Una jornada laboral reducida y flexible, ¿es posible?

23 marzo, 2021
jornada laboral

La pandemia del coronavirus ha cambiado la forma en que vivimos nuestras vidas, pero también nos ha dado la oportunidad de reiniciar y repensar cómo trabajamos. Es por ello que la propuesta de una jornada laboral reducida y flexible ha adquirido una nueva importancia a medida que la pandemia agudiza los problemas en torno al bienestar, la salud mental de los trabajadores y el equilibrio entre la vida laboral y personal.

¿No será hora de apostar por una nueva jornada reducida y flexible, que resulte en una mayor productividad y menos presentismo? 

Un estudio de la OIT (2019) reveló que los Países Bajos disfrutan del mejor equilibrio entre la vida laboral y personal de todos los países analizados. En promedio, los trabajadores en los Países Bajos tienen una semana laboral que consta de solo 32 horas, lo que equivale a menos de 6.5 horas en cinco días y 1.536 horas por año.

En esa línea, el gobierno español acordó a principios de año poner a prueba una semana laboral de 32 horas durante tres años, sin recortar el sueldo de los trabajadores, destinando 50 millones de euros al coste del proyecto para aquellas empresas que soliciten participar.

RS Components analizó las jornadas laborales de casi 100 países para ver qué naciones pasan más y menos horas en el trabajo. Fuente: https://uk.rs-online.com/

En esta entrada expongo algunas ideas en torno a la propuesta de reducir la jornada laboral:

Redistribución del trabajo

Es una buena medida de reparto del trabajo en una economía como la nuestra, que ha demostrado tener dificultades en crear puestos de trabajo suficientes para todos los demandantes y, por eso, incluso en las mayores épocas de bonanza económica nunca hemos podido bajar las cifras del paro. Tenemos un paro estructural debido a que nuestra economía está basada en un sector de servicios muy estacional. Asimismo, es una buena forma de adelantarse a la destrucción de puestos de trabajo que se producirán por la inevitable automatización de los puestos de trabajo.

Contra la cultura del presentismo

Aunque el Estatuto de los Trabajadores señala una jornada laboral de 40 horas semanales, no hay que olvidar que esto es un máximo y que, en la práctica, muchos trabajadores ya tienen una jornada más reducida por convenio, en torno a las 35 horas semanales. Existe mucho presentismo laboral, donde el trabajador se encuentra en su puesto de trabajo, pero no está realizando sus funciones. Son horas presenciales e improductivas, porque a partir de cierto número de horas trabajadas, la capacidad de atención no es la misma. Está demostrado que si trabajan menos horas, los trabajadores son más productivos. En este sentido, la reducción de jornada se podría hacer, en gran medida, con cargo a estas horas improductivas, manteniendo o incluso incrementando la productividad y permitiría más horas de ocio, favoreciendo el consumo.

Cabe señalar que existen trabajos, intelectuales, tecnológicos donde no es tan importante el número de horas que se esté en una oficina o teletrabajando, sino que lo importante son metas u objetivos que se deben alcanzar y de esta forma el trabajador se puede organizar su tiempo de trabajo, que puede ser igual de productivo o más que con un horario y jornada convencional. Es cierto que hay otros trabajos, donde la productividad sería más difícil mantener con la reducción de jornada, como es el caso de servicios y atención al cliente y que no todos los tipos de empresas pueden reducir la semana a cuatro días, dada la naturaleza de su negocio. Pero incluso en estos trabajos hay que ir pensando en flexibilizar y acortar las jornadas de cara al futuro. Se trata, principalmente, de una cuestión social y de costumbres. 

Por ejemplo, en el Reino Unido en invierno, los comercios cierran a las 16 h de la tarde, un horario hasta ahora impensable para los españoles. Sin embargo, la reducción horaria de los comercios y establecimientos de restauración es algo que ya hemos experimentado con la pandemia y que habrá que plantearse si no es una tendencia que ha venido para quedarse. En cualquier caso, no obstante, el mayor coste de reducir las jornadas en este tipo de trabajos y mantener el sueldo de los trabajadores no puede ser por la vía del mantenimiento de la productividad. 

Mantener los salarios a pesar de la reducción de la jornada laboral

Esta cuestión debería recaer sobre el Estado como ha ocurrido en otros países, como Francia. Parte del gasto se podría asumir fácilmente utilizando las actuales subvenciones que se ofrecen a los empresarios para la contratación de nuevos trabajadores, que han demostrado ser ineficaces para crear empleo y menos empleo estable y utilizarlas para incentivar la reducción del tiempo de trabajo. Sin que ello suponga un mayor coste para la administración. También se podría mutualizar en parte dicho coste entre las empresas corriendo a cargo parte del gasto de la cuota del Fondo de Garantía Social que se ingresa todos los meses por la empresa. Aunque evidentemente no sería una medida popular entre la patronal.

Otra cuestión sería si es conveniente concentrar esas 32 horas en 4 días a la semana o mantener los cinco días a la semana pero con menos horas. Incluso se podría reducir el número de horas anuales, negociando los días en el calendario laboral o que estas sean de libre disposición para la empresa.

Primeros pasos de una tendencia creciente

Hay muchos ejemplos de otros países que han optado por esta vía. La primera ministra de Finlandia planteó una semana laboral de cuatro días en un panel de discusión antes aceptar su cargo y recientemente ha recuperado esta propuesta. Su país vecino, Suecia, experimentó en 2017 con la semana laboral de 30 horas, repartidas en seis horas diarias (manteniendo el salario de ocho). La iniciativa, que se llevó a cabo en el sector público de la asistencia a la tercera edad, presentó algunos datos positivos. Las enfermeras se declaraban más felices (su hora de trabajo se pagaba un 33% más) y su productividad aumentó.

Otros ejemplos los encontramos en casa. La Junta de Andalucía decretó en 2018 que los funcionarios pasaran de trabajar 37,5 horas semanales a 35 y en Cataluña el sindicato UGT acordó con la Generalitat en 2017 reducir el horario de los más de 9000 trabajadores de justicia) de 37,5 horas a 35 a la semana.

En el lado opuesto, sin embargo, tenemos el ejemplo de Francia, que hace unos años introdujo la reducción de la jornada laboral semanal de 35 horas, precisamente subvencionada por el Estado. Aunque efectivamente se experimentó una mayor productividad, a la larga se abandonó la práctica en la empresa privada, porque suponía un mayor gasto para la administración e incluso se está pensando de eliminarla para los funcionarios y la administración pública.

No obstante, la pandemia nos ha demostrado que hay ciertos sectores donde sí que se puede trabajar menos horas y ser igual de productivo, además de conciliar con la vida familiar y creo que es una tendencia cara al futuro imparable. Cada vez habrá menos trabajos donde se acudirá a una oficina 8 horas al día 5 días a la semana y las jornadas se irán flexibilizando y reduciendo.

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Autor / Autora
Doctor en Derecho y profesor de la Universidad de Valencia en el área de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Es también profesor colaborador en la UOC. Ha publicado más de 100 artículos en revistas especializadas y más de 30 libros sobre derecho del trabajo, Seguridad Social y prevención de riesgos laborales. Colaborador habitual de editoriales como Wolter Kluwer, Aranazadi y Lefebre. Ha sido profesor visitante de la Universidad de Oxford y de Bolonia y ha participado en numerosos congresos como ponente.
Comentarios
Inmobiliarias Vic24 marzo, 2021 a las 12:59 pm

Hola Daniel, nos ha encantando el post y en nuestra inmobiliaria somos partidarios de la tendencia aunque vemos que la sociedad aún no está preparada para ella. Saludos!

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