Protección habitacional para mujeres víctimas de violencia machista

23 noviembre, 2022
Violencia de género Foto: Juan Carlos Fonseca Mata, CC BY-SA 4.0 , via Wikimedia Commons

(…) alrededor de una de cada tres (30%) mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida (OMS, 2021)

 

Sofía fue encerrada por su agresor en una habitación de la cual no podía salir. Entre las prácticas cotidianas que el agresor le denegó en este periodo de encierro, estaba también el cocinar. Sin embargo, cuando Sofía ingresó en el alojamiento del circuito de protección público, tampoco pudo cocinar: “Llevo 4 años sin prepararme unas lentejas”.

María pasó de tener que dar cuenta a su agresor de todos sus movimientos diarios, a dar parte al equipo educativo del alojamiento de protección de la hora de salida y de entrada. Allí también tuvo que convivir con hasta cuatro mujeres más en la misma habitación durante al menos un año: “Si llego a saber lo que era esto (el circuito de protección), me quedo con el agresor”.

Ana se congratulaba por haber sobrevivido a la violencia machista, cuando hay muchas mujeres que no lo consiguen a pesar de haberse tenido que invisibilizar y rehacer su vida desde el escondite: “Por lo menos he tenido suerte, hay otras que no lo cuentan”.

Lourdes aún no entiende cómo, a pesar de que fue la policía quien puso la denuncia de oficio, al tratarse de una agresión en el domicilio el agresor tuvo una resolución favorable: “La sentencia salió desfavorable para mí porque sucedió en el ámbito privado”.

Sofía, María, Ana y Lourdes (todos nombres ficticios) son mujeres víctimas de violencia machista que convivieron en sus domicilios con sus agresores, ahora ex-parejas. Todas ellas residentes del área metropolitana de Barcelona, denunciaron a sus agresores y dieron el paso de acogerse al circuito de protección, un servicio público de acogida para mujeres en esta situación y sin alternativa residencial. Sus relatos muestran algunas de las problemáticas subyacentes del actual sistema de protección para víctimas de violencia machista. 

El circuito de protección, creado en Barcelona en el año 2017, incluye tres líneas de emergencia residencial: Urgencia, Larga estancia y Autonomía. Las mujeres víctimas de violencia machista suelen pasar habitualmente por todas estas fases. La diferencia entre las fases es principalmente la temporalidad de acogida y la intervención socioeducativa, que va de más a menos intensiva. Sin embargo, hay estudios que sugieren que resultante de las diferencias arquitectónicas, estructurales y de normativa en el circuito se puede crear un control institucional involuntario sobre las mujeres. 

Por un lado, aunque este sistema está pensado en pro de la seguridad y el bienestar de las mujeres, éstas pasan del control del agresor, al control institucional. Tiene lugar una revictimización provocada por el propio sistema institucional que genera sentimientos de indignación y resignación con los que las mujeres han de convivir. 

Esta situación es resultado de la imposición del actual sistema heteropatriarcal, una  forma de organización social encabezada y centrada en los hombres que aún nos rige y regula en la mayoría de los ámbitos de la vida. Este sistema todavía permite que, en muchas ocasiones, sea el agresor quien circule libremente por la ciudad, mientras que las mujeres víctimas de violencia machista son quienes han de rehacer su vida y reconectar con nuevas redes de apoyo cotidianas, escondidas en los recursos residenciales que les ofrece la administración pública. 

Los testimonios aquí recogidos son parte del Trabajo final del máster universitario de Ciudad y urbanismo de la UOC, titulado Soluciones habitacionales para mujeres víctimas de violencia machista. Perspectiva desde el urbanismo feminista (Rodríguez Moreno, N. 2022).  Este trabajo ofrece  alternativas al control institucional al que se ven sometidas las mujeres víctimas de violencia machista que entran dentro del Circuito de Protección. Una propuesta que, desde el urbanismo feminista, pone a las mujeres víctimas de violencia machista en un primer plano teniendo en cuenta su intersección con otros factores como su orígen, edad, etnia, religión, nivel socioeconómico, etc. 

A través de entrevistas individuales y el apoyo del dibujo como herramienta de expresión de las entrevistadas, se pudo profundizar en las dificultades de su día a día dentro del circuito de protección. El uso complementario de narrativas y dibujos posibilitó un análisis cualitativo más detallado y complejo. La naturaleza lúdica del dibujo permitió distender la dureza de las historias narradas por las mujeres y resaltar temas que verbalmente se habían invisibilizado. 

A través de esta metodología se pudo debatir sobre cuestiones relativas a la justicia social, tener presentes las tareas de cuidados y los diferentes usos de los espacios domésticos cotidianos para fomentar una vida comunitaria donde las mujeres víctimas de violencia machista, en su mayoría familias monomarentales, puedan establecer redes de soporte propias que les permitan seguir adelante. 

Finalmente, el TFM propone, a partir de directrices relacionadas con las redes de soporte, la protección y la seguridad, la estabilidad, proximidad, autonomía y privacidad,   un cambio de paradigma institucional que potencie la libertad y la inclusión de las mujeres víctimas de violencia machista y rompa con su control y sumisión, del que ya huyeron inicialmente cuando decidieron abandonar el hogar compartido con sus agresores.

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Autores / Autoras
Educadora social (UOC). Desde el 2007 trabaja en la Asociación Provivienda, una entidad dedicada a la inserción socio-residencial de personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Primero en la intervención con familias y, posteriormente, con mujeres víctimas de violencia machista. En el 2022 concluye el Máster universitario de Ciudad y Urbanismo (UOC), formación que ha iniciado dada su curiosidad y ganas de crear políticas públicas que se ajusten a las necesidades de las personas y para conocer las entrañas de la ciudad pues es el mayor espacio donde éstas pueden llegar a desarrollarse (encargo de la educación social).
Doctora Arquitecta por la Universidad de Hong Kong y Profesora Colaboradora de la UOC en el Máster universitario de Ciudad y Urbanismo. Actualmente también colabora en proyectos de investigación con la URV. Desde hace 2 años, cuando se mudó desde Hong Kong, Marta tiene su propio estudio de arquitectura en Barcelona donde realiza sus proyectos. Anteriormente fue co-fundadora del colectivo Zira02, y ha trabajado en el pasado con Andrés Jaque, Abe Hitoshi e Izaskun Chinchilla.
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