Carlo Zanni: la obra flexible

9 de noviembre de 2011
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Por Pau Waelder

 

El artista Carlo Zanni (La Spezia, Italia, 1975) ha presentado hace unas semanas en la Galería SKL de Palma (Mallorca, España) una exposición titulada People from Mars que reúne algunos de sus proyectos recientes y en la que se da a conocer una interesante obra con la que Zanni propone un modelo de net art de pago por visión.

My Country Is a Living Room (2011) es un poema dedicado a la celebración del 150 aniversario de la unificación de Italia. Siguiendo el principio de interacción con los flujos de datos en la Red, el artista ha optado por escribir el poema empleando Google Scribe, un recurso de la empresa estadounidense que “asesora” en la redacción de textos completando palabras y sugiriendo la continuación de una frase a partir del análisis de la frecuencia con la que dos o más palabras aparecen en los textos publicados en Internet. Zanni se limitó a escribir las primeras palabras de cada verso en inglés, dejando que el programa sugiriese el resto, en una especie de cadáver exquisito informatizado. El poema se creó de esta manera a sí mismo, y ha sido traducido a 57 idiomas con el traductor automático Google Translate. Lejos de ser una simple sucesión de palabras sin sentido, el poema ha resultado ser sorprendentemente incisivo, como demuestran los siguientes versos:

Mr.LivingRoom había robado el dinero del gobierno y el sector privado y el sector público.
[…]
Mr.LivingRoom engaña al mundo entero está observando y esperando para los próximos años.
[…]
Mi país se muere en el final del día y la noche para asegurarse de que el nuevo sistema es una manera de obtener lo mejor de lo mejor en el mundo de la sala de estar.
Estoy seguro de que el nuevo sistema es una manera de obtener lo mejor de lo mejor en el mundo de la sala de estar.
No estoy solo en este mundo y el mundo de la sala de estar.
Mr.LivingRoom es una gran manera de obtener lo mejor de lo mejor en el mundo de la sala de estar.

El poema existe actualmente en dos formas: por una parte, un libro de publicación bajo demanda que contiene las 58 versiones del poema, en una cuidada edición cuya portada preside la imagen del souvenir de la Catedral de Milán con el que un ciudadano exaltado agredió al primer ministro Silvio Berlusconi en diciembre de 2009. Por otra parte, el poema está alojado en un servidor que reproduce la acción original de Zanni (teclear las primeras palabras y aceptar las sugerencias de Google Scribe) de forma continuada. Cuando el programa registra un cambio en las palabras que forman el poema (como resultado de una respuesta diferente de Google Scribe), guarda la nueva versión del poema en un archivo. Tanto el poema «vivo», que se genera en tiempo real ante el espectador, como las versiones archivadas del mismo están a disposición de los internautas en un sitio web creado por el artista que, a la manera de la mayoría de los productos de software, ofrece una muestra gratuita (y limitada) del poema y la visualización completa del mismo, previo pago, por un tiempo limitado.

Así, es posible comprar el libro de artista en impresión bajo demanda en el portal Lulu.com por 18, 99 €, acceder a la pieza y el archivo durante veinticuatro horas, tres días o una semana por un precio de entre 0,99 y 4,99 €, o bien pagar una suscripción de 6,99 € que se renueva automáticamente cada diez días. El artista ha previsto esta opción para quienes deseen disponer de esta obra en su casa, por ejemplo en una pantalla plana colgada en la pared. Esto supone que la pieza cuesta unos 255 € al año, un precio muy competitivo si tenemos en cuenta que el coste de una pieza de estas características puede ser muy elevado y su conservación suele ser compleja. Zanni evita de esta manera tanto el coste inicial de la obra como los problemas que puede acarrear su mantenimiento ofreciendo al posible coleccionista un precio muy reducido a cambio de asumir el coste del equipo que hace posible ver la pieza (ordenador, pantalla plana y conexión a Internet) y un compromiso renovable de tan sólo 10 días, que como explica en el sitio responde a la imposibilidad de asegurar que la pieza seguirá activa si Google decide eliminar la aplicación Scribe o impide que se acceda a ella.

Este modelo de comercialización del net art lleva un paso más allá (al formato de pago por visión) los experimentos que se han llevado a cabo a lo largo de la última década por parte de artistas y galeristas. El propio Zanni empezó a explorar este tema a principios de su carrera con un debate titulado «P2P_$: Peer to Peer $elling Processes for net_things» (2002), que reunió durante tres días a cerca de cuarenta artistas y comisarios a través de chat en una animada discusión acerca de las maneras en que el arte digital podría venderse en el mercado del arte contemporáneo.  Poco después creó Altarboy (2003), una maleta-escultura dotada de una pantalla que aloja una obra de net art. Esta pieza se vende en la galería como cualquier otra obra de arte, si bien cuando el coleccionista quiere verla en su casa debe conectarla a Internet, y en ese momento la obra también es accesible a través de la web, por tanto cualquier internauta puede disfrutarla de forma gratuita al mismo tiempo que el coleccionista. Pero es el coleccionista quien decide cuándo es visible la pieza, pudiendo además acceder a una versión de archivo en el caso en que, según indica el artista, «Internet dejase de existir».

Carlo Zanni. Altarboy (Oriana), 2004.

El artista describe Altarboy como «una plataforma para la teoría y una obra de arte», lo que indica su intención de tomar esta pieza como el inicio de una estrategia encaminada a equilibrar la venta con la distribución libre, lo material con lo efímero, lo público y lo privado, y hallar a la vez una manera de hacer que sus obras sean asequibles para un gran segmento del público, y no sólo unos pocos coleccionistas. En proyectos posteriores, Zanni ha creado ediciones de sus piezas de net art basadas en la posibilidad de generar una gran cantidad de versiones de una misma obra que se nutre de los datos que obtiene en la Red y crea así una nueva pieza cada día. Así, por ejemplo, el proyecto The Possible Ties Between Illness and Success (2006) consistía en un film de un minuto de duración que se puede ver en un sitio web. Durante un año, cada vez que un internauta accedía al sitio y visionaba el film, sus datos eran recogidos por un programa que posteriormente modificaba la película que se vería al día siguiente. La pieza generó así cerca de 360 versiones de sí misma. El artista ha decidido comercializarla de la siguiente manera:

«Vendo los primeros 5 meses de The Possible Ties en una pequeña escultura con una pantalla ante la cual hay una pieza metálica en la que reposa una diminuta estereolitografía de la última escena del film. Otros 3 meses pueden obtenerse en una edición de 2o dentro de una reproducción en escala 1:1 del libro de Donald Judd que puede verse en la mesita de noche que aparece en la película. Otras versiones seguramente las distribuiré como descarga digital o en pago por visión.»

La reproductibilidad de los archivos digitales se convierte en una ventaja para Zanni, quien admite que al vender su obra en este tipo de soporte se presta a que sea copiada o presentada en diversos formatos, y por ello considera que la obra no es sino «un concepto espacial flexible», con lo que otorga un gran libertad al coleccionista:

«Funciona como la lámpara de Aladino. Si frotas la lámpara, sale el genio; si cargas el archivo, ves la obra de arte. […] La única limitación que pongo es el uso privado. Eso quiere decir que SÍ, puedes hacer una copia para tu mejor amigo, pero que las galerías, museos o festivales no pueden mostrar la obra gratis o pagando un acceso en la Red por 99 céntimos.»

Carlo Zanni está dando forma a estas ideas en una plataforma que está creando bajo el nombre People from Mars. Aunque aún no está completamente definida, seguramente ofrecerá un modo de acceder a obras de arte en pago por visión o con una suscripción, de una manera similar a como ofrecen sus catálogos de música empresas como Spotify. Sin duda, My Country is a Living Room es el primer experimento de esta nueva plataforma, que tal vez en el futuro revolucione la manera en que se experimenta y colecciona el arte digital, más acorde con los tiempos en que vivimos, y que el economista Jeffrey Rifkin definió como la era en la que «los mercados dan paso a las redes, y la posesión es reemplazada por el acceso.»

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