El papel del logopeda en el entorno clínico y educativo
18/06/2025La logopedia se consolida como una profesión clave en la sociedad actual. Ya sea en el ámbito clínico o en el educativo, o desde la investigación y la innovación, la figura del logopeda está en plena expansión, con espacios de actuación cada vez más amplios. El futuro de la logopedia pasa por la formación continua, la innovación, la interdisciplinariedad y la capacidad de adaptación.
En el marco de la Feria Virtual de Empleo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Concepción Padilla Franco, directora del grado de Logopedia (interuniversitario: UVic-UCC, UOC); Ariadna Caberol Sallés, logopeda y profesora de la UManresa, y Assumpció Linares Sancho, logopeda y pedagoga vocal, impartieron la sesión «El papel del logopeda en el entorno clínico y educativo». Durante la presentación, destacaron la importancia creciente de la logopedia tanto en el ámbito clínico como en el educativo: una disciplina con un mercado laboral en crecimiento y con un impacto directo en la mejora de la calidad de vida de las personas.
¿Qué hace un profesional de la logopedia?
La logopedia es la disciplina que se encarga de la prevención, la evaluación y el tratamiento de los trastornos de la comunicación. «El logopeda trabaja alteraciones del habla, la voz, el lenguaje y la lectoescritura en todos los ámbitos: sanitario, social y educativo», destacó Concepción Padilla. Y añadió: «Nuestros graduados y graduadas se incorporan al mercado laboral enseguida y trabajan con personas de todas las edades».
Padilla, directora del grado de Logopedia (interuniversitario: UVic-UCC, UOC), aseguró que la formación académica se ha adaptado a los nuevos tiempos y que ofrece un modelo híbrido que combina la flexibilidad de lo virtual con la experiencia práctica en centros como la Clínica Universitaria de Manresa, equipada con tecnología de vanguardia. «La pandemia no solo impulsó la telepráctica como herramienta clínica, sino que revolucionó la formación de los futuros logopedas, ya que les enseñó a navegar entre lo virtual y lo presencial desde el primer día», apuntó la directora del grado. Y añadió: «El programa interuniversitario no solamente enseña técnicas de intervención, sino que también incluye formación en gestión profesional, un aspecto esencial para aquellas personas que quieran crear su propio centro o trabajar en entornos multidisciplinarios».
Padilla destacó la creciente demanda en ámbitos emergentes como la logopedia geriátrica o la intervención en trastornos de la comunicación asociados a las nuevas realidades sociales. «Más allá de las escuelas y de los hospitales, hoy encontramos logopedas en residencias, equipos deportivos e incluso asesorando a profesionales de la voz en medios de comunicación. Esta diversidad exige una formación sólida y flexible al mismo tiempo, capaz de anticiparse a los cambios de una sociedad en constante transformación», apuntó.
El papel del logopeda en el ámbito clínico
Assumpció Linares, logopeda y pedagoga del canto y con una trayectoria singular que combina pedagogía musical y canto, ofreció una visión profunda y personalizada de la intervención en trastornos vocales. Con su experiencia como cantante e instrumentista, remarcó que «trabajar en la voz exige competencias musicales y escénicas, además de un entrenamiento auditivo muy fino», y destacó que la formación multidisciplinaria en el ámbito de la logopedia le ha permitido percibir sutilidades en el timbre y la calidad vocal que enriquecen la práctica clínica.
Su aproximación profesional gira en torno a tres ejes fundamentales: la colaboración interdisciplinaria, la personalización de los tratamientos y la comprensión de la voz como un instrumento de carne y hueso. Esta última metáfora, recurrente en su intervención, subraya la naturaleza cotidiana y holística de la voz, especialmente relevante para los profesionales de la voz que tienen que adaptar sus terapias a las necesidades laborales y personales de los pacientes.
En el ámbito clínico, Linares explicó los retos y las oportunidades del trabajo en consulta privada, desde la gestión de un centro (con sus aspectos burocráticos y de marketing) hasta la coordinación entre los sistemas público y privado en procesos quirúrgicos vocales. Enfatizó el papel clave de los colegios profesionales como apoyo para nuevos logopedas y defendió la telepráctica como complemento —no como sustituto— de la presencialidad, especialmente útil en casos geográficamente complejos.
Finalmente, la logopeda abrió una ventana a una salida profesional poco conocida, pero con gran potencial: el peritaje logopédico, en el que la capacidad para objetivar alteraciones vocales puede ser determinante en ámbitos legales. Su intervención transmitió un mensaje claro: «El éxito en logopedia vocal requiere formación continua y especializada y una vocación de servicio adaptativa a los nuevos retos del sector».
En este sentido, Linares profundizó en la importancia de la formación en gestión y comunicación para aquellos logopedas que deciden abrir su propio centro. «Tienes que saberte vender, explicar muy bien lo que haces y llegar a quien pueda necesitarte. Es primordial desarrollar competencias fuera del ámbito puramente clínico para consolidar un proyecto profesional viable y visible», concluyó.
El papel del logopeda en el ámbito educativo
La trayectoria profesional de Ariadna Caberol recorre un camino singular que parte de la interpretación de la lengua de signos y culmina en la especialización en atención temprana, un viaje que ha forjado su visión sobre la importancia crucial de la prevención en el desarrollo infantil. «Capacitar el entorno educativo para detectar dificultades antes de que se estabilicen es fundamental para el desarrollo del lenguaje», resaltó.
Su experiencia en centros como los CDIAP de Cataluña le ha permitido constatar el valor de un enfoque global e interdisciplinario, en el que logopedas, psicólogos, educadores y familias trabajan conjuntamente para crear redes de apoyo efectivas. No obstante, alerta sobre las paradojas del sistema: mientras que los centros concertados y privados incorporan cada vez más logopedas en sus plantillas, las escuelas públicas siguen exigiendo la titulación de maestro, una barrera administrativa que limita el acceso de los profesionales especializados.
Caberol destacó la investigación como motor de cambio en el ámbito de la logopedia. «Ahora los logopedas podemos investigar y generar nuestro propio corpus de conocimiento. Esta autonomía científica representa un punto de inflexión respecto a la dependencia histórica de otras disciplinas», afirmó.
Su visión del futuro de la profesión combina el optimismo por las nuevas oportunidades profesionales —desde la investigación hasta la peritación— con un llamamiento a superar las limitaciones burocráticas y consolidar el papel del logopeda como agente clave en la construcción de entornos educativos más inclusivos y preventivos.
Durante su intervención, Caberol puso sobre la mesa la dificultad que tienen los profesionales de la logopedia para acceder a puestos de trabajo públicos como los CREDA (servicios públicos especializados que apoyan al alumnado con dificultades auditivas o con graves trastornos del lenguaje) por el hecho de no tener la titulación de maestro, a pesar de disponer de formación universitaria específica en logopedia. Esta barrera, heredada de un modelo anterior en el que la logopedia era un posgrado para maestros y psicólogos, todavía limita el acceso a espacios en los que su presencia sería fundamental. En este sentido, la ponente defendió la urgente necesidad de reconocer institucionalmente la logopedia como disciplina autónoma, con pleno derecho a formar parte de las plantillas de los centros educativos públicos.
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