también se está adoptando para formatos más tradicionales, aunque es probable que su integración total en el mercado del arte sea lenta [3]. Más allá de este uso como una herramienta para vender y coleccionar arte, blockchain también ha inspirado estructuras alternativas para el mercado de arte contemporáneo, de forma similar a cómo la red fue vista por los artistas pioneros del net art como una manera de eludir el sistema de los museos y las galerías. En 2014, el artista Paolo Cirio lanzó Art Commodities, [4] un proyecto que buscaba repensar la venta de obras de arte “basado en la abundancia y no en la escasez:” en lugar de vender obras digitales en pequeñas cantidades, propuso distribuir obras de arte en grandes cantidades a precios más accesibles, siendo cada copia registrada con una clave pública de cifrado que permite al comprador certificar su propiedad y autenticidad. El modelo de Cirio prefigura la forma en que blockchain se utiliza actualmente en el mercado del arte, aunque su visión de llevar “arte de calidad a las masas a precios asequibles” [5] aún no se ha cumplido.
 

Por otro lado, Bitcoin (BTC), como moneda misteriosa, no regulada y altamente volátil, ha inspirado una amplia gama de proyectos artísticos y plataformas en línea. Cointemporary (lanzado en 2014) es un sitio web que vende obras de arte por un precio fijo en BTC, independientemente del tipo de cambio actual. Sus fundadores, los artistas Valentin Ruhry y Andy Boot, decidieron limitar las opciones de pago a Bitcoin porque “la discusión en curso sobre el valor intrínseco de esta nueva moneda y su alta volatilidad deshabilita la base actual de valoración en el mercado del arte” [6]. Diversos artistas también han creado sus propias criptomonedas, abordando las conexiones entre la fluctuación constante en el valor del dinero y el incierto desarrollo de la carrera de un artista: Jonas Lund (JLT), Carlo Zanni (ZANNI) y Kevin Abosch (IAMA) han lanzado sus respectivas monedas a principios de 2018, con diferentes enfoques sobre el tema [7]. Bitcoin y la cadena de bloques se han descrito como “el quinto paradigma disruptivo,” [8] siguiendo a los que introdujeron las computadoras y ordenadores personales, Internet, y las redes sociales y móviles. Su posible impacto en la economía y la sociedad global hace que estas obras de arte sean aún más relevantes, ya que, como ha señalado Velthuis, «no solo producen imágenes acerca de la economía, sino también conocimiento» [9].
En este sentido, es importante comprender mejor bitcoin y la cadena de bloques, pero también desde una perspectiva crítica. El profesor David Golumbia argumenta que la criptomoneda no debería tratar de librarse de toda regulación y que puede «exacerbar, en lugar de abordar, los graves problemas existentes en nuestros sistemas monetarios y financieros» [10]. Partiendo de la idea de cuestionar tanto las criptomonedas como el sistema que las respalda, los artistas César Escudero y Martin Nadal abordan el proceso de minar Bitcoin con una serie de obras de arte que destacan su complejidad y sus consecuencias no deseadas. Bittercoin (2016) [11], una vieja calculadora transformada en minero que valida las transacciones de bitcoin, expone el enorme consumo de procesamiento de datos y electricidad que genera este proceso, lo que lleva a los mineros a unir sus esfuerzos y usar tanta energía como un país. Es poco probable que la humilde máquina logre extraer un bloque y obtener bitcoin a cambio, pero lleva a cabo las operaciones que quedan impresas en un rollo de papel. El papel se acumula alrededor de la máquina a un ritmo de 10 metros por hora, mostrando la cantidad de desechos generados por un proceso que es, en parte, absurdo. Inspirado en la posibilidad de combinar la tecnología blockchain con el Internet de las cosas (IoT) para hacer que objetos conectados ejecuten micropagos por ciertas tareas, Bitcoin of Things (2017) [12] convierte los objetos cotidianos (ya sea un martillo o un salero) en mineros de bitcoin. En este caso, la minería se genera al usar el objeto en las actividades diarias. Finalmente, Bitcoin Traces (2017) aborda la trazabilidad de la criptomoneda dibujando una visualización del origen de una transacción particular hasta el momento en que la moneda es creada por un minero. Este mapa muestra lo que nunca se podría hacer con otra moneda, un registro de la creación y distribución de una determinada cantidad de dinero, y esto es lo que los artistas destacan como un aspecto particularmente interesante de Bitcoin, ya que permite un nivel de escrutinio que en la economía global solo es accesible a gobiernos y bancos [13]. Precisamente esta opacidad es lo que lleva a los artistas a explorar esta nueva moneda que es particularmente apta para ser analizada con las herramientas de la informática. Como afirman enfáticamente, “¡las criptomonedas deben ser cuestionadas!” Esta es sin duda una tarea adecuada para los artistas que trabajan con nuevos medios y pueden generar nuevos conocimientos sobre este paradigma disruptivo.
Pau Waelder
 
 
Notas
[1] Velthuis, O. (2005). Imaginary Economics. Contemporary Artists and the World of Big Money. Rotterdam: NAi Publishers, 10.
[2] Velthuis, O. and Coslor, E. (2012). The Financialization of Art, in: Knorr Cetina, K. and Preda, A. (eds.) The Oxford Handbook of the Sociology of Finance. Oxford: Oxford University Press, 471–487.
[3] Michalska, J. (2016). Blockchain: how the revolutionary technology behind Bitcoin could change the art market. The Art Newspaper. 29 september 2016.
[4] Paolo Cirio, Art Commodities, http://artcommodities.com/.
[5] Paolo Cirio, “Smart Art Economic Model”, Art Commodities, http://www.artcommodities.com/?/c/model
[6] “About”, Cointemporary, http://cointemporary.com/about/
[7] Jonas Lund Token, https://jlt.ltd/; Ẓ by Carlo Zanni, http://zanni.org/coin/; I am a coin, http://www.iamacoin.com/.
[8] Swan, M. (2015). Blockchain. Blueprint for a New Economy. O’Reilly Media.
[9] Velthuis, O. (2005). Imaginary Economics, 22.
[10] Golumbia, David (2015). Bitcoin as Politics: Distributed Right-Wing Extremism, in: Editors: Lovink, G., Tkacz, N. and de Vries, P. (eds.) MoneyLab Reader: An Intervention in Digital Economy. Amsterdam: Institute of Network Cultures, 120.
[11] César Escudero and Martín Nadal, Bittercoin. https://escuderoandaluz.com/2016/03/03/bittercoin/
[12] César Escudero and Martín Nadal, Bitcoin of Things (BoT). https://escuderoandaluz.com/2017/03/20/bitcoin-of-things-bot/
[13] Nadal, M. y Escudero, C. (2017). Critical mining. Blockchain and bitcoin in contemporary art, en: Catlow, R., Garrett, M., Jones, N. y Skinner, S. (eds.) Artists Re:thinking the Blockchain. Liverpool: Liverpool University Press, 82.
 

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