Webinar equit@T: comunicación no sexista de la ciencia y la tecnología

20 enero, 2022
Foto: Pixabay.

La brecha que se produce en la elección de estudios científico-técnicos ha sido ampliamente estudiada en las últimas décadas, constatando que los estereotipos de género asociados a las profesiones STEM están en el origen del problema y que la interiorización de estos estereotipos es especialmente significativa entre las niñas y jóvenes en edades que van de 6 a 14 años. Los avances sociales y la intervención en múltiples aproximaciones (visibilización de científicas, directrices para el uso de lenguaje “no sexista”, etc.) tratan de revertir esta visión estereotipada de los ámbitos STEM, pero se siguen considerando mayoritariamente masculinos. La comunicación es, sin duda, el elemento clave para la transmisión y perpetuación de esa brecha de género

El 10 de diciembre de 2021, efeméride del nacimiento de Ada Lovelace, la primera persona que desarrolló un algoritmo capaz de ser procesado por una máquina, en el webinar equit@T 2021 “Compromiso para el fomento de una comunicación no sexista en el camino hacia la igualdad”, se generó un interesante debate de la mano de tres personas expertas. 

  • Carme Junyent, profesora e investigadora de lingüística en la Universitat de Barcelona y autora del celebrado libro: Som dones, som lingüistes, som moltes i diem prou.
  • Aurelio Ruíz, profesor de las TIC de la Universitat Pompeu Fabra e investigador en aspectos de inclusión digital en la educación.
  • M. del Carmen Romero, profesora de ingeniería informática de la Universidad de Sevilla y miembro de Científicas.

Lenguaje no sexista y comunicación inclusiva

Para luchar contra la desigualdad de género, el lenguaje inclusivo o no sexista, conocido sobre todo por el uso de dobles acepciones, en masculino y femenino (profesores y profesoras), o de un genérico neutro (profesorado, estudiantado) en lugar del género masculino universal, se está implantando en los diferentes ámbitos comunicativos (educativos, políticos, etc.) de nuestra sociedad. Pero, ¿es una estrategia adecuada? ¿funciona?

Carme Junyent lo pone en duda. Según la lingüista, los hablantes modifican la lengua usándola, y no por decreto. Concentrándose en esta cuestión, de la que los estudios de lengua y género que llevan desarrollándose más de 40 años no hablan, se ha descuidado el análisis del discurso, es decir, del uso social del lenguaje, que para la profesora Junyent es la cuestión de fondo. Nos recuerda que con el cambio de nombre de “licenciatura de informática” a “ingeniería en informática”, se produjo un descenso desde casi un 50% de mujeres estudiantes al alarmante techo del 20% actual; mientras que en el de la medicina, donde se mantuvo el nombre de “colegio de médicos”, incluso ha aumentado la presencia de mujeres hasta un 70%. Intentar cambiar aspectos lingüísticos, pero descuidando el discurso y sus usos sociales, según la lingüista, ha creado una cortina de humo que no favorece los cambios sociales necesarios.

Cambiar la lengua puede ayudar a mostrar un problema de sesgo, en opinión de M. del Carmen Romero, pero si en un aula de ochenta estudiantes de ingeniería hay solo tres mujeres, la realidad es que ellas casi nunca intervienen, mostrando una falta de confianza en sí mismas, no solo por una presencia minoritaria.

En los cursos de ingeniería biomédica, con más mujeres estudiantes que hombres, ocurre igual, nos explica Aurelio Ruiz: el tiempo de habla lo dominan los hombres. Para él, el lenguaje inclusivo no es tanto usar un término u otro, es cómo y sobre qué hablar. 

La categorización lingüística en “niños y niñas” que actualmente se propone para visibilizarlas a ellas, en opinión de Carme Junyent consigue justo lo contrario que pretende, es decir, provoca que se autoexcluyan las niñas cuando escuchan el genérico “niños”. El género, según la lingüista, es una categoría lingüística arbitraria, y en lenguas que tienen marcas de género más débiles que las latinas, como las anglosajonas, el machismo es el mismo.

Brecha de género en la educación científica y tecnológica

¿Por qué esa brecha? ¿Qué podemos hacer para modificar los estereotipos que nuestros niños y niñas asumen a partir de los 6 a 8 años?

Para el profesor Ruiz, el elemento más importante es la autopercepción de las niñas y jóvenes. En los estudios de educación y tecnología se ha constatado que las chicas se autoperciben peor que los chicos en temas técnicos. Por ejemplo, capacidades como “brillantez” o “capacidad de hacer”, asociadas a los estudios STEM, son más difíciles de autopercibir para las mujeres, que para los hombres. 

Por otro lado, según la experiencia del profesor, en las actividades que se hacen en las escuelas, si se realiza un taller de robótica, las niñas (y sus familias) no se sienten interpeladas; es necesario organizar talleres específicos para chicas, y entonces sí que participan en las franjas de edad más tempranas (es ahí donde se produce la brecha, insiste). Pero lo que hay que modificar es el comportamiento no solo de las chicas, sino también de los chicos y abordar a los “intermediarios” en temas de tecnología: profesorado de primaria -altamente feminizado- y familias. La comunicación es fundamental: qué ejemplos se dan del ámbito tecnológico, para qué sirve la tecnología, etc., y cambiar la forma como se comunican esos conocimientos. 

Visibilización de las mujeres en el ámbito STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas)

M. Carmen Romero nos explica que el espectáculo de teatro educativo Científicas donde cinco científicas del pasado son recreadas por cinco investigadoras actuales (M. Carmen da vida a Ada Lovelace, precisamente) se pretende visibilizar la presencia de las mujeres en la ciencia y la tecnología con mensajes dirigidos a chicos y chicas de entre 8 y 14 años para “romper estereotipos” sobre quién hace ciencia (no es un señor con bata blanca y aburrido). Las científicas del pasado habían tenido que superar muchas barreras, pero en la actividad teatral se esfuerzan, precisamente, en mostrar cómo aprovecharon las oportunidades. Con más de diez mil espectadores en toda España, nos dice la profesora Romero que, en el debate final del espectáculo, entre los más pequeños participaban por igual niños y niñas, pero cuando el público estaba más cerca de los 14 años las niñas se autoexcluían y prácticamente no participaban, mientras que los chicos incidían en los aspectos más negativos de la vida de las científicas del pasado.

Además, según Aurelio Ruiz, en los esfuerzos por visibilizar a las mujeres en la ciencia y la tecnología, solo las chicas se sienten aludidas, los chicos tienen reticencia a reconocer el modelo femenino. 

Los estereotipos de género son de naturaleza social y cultural. Se están produciendo avances, sin duda, pero la comunicación de la ciencia y de la tecnología, en particular, necesita un compromiso aún mayor para modificar, de fondo, los sujetos, objetos y discursos de esa comunicación.

El vídeo del webinar equit@T de 2021 se puede visionar íntegro aquí:

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Autor / Autora
Doctora en Matemáticas por la Universidad de Barcelona y licenciada en Humanidades por la Universitat Oberta de Catalunya. Es profesora de los EIMT de la Universitat Oberta de Catalunya.
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