Patricia Heredia: «Hay que enseñar la tecnología desde la creatividad y la experimentación»

08/04/2025

Patricia Heredia Gil, ganadora del Premio Equitat en la categoría profesional/amateur por su vídeo «Adiós a las Cajitas: STEM es para Tod@s», anima a todo el mundo a combatir los estereotipos de género que hay en el sector STEM (acrónimo de Science, Technology, Engineering and Mathematics –ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas–). Hablamos con ella sobre el vídeo premiado, su trayectoria personal como divulgadora STEM y la importancia de los referentes para las niñas y adolescentes en los campos de la ciencia y la tecnología.

¿Cómo te has sentido al recibir el galardón y qué te ha supuesto este reconocimiento?

Recibir este premio ha sido una sorpresa increíble y una motivación extra para seguir divulgando. Para mí, significa que el mensaje de que la tecnología es para todas las personas está calando. A veces, cuando creas contenido, no eres del todo consciente de hasta dónde llega o a quién impacta, y recibir este reconocimiento es una forma de ver que lo que hacemos en nuestro proyecto ValPat está dejando huella. Además, en un mundo donde siguen existiendo barreras para las mujeres en STEM, este tipo de premios ayudan a visibilizar los cambios que se van consiguiendo.

¿Con qué objetivo y cómo nace tu vídeo premiado «Adiós a las Cajitas: STEM es para Tod@s»?

El vídeo nace de una idea muy sencilla: mostrar que los estereotipos de género nos limitan más de lo que creemos. A veces, las diferencias que vemos entre niños y niñas no son naturales, sino aprendidas desde la infancia. Con este vídeo, quería transmitir de forma clara y con humor que STEM no tiene etiquetas o perfiles de quién puede estar o no. Si te gusta la ciencia, la tecnología o la ingeniería, no hay una caja en la que tengas que encajar: simplemente tienes que lanzarte, disfrutarlo y, por supuesto, ¡compartirlo!

¿Por qué elegiste este tema? ¿De dónde sale el concepto de “cajitas” que utilizas en el vídeo?

La idea de las «cajitas» viene de lo absurdo que es encasillar a las personas. Aunque se ha avanzado mucho en nuestra sociedad, aún se sigue dividiendo a las personas en cajitas en «esto es de chicos» o «esto es de chicas», y eso se ve reflejado en los pasillos de juguetes, en los mensajes de la publicidad, o en los referentes que mostramos en medios. Pero la realidad es que nadie encaja al 100 % en una caja predefinida, y cuanto antes rompamos esas etiquetas, antes podremos elegir libremente lo que realmente nos gusta.

El vídeo nace de una idea muy sencilla: mostrar que los estereotipos de género nos limitan más de lo que creemos.

En tu vídeo afirmas que la tecnología necesita mentes diversas. ¿Podrías dar algún ejemplo concreto de por qué esto es tan importante?

¡Muchísimos! Pero uno muy claro es el caso de los airbags: cuando se diseñaron por primera vez, los equipos de desarrollo eran mayoritariamente hombres, y como resultado, los airbags estaban optimizados para cuerpos masculinos, lo que provocó que fueran menos seguros para las mujeres. Otro ejemplo es el reconocimiento facial, que ha demostrado tener más errores al identificar rostros femeninos o de personas racializadas porque los datos con los que se entrenaron las IA no eran lo suficientemente diversos. La tecnología que creamos refleja a las personas que la diseñan, por eso necesitamos equipos diversos que tengan en cuenta todas las realidades.

¿Crees que la divulgación puede ser una de las herramientas más poderosas para combatir los roles de género en tecnología?

¡Por supuesto! La divulgación es clave, porque lo que no se ve, no existe. Si las niñas no ven mujeres en tecnología, difícilmente imaginarán que pueden estar ahí. Por eso, contar historias, mostrar referentes, explicar la tecnología de manera cercana y entretenida, desmitificar estereotipos es fundamental para romper barreras. Y no solo para ellas, sino también para sus familias, profes y entorno, que muchas veces son quienes más influyen en sus decisiones.

¿Estás de acuerdo en que faltan mujeres en STEM porque de niñas muchas de ellas no han recibido los estímulos adecuados? ¿Cómo crees que podemos reparar eso desde el ámbito familiar, por ejemplo?

Sí, aunque cada vez estamos avanzando más, la falta de estímulos desde la infancia sigue siendo un factor clave. Si una niña nunca recibe un kit de construcción, nunca le hablan de astronautas o nunca le enseñan a programar, es más difícil que se interese por ello. Y si no se interesa por esto, difícilmente después elegirá una profesión STEM.  Desde casa se puede hacer mucho: exponer a las niñas a juegos y actividades variadas, no dar por hecho que «esto es para chicos» o «esto, para chicas».

Contar historias, mostrar referentes, explicar la tecnología de manera cercana y entretenida y desmitificar estereotipos es fundamental para romper barreras.

¿Qué papel crees que ha jugado internet en la relación de las niñas con las carreras STEM? ¿Crees que ha tenido que ver en el aumento de las mujeres matriculadas en STEM en las últimas décadas?

Internet ha sido una revolución porque ha permitido a muchas niñas acceder a referentes que antes no tenían cerca. Ahora pueden seguir a científicas, ingenieras, programadoras y creadoras de contenido que muestran cómo es el mundo STEM desde dentro. Además, plataformas como YouTube o TikTok han hecho que aprender programación, robótica o ciencia sea más accesible y divertido. Estoy segura de que esto está influyendo en que más chicas se animen a estudiar disciplinas STEM.

Explicas también que lo que importan son las ideas, las ganas de aprender y la curiosidad. ¿Cómo podemos expandir este tipo de ideas entre las generaciones más jóvenes?

Lo primero es dejar de ver STEM como algo difícil o solo para «superinteligentes». Hay que enseñar la tecnología desde la creatividad y la experimentación. Si los niños y las niñas ven que pueden construir cosas, resolver problemas y hacer proyectos que impacten en el mundo real, la curiosidad vendrá sola. También es importante que aprendan que equivocarse es parte del proceso, que la ciencia y la ingeniería no son perfectas, sino que se basan en ensayo y error.

¿Qué otras vías crees que tenemos para despertar el interés de las carreras STEM entre las niñas?

Creo que podemos despertar este interés por el STEM entre las niñas desde varios frentes. En primer lugar, es importante hacerlo visible: mostrar ejemplos de mujeres en STEM en libros, pelis, series, redes sociales… En segundo lugar, hay que integrarlo en la educación: que la tecnología no sea una asignatura aparte, sino que se use para aprender historia, arte, literatura… Por otro lado, es imprescindible fomentar el aprendizaje práctico con más proyectos, más robótica, más experimentos tanto en las clases como en casa compartiendo tiempo de calidad con las peques. Y, por último, es también clave crear espacios de comunidad como clubes de tecnología donde las niñas se sientan cómodas y puedan compartir su pasión sin sentirse «bichos raros».

Hay que enseñar la tecnología desde la creatividad y la experimentación: si los niños y las niñas ven que pueden construir cosas, resolver problemas y hacer proyectos que impacten en el mundo real, la curiosidad vendrá sola.

¿Conoces casos de niñas o adolescentes que se hayan interesado en la tecnología gracias a tus vídeos? ¿Puedes contarnos alguno de ellos?

Sí, y es de las cosas más bonitas que nos han pasado. Hace poco, un padre nos escribió diciendo que su hija de 10 años había visto nuestros vídeos y ahora quería aprender a programar. Además, cada vez recibimos más mensajes de niñas y adolescentes que participan en competiciones de robótica y nos piden ayuda para visibilizar sus proyectos. Esto significa que hay más chicas atreviéndose a presentarse a estos retos, y saber que, de alguna forma, hemos contribuido a eso es una de las mayores satisfacciones de nuestro trabajo.

¿Qué te gustaría decirles a las familias que te estén leyendo y que tengan hijas que están interesadas en la tecnología?

Que las apoyen al 100 %. Que no les digan «qué raro», sino «qué guay». Que si su hija quiere programar robots o diseñar videojuegos, la animen tanto como si quisiera ser médico o profesora. Y, sobre todo, que les den acceso a recursos: hay miles de cursos, talleres y kits de aprendizaje para que experimenten desde pequeñas. El mejor regalo que les pueden hacer es dejarlas explorar sin límites.

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