¿Qué hacemos con las encuestas electorales?

18/05/2023
Encuestas electorales Element5 Digital en Pexels.

Las encuestas forman parte del paisaje electoral. Sean sondeos institucionales como los del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) o el  Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), de medios de comunicación o realizados por encargo de los propios partidos, su publicación articula el ciclo de noticias de todas las campañas electorales.

El objetivo final de las encuestas electorales es ofrecer una imagen de un momento dado sobre la intención de voto del electorado. Pero se han convertido en un objeto de debate y discusión por sí mismas. Así, con cada encuesta electoral publicada vemos cómo cada partido político hace su propia interpretación, se debate sobre quién sube y quién baja, quiénes son los ganadores y los vencedores. No sólo observamos esta retórica, que a veces ve en las campañas electorales como un índice bursátil o una carrera que se resuelve el día de las votaciones, sino que incluso se acompaña del debate sobre las mismas encuestas. ¿Son fiables las encuestas electorales? ¿Hacen buenas predicciones? ¿Aciertan? ¿Alguien las manipula? ¿Están hechas según ciertos intereses? ¿Son objetivas? Todas estas cuestiones aparecen de forma recurrente en la opinión publicada, en las tertulias de radio y televisión. Pero, ¿qué hay a ciencia cierta en todo esto?

Las encuestas electorales son ‘sólo’ una herramienta

Un primer elemento a tener en cuenta es que las encuestas electorales son un instrumento que recopila información sobre las opiniones de los individuos a través de una serie de preguntas. Es decir, en primera instancia, las encuestas tienen por objetivo recoger datos de los individuos de una sociedad para describir la realidad de un momento determinado.

Así pues, la primera cuestión a la que se enfrenta cualquier encuesta electoral es disponer de una selección de individuos que sea representativa de la sociedad que desea describir. Es a lo que se refiere la expresión tener una «muestra representativa». Detrás de esta expresión hay muchos aspectos técnicos que son necesarios para que la suma de personas entrevistadas en una encuesta electoral nos ofrezca una fotografía que represente bien al conjunto de la sociedad que quiere representar. No se trata sólo de que el número de entrevistados sea suficientemente amplio, sino que además se ajuste bien a las proporciones reales de la sociedad respecto a diversas características demográficas y sociales, desde el sexo a la edad, la educación u otros factores más difíciles de capturar como la ideología o el recuerdo de voto.

De hecho, las encuestas electorales se enfrentan a muchas dificultades para llegar a esa representatividad, sobre todo cuando incluyen estos elementos que dependen de la percepción de los individuos o de su propia disposición a expresarlos. La demoscopia tiene una serie de recursos, tanto de diseño, ejecución y análisis de las encuestas para intentar controlar o corregir estos problemas. Unos recursos que están en constante evolución y que hacen, en términos generales, que las muestras de los sondeos que vemos publicadas cumplan con unos mínimos criterios estadísticos de calidad.

Sin embargo, realizar encuestas electorales es un ejercicio costoso y por eso observamos normalmente cómo sólo las instituciones públicas como el CEO o el CIS pueden permitirse muestras amplias con un mayor número de preguntas y una mayor representatividad de la población. Un aspecto fundamental cuando queremos conocer de forma fiable aspectos más específicos, como la intención de voto de los electores.

¿Nos podemos fiar de las encuestas electorales?

Como en toda herramienta, una encuesta nos permite responder a ciertas cuestiones y hacerlo de una determinada manera. Como toda herramienta, un uso ajustado a sus posibilidades nos ofrecerá unos resultados más fiables que si queremos utilizarla para cosas donde quizás no nos puede aportar lo que nos gustaría. Esto es un elemento fundamental en el caso de las encuestas electorales. Como es obvio, las grandes preguntas que sobrevuelan una campaña electoral son sobre el futuro. Quien ganará las elecciones, cuántos diputados o concejales sacarán los partidos, obtendrán o no representación… son las preguntas que nos gustaría responder. Pero debemos ser conscientes de que las encuestas electorales, como decíamos, son una fotografía general de un momento determinado en el tiempo.

De hecho, con los años las encuestas electorales son capaces de representar cuidadosamente esta imagen global en el futuro, pero los márgenes con los que nos gustaría tener esta imagen no pueden ser suficientemente precisos. Debemos recordar que, a menudo, un número relativamente pequeño de votos hace que un partido entre o no en una cámara de representación, ya sea el parlamento o un ayuntamiento; que quede ‘primero’ o que obtenga suficientes diputados o concejales para formar gobierno o hacer viable una coalición. Y estos pequeños márgenes es muy difícil que una encuesta pueda predecirlos.

Por tanto, la cuestión no es tanto si las encuestas electorales están ‘bien hechas’, si son ‘neutrales’, etc. Esto son cuestiones técnicas que podemos analizar técnicamente y sobre las que hay que estar atento. Una encuesta electoral bien diseñada y transparente nos ofrecerá suficientes datos ‘técnicos’ que nos indiquen hasta qué punto podemos extraer ciertas generalizaciones, por lo que encontraremos términos como ‘intervalos de confianza’ o ‘márgenes de error’.

Los límites de las encuestas electorales

Como hemos visto, hay una serie de condicionantes técnicos, individuales y sociales que debemos tener en cuenta a la hora de leer una encuesta electoral, sobre todo en una campaña. Como es lógico, los partidos políticos tienen como objetivo sacar buenos resultados, y la intensidad de los días previos a las elecciones hace que los análisis que encontramos en los medios de comunicación no siempre sean suficientemente pausados ​​y cuidadosos.

Las encuestas forman parte del paisaje de las campañas electorales. Así como en la noche de las elecciones es habitual oír una serie de tópicos cuando partidos y opinadores reaccionan a los resultados oficiales, sucede lo mismo con las encuestas electorales durante la campaña, donde vemos interpretaciones y especulaciones sobre predicciones, ganadores y perdedores.

Pero a menudo el principal problema es que quisiéramos hacer preguntas a las encuestas electorales sobre cuestiones donde simplemente no nos pueden responder con la precisión que quisiéramos. Así, podemos terminar también con algunos tópicos sobre los límites de las encuestas; hace falta leerlas con prudencia y siendo conscientes de lo que nos aportan, que es mucho, pero no tanto como nos gustaría saber.

 

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Autor / Autora
Profesor de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC. Experto en ciencia política en ámbitos de teoría política (teoría de la democracia contemporánea, nacionalismo y territorio). Es investigador del grupo de investigación Turba, vinculado al IN3. Sus líneas de investigación individuales intentan combinar una perspectiva teórica de la ciencia política con una dimensión empírica, especialmente mediante el análisis de unidades territoriales multinivel (desde secciones censales a estados).
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