John Willinksy: “Debemos cambiar las leyes sobre derechos de propiedad intelectual, de manera que exijan un acceso abierto para las publicaciones de investigación”

21 noviembre, 2022
john willinsky

En 1998, John Willinksy (Toronto, 1950) se dio cuenta como educador de que la investigación y las becas en la era digital podían ser una maravillosa fuente de educación pública. Así, fue pionero del movimiento de acceso abierto a la lectura para la humanidad, la semilla de lo que después se convertiría en la iniciativa internacional de ciencia abierta, e inició el Proyecto de conocimiento público (PKP, por sus siglas en inglés), una iniciativa universitaria de investigación y desarrollo en la que participan más de 30 miembros del personal, estudiantes y profesores, distribuidos en varios continentes, que constituye la plataforma de publicación académica (OJS) más utilizada del mundo.

Educador, activista y autor de varios libros como Empire of Words: The Reign of the OE o If Only We Knew: Increasing the Public Value of Social Science Research, Willinsky es actualmente profesor emérito de la Familia Khosla en la Universidad de Stanford. Hace poco vino a Barcelona para participar en una conferencia en la UOC sobre su último trabajo, Copyright’s Broken Promise. How to restore the law’s ability to promote the progress of science.

Hace treinta años usted abanderó la primera iniciativa que condujo al movimiento de la ciencia abierta. ¿Cuáles fueron entonces los principales obstáculos con los que se encontró?

Empecé, como muchos otros, con la sensación de que todo lo que hacía falta era que mis colegas tomaran el control de su propiedad intelectual y la publicaran a través de medios de acceso abierto. Con el objetivo de ayudar a conseguirlo, el PKP reunió un equipo de excelentes desarrolladores y personas de apoyo a la comunidad capaces de crear una magnífica plataforma de publicación de código abierto, conocida como Open Journal Systems (OJS), que permitió que un gran número de académicos crearan revistas de acceso abierto (actualmente más de 32.000 revistas utilizan el sistema OJS en todo el mundo). Aun así, es comprensible que la mayoría de los miembros universitarios permanezcan centrados en su investigación, y dejen los avances hacia el acceso abierto a otros.

¿Cómo han evolucionado todos estos obstáculos hasta ahora?

También me he sumado a quienes culpan a las grandes editoriales académicas por los precios excesivos y la especulación que ahora se está extendiendo a sus publicaciones de acceso abierto. He hecho todo lo posible para convencer a las sociedades científicas de que abandonen las empresas que publican sus revistas. No obstante, ha sido una batalla ardua y difícil, porque los editores ofrecían a las sociedades niveles de apoyo financiero que el acceso abierto no podía igualar antes de nuestro trabajo más reciente en el desarrollo de una suscripción al modelo abierto (en el que las bibliotecas ofrecen apoyo continuo a las revistas que avanzan hacia el acceso abierto) y, más recientemente, con la iniciativa de reforma de los derechos de propiedad intelectual descrita a continuación.

Más recientemente, tras finalizar los estudios sobre la evolución de las publicaciones académicas a lo largo de los siglos, en una economía alternativa que contribuyó a fundamentar lo que consideramos como propiedad intelectual (creaciones de la mente humana que sean originales financiadas por instituciones y otras entidades), empecé a caer en la cuenta de lo difícil que lo estaba poniendo la legislación para que los editores pudieran tratar la investigación como algo que no fuera una mercancía cualquiera, que había que vender al mayor precio que el mercado pudiera sostener. El no reconocimiento de la distinta naturaleza de las propiedades intelectuales de la investigación fue un fallo de la legislación y no solo de los editores. Por esta razón, actualmente mi principal objeto de atención es la reforma de los derechos de propiedad intelectual. Tenemos que otorgar licencias a las publicaciones de investigación con una categoría distinta de propiedad intelectual, teniendo en cuenta que este tipo de trabajos debe estar publicado inmediatamente en abierto y sus editores deben recibir una compensación justa por parte de las instituciones de investigación y los patrocinadores.

Con gratuito, público o acceso abierto, me estoy refiriendo únicamente a las «publicaciones de investigación»

¿Cuál fue su objetivo al crear el Proyecto de conocimiento público (PKP)?

Durante casi un cuarto de siglo, el Proyecto de conocimiento público (PKP) ha estado desarrollando activamente software de edición, además de llevar a cabo estudios de ciencia de datos, económicos, legales e históricos, para avanzar en las posibilidades del acceso abierto universal. Lo inicié porque no se disponía de los medios necesarios para que un miembro universitario se involucrara en modificar las prácticas de publicación académica para que nuestro trabajo pudiera contribuir en mayor medida al conocimiento público. No se trataba de crear un centro, un laboratorio o un instituto. Se trata de hacerse cargo de un proyecto sobre activismo e investigación con el objetivo de propiciar el cambio. Continúa estando impulsado por el espíritu de cooperación del software de código abierto y la investigación con espíritu público. Sin embargo, si hablamos del porqué, también debo admitir que refleja una antigua fascinación por la publicación, por la fuerza, el ingenio y la historia de esta forma de expresión humana.  

El proyecto PKP produce la plataforma de publicación académica más ampliamente utilizada del mundo, el OJS.

Por supuesto. Es la columna vertebral del modelo AA Diamante (que no cobra ni al autor ni al lector). Se publican investigaciones académicas en comunicación galardonadas y abordan públicamente estos temas en todo el mundo, desde las Naciones Unidas hasta aquí mismo en Barcelona. Aun así, debo detener esta presunción durante un momento. El mundo todavía no cuenta con un acceso abierto universal a la investigación y las becas. Se han hecho avances, sin duda; no obstante, a pesar del PKP y otra tantas iniciativas en todo el mundo, todavía no hemos llegado ni a la mitad del camino. Todavía queda mucho por hacer.

¿Significa el código abierto que todo debería estar disponible gratuitamente? ¿Sería sostenible el sistema entonces?

Con gratuito, público o acceso abierto, me estoy refiriendo únicamente a las «publicaciones de investigación» que forman parte de la economía editorial, financiada y revisada por pares procedente de universidades, laboratorios e institutos de investigación. Sostengo que la ley debería exigir que todos estos trabajos circularan libremente, porque es de interés directo de las universidades, laboratorios e institutos de investigación que se haga así. En la medida en que los usuarios institucionales y los patrocinadores de estos trabajos dependan de este proceso de publicación, la legislación debería exigirles que continúen compensando a los editores por este proceso de publicación ahora de acceso abierto. Además, la legislación debe proporcionar un mecanismo de fijación de precios, como por ejemplo jueces y organismos de derechos de propiedad intelectual (que establecen los precios en la industria de la música), dado que los precios de las revistas y libros académicos no son sostenibles (como le dirán la mayoría de los bibliotecarios e investigadores). Entonces, con el acceso abierto inmediato de editores que reciban una justa compensación, requerida en esta propuesta para modificar los derechos de autor, tendríamos un acceso abierto sostenible.

Usted argumenta que el acceso abierto hará más por promover el progreso científico que el sistema de suscripción a las revistas de la era de la impresión.

La introducción de la imprenta en el siglo xv expandió fue clave para la posterior expansión generalizada de la circulación de la investigación en comparación con la cultura manuscrita que la precedió. Un aumento semejante del acceso a la investigación estimula y mejora los futuros avances científicos. La combinación de los sistemas de suscripción y postal dio lugar a una mayor distribución global de la investigación. Actualmente, con la era digital, vemos la posibilidad de la disponibilidad inmediata de la investigación a escala mundial. Sin embargo, todavía no se ha conseguido por completo, porque los editores confían en la protección legal que les brinda su modelo de suscripción, sin ninguna alternativa aprobada legalmente en este momento. En este sentido, se puede decir que una legislación de la era de la impresión inhibe la circulación de la investigación que en su día intentó alentar y promover. Sin duda, todo esto va en contra de los beneficios que la humanidad espera obtener de la ciencia.

Actualmente, tenemos un sistema en el que los científicos realizan una investigación y escriben un artículo que, en general, envían a una revista, a la que pagan para que se publique y se pueda tener acceso a él. La revista es la propietaria de la propiedad intelectual y tiene el monopolio de la difusión del conocimiento.

Que las universidades de todo el mundo—tan llenas de excelentes académicos, a menudo brillantes— hayan permitido que surja este tipo de sistema, sobre todo desde mediados del siglo pasado, es descorazonador y desalentador. Sin embargo, estoy convencido de que no es irredimible ni irreversible.

Mi esperanza es que empecemos a cambiar las leyes sobre derechos de propiedad intelectual en todo el mundo, de manera que exijan un acceso abierto para las publicaciones de investigación (porque son un bien público patrocinado) a expensas de los que actualmente están pagando por el acceso cerrado. Soy consciente de que puede sonar demasiado simple. Sin embargo, descartar esta idea por su simplicidad es garantizar que el precario sistema que ha descrito anteriormente continúe impune y sin control. De hecho, solo plantear la perspectiva de tal cambio legal puede tener un efecto beneficioso, en comparación con el momento actual, en el que no está claro cómo llegaremos a la meta común del acceso abierto universal.

Lo que estoy proponiendo para la reforma de los derechos de propiedad intelectual solo pretende lograr el acceso abierto universal a un precio justo

En el sistema que tenemos actualmente, además, se evalúa a los científicos principalmente sobre la base del impacto que tienen los artículos que publican. Las revistas con un mayor factor de impacto no son de acceso abierto. Así que nos encontramos ante la paradoja de la investigación financiada con fondos públicos que paga a un sistema privado para poder ser publicada y contribuir al avance de la ciencia. ¿Se puede cambiar la forma de evaluar a los investigadores? Los científicos temen que el acceso abierto pueda afectar a sus valoraciones.

Si todo tiene acceso abierto —que es lo mejor para la ciencia, y sobre lo que todos están de acuerdo, especialmente tras la pandemia—, entonces las desventajas y también las ventajas del acceso abierto para la evaluación de los investigadores desaparecen.

No obstante, tenga en cuenta que lo que estoy proponiendo, a modo de reforma de los derechos de propiedad intelectual, no acabará con la economía de prestigio de los factores de impacto y de las revistas de rango. La forma de evaluar a los investigadores permanecerá intacta. No arreglará ninguno de los demás problemas académicos que dificultan el desarrollo de la vida académica.

Lo que estoy proponiendo para la reforma de los derechos de propiedad intelectual solo pretende lograr el acceso abierto universal a un precio justo: solo estos dos objetivos muy escurridizos para los cuales no se ve un camino claro en este momento. Limitar mis objetivos a dos es un acto de pragmatismo (aunque ninguno de los dos son cosas pequeñas). Y al asumir solo dos de esos objetivos, no les robo injustamente a otros la oportunidad de mejorar muchos otros aspectos de la vida de los investigadores y los sistemas universitarios que necesitan ser abordados.

¿Cree usted que la pandemia de la COVID-19 ha cambiado la dinámica de las publicaciones? En ese momento, muchas investigaciones se publicaron en abierto en MedRxiv.org y BioRxiv.org, los datos se compartieron y ello fomentó la cooperación y aceleró los descubrimientos sobre el SARS-CoV-2.

La pandemia fue un gran avance para la ciencia abierta, en términos más generales. El aumento de las prepublicaciones biomédicas fue un avance sorprendente. Estoy convencido de que contribuyeron en mucho a la lucha contra la COVID-19. Creo que todavía es pronto para adivinar cómo funcionarán estos cambios a largo plazo. Sin embargo, muchas de las prepublicaciones durante la pandemia fueron solo eso, una publicación antes de ser publicada en las revistas tradicionales. Algunos han especulado que las prepublicaciones podrían dar lugar al fin de las revistas, y he leído estudios que han encontrado prepublicaciones sin apenas modificaciones tras la revisión de los pares y la publicación. A pesar de ello, creo que el sistema de revistas va a permanecer todavía durante algún tiempo. Y en cuanto a ese precio, que puede llegar a 10.000 dólares para algunas revistas biomédicas, ya lo he contestado en mis respuestas anteriores.

El acceso abierto siempre ha tenido que ver con el derecho humano al conocimiento o, más directamente, el derecho a la investigación

Usted afirma que el acceso abierto no solo tiene que ver con la ciencia, sino también con la justicia social.

Por supuesto, el acceso abierto siempre ha tenido que ver con el derecho humano al conocimiento o, más directamente, el derecho a la investigación. El desarrollo del OJS por el PKP ha estado motivado desde siempre por la posibilidad de nivelar el campo de juego para todos los implicados en publicación de investigaciones revisadas por pares, haciendo que las herramientas necesarias estén disponibles gratuitamente. Como resultado, el 80 % de las revistas que utilizan el OJS pertenecen al Sur global. Están publicando con un sistema de código abierto (gratuito) que es igual, si no superior, a los sistemas empleados por los grandes editores corporativos. La diferencia es que ellos publican en más idiomas (60 según nuestro recuento) en todas las disciplinas y en 136 países. Ahora vale la pena señalar que menos del 2 % de estas revistas se han agregado a esas cuestionables listas “depredadoras”, a menudo usadas para descartar, más que para incluir, revistas de fuera del Norte global.

La distribución de estas herramientas de código abierto solo es una parte de la historia de la justicia social. Nuestros esfuerzos con la reforma de los derechos de propiedad intelectual, por ejemplo, pretenden poner fin a los cargos por procesamiento de artículos (APC, por sus siglas en inglés), así como a los modelos de lectura y publicación, que pueden ser fuentes profundas de desigualdad en el acceso abierto. En cualquier caso, quiero dejar claro que son las contribuciones de los académicos y los investigadores a esta empresa de investigación global lo que realmente se tiene que celebrar. Quienes participan en esta investigación son parte de un esfuerzo por beneficiar a la humanidad que no podemos dejar de admirar y al que debemos contribuir haciendo todo lo que esté en nuestras manos.

Finalmente, usted acaba de publicar Copyright’s Broken Promise: How to Restore the Law’s Ability to Promote the Progress of Science. ¿Por qué ha dedicado un libro a hablar sobre los derechos de propiedad intelectual?

Veo una gran urgencia en reformar los derechos de propiedad intelectual para adaptar la legislación y para que de esta forma se pueda ofrecer acceso abierto universal a publicaciones de investigación (y no ideas ni prepublicaciones) a un precio justo. En el libro, que estará disponible en acceso abierto, así como en una edición de bolsillo de MIT Press, expongo cómo funcionaría, utilizando la industria de la música como ejemplo, en la que cada país tiene un conjunto de leyes que rigen las licencias y los precios, sujetos después a acuerdos internacionales, que han permitido que la música durante mucho tiempo funcione de forma eficiente como parte de una economía global, con diferencias locales.

¿Cómo puede una editorial ofrecer libros en acceso abierto?

Este otoño, MIT Press podrá ofrecer mi libro y otros libros en acceso abierto porque las bibliotecas estaban encantadas de apoyar la publicación en acceso abierto de libros considerados valiosos para las bibliotecas. Las bibliotecas no necesitan una licencia exclusiva de estos u otros trabajos. Este modelo de apoyo de las bibliotecas al acceso abierto se denomina suscripción al abierto (S2O, siglas en inglés de subscribe to open) y lo utilizan cerca de veinte editores en este momento (surgiendo del trabajo anterior del PKP, entre otras fuentes). La propuesta de reforma de los derechos de propiedad intelectual se deriva de forma natural del modelo S2O, puesto que la legislación ya se ha puesto al día con la era digital en lo que respecta a la ciencia (y porque ya se ha puesto al día, mediante cambios legislativos, con cambios en los videojuegos, la televisión por satélite, los teléfonos, el streaming, etc.).

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