El poder de la informática en la empresa (I)

12/12/2013

Las cuestiones de poder han interesado siempre a los directores de informática y constituyen un género en sí mismo. Los consultores y analistas lo saben y publican cada año los que suben y bajan y a continuación aparece el coro de comentaristas y plañideras sobre si el CIO debería mandar más, estar en los comités de dirección, etc. Hay ahora en Estados Unidos una cierta polémica sobre el poder del CIO en las agencias federales y estatales. Como dice Joseph Roth de los revolucionarios rusos, piensan que «sólo el poder podría ser la condición previa de alguna bondad».

Triple retrato del cardenal de Richelieu (1642) de Philip de Champaigne (National Gallery, Londres). Imagen del dominio público en aquellos países donde el copyright prescribe a los 100 años de la muerte del autor.

Aquí también le hemos dedicado atención en algunos momentos, aunque a mí me interesa más por qué, cuándo y cómo contribuye la informática en la empresa y, a partir de todo eso, cómo se debería organizar esta función y cómo está evolucionando el rol del CIO. Me interesa más el gobierno (la gobernanza, que se dice ahora) que el poder. También es verdad que el análisis del poder del departamento de informática es bastante útil para la toma de decisiones sobre la arquitectura, el modelo tecnológico, el modelo de servicios, la externalización, la posición del CIO y, en definitiva, la gobernanza.

El estudio del poder no deja de ser un tema de interés más allá de los organigramas y los pasillos y que ocupa a la ciencia y la filosofía desde la antigüedad; aunque en la época moderna hay que esperar a los análisis de Max Weber en los 1940, y de Richard Emerson en los 1960 para disponer de un análisis más integral del poder dentro de las organizaciones de nuestro tiempo. Decía Emerson: “El poder de A sobre B es la cantidad de resistencia de B que A puede vencer”. Clar i català (claro y catalán).

Más tarde, en los 1970 y 1980, Hickson y Mintzberg, fundadores de la teoría de la contingencia, establecieron que las fuentes de poder no son sólo formales o jerárquicas (una posición en el organigrama), sino que tienen que ver con la influencia social o política y las relaciones de dependencia, o sea, la necesidad que los miembros de la organización tienen de la ayuda o el apoyo de otros miembros.

De la misma manera, el estudio del poder del director de informática y de los CIOs en las empresas ha ido moviéndose entre posiciones prescriptivas o normativas y otras más empíricas y contingentes.  Entre éstas últimas, para mí más interesantes, la investigación ha oscilado entre el análisis de las percepciones de las partes y un análisis más teorético de las fuentes que supuestamente otorgan influencia y poder a la informática dentro de la organización.

Un artículo de los profesores Setterstrom y Pearson, de la escuela de negocios de la Universidad de Illinois, que se acaba de publicar en el Electronic Journal Information Systems Evaluation adopta esta última perspectiva, a partir del marco teórico establecido por Hickson y otros autores.  Se basa principalmente en la revisión de la literatura, para establecer un conjunto de proposiciones que deberían validarse por investigaciones de otro tipo.

Los resultados admiten lecturas jugosas, contradictorias, inquietantes, incluso cínicas, que seguiremos explicando en el siguiente post, si tenéis un poquito de por favor.

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Autor / Autora
José Ramón Rodríguez Bermúdez
Profesor de Dirección de Sistemas de Información, Gestión de Proyectos y Business Intelligence de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC y consultor de empresas independiente.
Comentarios
Alfa Network03/01/2014 a las 17:55

Siempre se ha dicho que la información es poder…así es que el poder de la informática dentro de una empresa es muy grande.

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