Cristina Steegmann Pascual: “Necesitamos más referentes femeninos en el ámbito científico y tecnológico”

La trayectoria y los méritos de Cristina Steegmann Pascual (Barcelona, 1970) le han propiciado merecidos reconocimientos y premios. Además de ser profesora colaboradora de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC, es la directora del IES Eugeni d’Ors de Badalona. Steegmann conoce bien el reto de atraer al alumnado femenino en el ámbito de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) y también sabe qué responder cuando su alumnado le pregunta: “¿Para qué sirve el álgebra?”. 

Desde Tecnología++ la entrevistamos para conocer su trayectoria profesional en el ámbito TIC y en la divulgación de la tecnología entre el alumnado femenino. 

Antes que nada, enhorabuena por haber sido galardonada con el Premi Creu Casas de l’Institut d’Estudis Catalans – Dones per canviar el món. ¿Qué ha supuesto para ti este reconocimiento?

Muchas gracias por las felicitaciones. Este premio es un reconocimiento a la labor que llevo realizando y, a la vez, un impulso y una motivación para continuar adelante.

Hace dos años, tu pasión por la divulgación ya te hizo merecedora de otro galardón, el Premi DonaTIC 2020 que otorga el Departament de Polítiques Digitals de la Generalitat de Catalunya. ¿Cuándo nació tu amor por las tecnologías?

No tengo conciencia de cuándo nació esta inclinación hacia las tecnologías porque siempre ha existido en mí. Lo que sí recuerdo es que cuando tenía 13 años, unas Navidades, me regalaron el primer ordenador de mi vida, un Spectrum que como pantalla utilizaba la televisión. A partir de ese momento, descubrí un nuevo mundo que hasta entonces se había ceñido a las calculadoras y los relojes digitales.

Háblanos de tu trayectoria en el ámbito de las TICs y, sobre todo, en la divulgación de la tecnología entre el alumnado femenino.

Hace 12 años llegué como directora al IES Eugeni d´Ors de Badalona y me encontré con dos grandes problemas: por un lado, la gran diversidad de culturas (más de 19 nacionalidades) y, por el otro, el abandono de los estudios por parte, principalmente, de las chicas. Teniendo en cuenta estas problemáticas decidimos hacer una reconversión tecnológica (sobre todo informática). Esto nos permitió conseguir que las chicas de etnia gitana no abandonaran los estudios siendo muy jóvenes o incluso niñas y pudieran finalizar los estudios de ESO y Bachillerato para posteriormente estudiar en la universidad. Lo mismo sucedió con las alumnas de origen asiático (Paquistán, principalmente) que muchas veces abandonan prematuramente los estudios para emanciparse de forma precoz dedicándose a los trabajos de casa. Es un orgullo ver cómo estas alumnas se sientan delante de un ordenador y dominan los programas informáticos. Hitos impensables hace unos años, cuando la enseñanza era puramente magistral, con pizarra, tiza, lápiz y libreta.

¿Cuáles son tus mejores bazas para que la divulgación de la tecnología sea amena y atrayente? ¿Y para que atraiga precisamente a las chicas?

Hoy en día hay menos mujeres, en comparación con los hombres, que sean expertas en las TIC y sus usos. Es muy importante crear referentes para revertir esta situación. Por ello, siempre intento mostrar referentes tecnológicos femeninos como, por ejemplo, influencers. Esto hace que las chicas se identifiquen, se interesen y sientan atracción hacia la tecnología.

¿Cuáles son las barreras de las mujeres para ascender profesionalmente en los sectores de la investigación y de las tecnologías?

Creo que, en general, existe un gran conflicto entre el trabajo y la familia. Y como las mujeres suelen ser las que llevan adelante la familia, son las que pierden las oportunidades profesionales. Y para dedicarse a la tecnología se necesita disponer de tiempo, mucho tiempo, y el tiempo es finito.

¿Cuáles son los principales retos en temas de género en el sector STEM?

En mi opinión falta aportar ejemplos, referentes en el ámbito científico-tecnológico, empezando con la presencia de más profesorado femenino en materias STEM. Una característica que frena a las chicas a decantarse por estudios STEM es que piensan que las asignaturas vinculadas a estas áreas son muy complicadas y tienden a creer que van a fracasar, que no poseen las competencias o habilidades necesarias. Hay que romper este estereotipo.

Eres consultora de álgebra en los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC. ¿En qué ámbitos te piden más asesoramiento? ¿Cuál es la duda que con más insistencia te plantean?

La asignatura que yo imparto es álgebra y la pregunta que más me hacen los alumnos es: “Y esto, ¿para qué sirve?”. El álgebra no deja de ser una materia muy abstracta, teórica y difícil de comprender, lo que hace que sea difícil ver su utilidad inmediata. Aún así, existen muchas aplicaciones del álgebra en el campo de la informática tal y como mostramos en los diferentes retos y pruebas de evaluación contínua (PECs) que componen la asignatura. 

¿Y qué les contestas cuando te preguntan “para qué sirve el álgebra”?

Les explico qué es el álgebra mediante ejemplos prácticos. Un ejemplo, lo que hay detrás del buscador Google (que tiene más de 2 billones de páginas web) es ni más ni menos que una matriz. Eso sí, una matriz con más de 2 billones de datos y, claro, para trabajar con esas cantidades se necesita una combinación de matemáticas con un buen software. Otro ejemplo, los radares (que se utilizan para que dos aviones en vuelo no choquen, entre otras muchas aplicaciones) no son más que una «flechita» programada con números complejos. Y el primer tema que se enseña en álgebra son los números complejos. 

Para terminar, una pequeña curiosidad: a lo largo de tu carrera profesional también has estudiado Braille. ¿Por qué? 

Cuando empecé a dar clases de matemáticas fui a parar a un instituto (de los que hacían BUP y COU) en el que había una alumna invidente. En ese instituto se utilizaba un libro de texto de matemáticas como base de la materia pero dicho libro no estaba transcrito al Braille. Había una profesora itinerante de la ONCE a la que solicité que me enseñara a utilizar una Perkins (la máquina para transcribir en Braille) y transcribí el libro entero a la alumna para que así pudiera seguir las clases con normalidad. Fue a partir de esta experiencia que descubrí el maravilloso mundo del Braille y quedé perpleja al descubrir cómo era posible que, con 6 puntos -3 dedos de cada mano- se organizara todo un lenguaje. Desde entonces, también he contribuido en diversas actividades con el centro de recursos de la ONCE en Barcelona para ayudar a alumnos y alumnas invidentes.