La importancia de la Historia de la Informática

12 mayo, 2016

Se han ido Prince, Bowie, Lou Reed. Y algún día, mal que nos pese, lo harán los Coen, Springsteen, Jagger… ¿Os suenan? Este año también ha fallecido Wesley Clark, por ejemplo. ¿Os sonaba? 2011, un año fatídico para la historia de la informática, se recordará como el año en que falleció Steve Jobs. Pero también es el año de las muertes de John McCarthy, Jean Bartik, Dennis Ritchie o Paul Baran, por ejemplo. ¿Os suenan estos? Clark diseñó el primer ordenador personal. Bartik fue una de las programadoras originales del ENIAC. McCarthy fue el padre de la tan de moda inteligencia artificial. Ritchie, quizá el más conocido de este grupo, coinventó el lenguaje C y fue pieza clave del nacimiento de Unix. A Baran le debemos muchas de las innovaciones que nos dieron las redes informáticas. Y algún día se nos irán los Cerf, los Kay, los Metcalfe….

Nos acordamos de Jobs y todo el mundo conoce a Gates y a Zuckerberg, sí (como mínimo estos dos últimos programaron lo suyo en su momento, especialmente Gates, pero a pesar de su fama ninguno de ellos ha hecho ninguna gran aportación técnica a la historia de la informática). También es conocido Alan Turing (gracias a una película que, por cierto, es lamentable desde el punto de vista histórico, ya hablamos de ella por aquí en su momento). Pero el imaginario popular de la informática va muy poco más allá, desafortunadamente.

De Claude Shannon (este año se celebra su centenario) o Grace Hopper (inventó el compilador, y también le hemos dedicado algún espacio en este blog) se acuerdan pocos, muy pocos. A Konrad Zuse la mayoría de los que me estáis leyendo lo vais a tener que buscar en la Wikipedia. Más cerca, si se quiere, hace más de quince años que perdimos a Paco Menéndez, una pieza clave de la historia del videojuego español. ¿A alguien le suenan Leonardo Torres Quevedo y su aritmómetro electromecánico? (Ya, lo imaginaba. Pues le buscáis en la Wikipedia, como todo el mundo. Y felicidades a los que sí le conocíais, desde luego. (Yo tampoco sabía quién era hace unas semanas, confieso.))

La cuestión, naturalmente, es que se nos están muriendo los históricos de la informática, las docenas y docenas de científicos y profesionales que han venido a construir una de las patas fundamentales en las que se apoya nuestra sociedad. Se mueren las estrellas del rock porque el rock nació en los cincuenta y se afianzó en los sesenta y los setenta, y ahora el tiempo se cobra su precio. La informática dio sus primeros pasos antes que el rock pero fue acelerando en esas mismas décadas.

Contamos con kilómetros de película sobre las estrellas del rock. No nos pasa lo mismo con las de la informática, a pesar de que han vivido en el mismo momento. Con la ironía añadida, desde luego, de que todo informático es consciente de la importancia vital que tiene documentar lo que se hace. ¡Ja!

Dice la Wikipedia que “el propósito de la ciencia histórica es averiguar los hechos y procesos que ocurrieron y se desarrollaron en el pasado e interpretarlos ateniéndose a criterios de objetividad”, y apunta a continuación que “la posibilidad de cumplimiento de tales propósitos y el grado en que sean posibles son en sí mismos objetos de debate”. Dice también que “es un útil para la comprensión del presente y plantear posibilidades para el futuro” y nos recuerda el tópico de que los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla. Es muy difícil hacer historia, especialmente en campos —como el rock o la informática— que se mueven a toda la velocidad y en los que una moda o una tecnología sustituyen a la anterior antes de que nos demos cuenta. Pero si el rock tiene su historia también puede —debe— tenerla la informática.

Tampoco es que no haya quedado rastro de los grandes eventos de la historia. Algunos están a un clic de distancia, de hecho. Como muestra, un botón: los “mejores momentos” de “la madre de todas las demos” (de la que también hemos hablado)…

Existen, desde luego, museos de la historia de la informática, como el Computer History Museum, en pleno Silicon Valley. Los museos de la ciencia y la tecnología le suelen dedicar espacios (sólo faltaría) a la informática aunque pocos parecen reparar en que para llegar a la Luna los ordenadores y los informáticos de la era son tan importantes e imprescindibles como los cohetes y sus ingenieros (últimamente se ha recuperado la figura de Margaret Hamilton, la ingeniera de la NASA, afortunadamente)… Y tenemos cosas más cerca, como el Museo de Informática de la Escola Tècnica Superior d’Enginyeria Informàtica de la Universitat Politècnica de València (yo también lo tengo pendiente). Para los dispuestos a irse de excursión un poco más lejos, Bletchley Park y el National Museum of Computing son una escapada de un día imprescindible, mucho, si se está en Londres (después de pasar por el Science Museum, si queréis). Y de hecho, el Heinz Nixdorf MuseumsForum, en Paderborn, Alemania, afirma ser «el mayor museo de ordenadores del mundo».

Hay, desde luego, mucha historia en los libros. Un par que me gusta recomendar son Dealers of Lightning: Xerox Parc and the Dawn of the Computer Age, que documenta uno de los momentos álgidos para la informática personal y Las Emocionantes Aventuras de Lovelace y Babage (aquí, además, me enorgullece que sea Editorial UOC quien se haya encargado de la traducción al castellano (igual le dedicamos un día de estos una reseña por aquí)). Y tengo pendientes, por ejemplo, la biografía de Alan Turing en que se basa la película (me aseguran que, contra lo que uno podría esperar al salir del cine, es una historia extremadamente bien documentada) o The Soul of a New Machine, que documenta la industria informática de finales de los setenta.

Si uno prefiere lo online, también cuenta con ello… Podéis probar con la web que le dedicó la Universidad de Manchester al cincuentenario de Baby, uno de los primeros ordenadores de la historia (sí, el aspecto podría ser mejor, pero de verdad que es una joya), o la sección de computing and electronics del Engineering and Technology History Wiki. Pero seguro que me dejo una infinidad de recursos y los comentarios de esta entrada servirán para ampliar referencias.

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Autor / Autora
Cesar Pablo Corcoles Briongos
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