10 razones para reclamar la independencia en la Unión Europea
10/04/2025Reivindicar la independencia en el marco de una Unión Europea que se quiere cada vez más integrada se tacha de contradictorio o, como mínimo, paradójico. En este sentido, el eminente Joseph H. H. Weiler ha reiterado que esta reivindicación traiciona los mismos ideales de integración y solidaridad de la construcción europea. En contra de este tipo de críticas, he publicado un artículo en el que exploro diez razones que pueden explicar la demanda de independencia en Europa y su compatibilidad con la integración europea.
A través de un planteamiento multidisciplinario que incluye consideraciones políticas, jurídicas, históricas, económicas, psicosociológicas y filosóficas, este trabajo aporta nuevos enfoques al estudio de la secesión y la integración desde la perspectiva de naciones minoritarias como Cataluña. Las diez razones que se exponen son de naturaleza bien distinta: se trata de una mezcla heterogénea de razones descriptivas, explicativas, especulativas y normativas en el sentido más amplio posible, incluyendo causas, motivos y argumentos.
Tal como es esperable y, en efecto, habitual en unos contextos universitarios cada vez más especializados, se ha tendido a examinar el debate académico sobre la secesión y la integración en la Unión Europea desde los prismas particulares de cada campo de conocimiento. En el ámbito del derecho y la política, la cuestión de la secesión respecto de un Estado miembro y su compatibilidad con la integración europea se ha tratado desde “la extraña pareja del legalismo ‘puro’ y la ‘impureza’ de la oportunidad o conveniencia política».
Mientras que la perspectiva de género ha ganado interés universitario, no parece que haya ocurrido algo parecido por lo que se refiere a las naciones minoritarias, las cuales son partes claramente débiles en uno de los debates políticos que ha ocupado más minutos y caracteres en nuestros medios de comunicación.
Más allá del interés académico de esta reflexión, un interés práctico radica en el hecho de que la compatibilidad con la integración europea es clave para las reivindicaciones secesionistas de las naciones sin estado. Sabedores de que el apoyo independentista depende significativamente de esta compatibilidad, los actores a favor de la unidad estatal y su integridad territorial insisten en que las nuevas entidades resultantes de una secesión unilateral no serán nunca reconocidas como estados y aún menos como Estados miembros de la Unión Europea.
A continuación presentaré brevemente las 10 razones:
- Una razón política: Europa solo escucha a sus Estados miembros. En general, la falta de voz (voice) puede animar o desencadenar salidas (exit) bastante a menudo. En la cuestión que nos ocupa, la importancia primordial de los Estados miembros y la insignificancia de los pueblos subestatales en el seno de la Unión alimentan la reivindicación “Cataluña, nuevo estado de Europa”.
- Una razón basada en la integración: la ciudadanía europea importa. En cierta tensión con una Unión que solo presta atención a sus Estados miembros, esta razón hace hincapié en la integración europea arguyendo que deberían ser relevantes las preferencias de la ciudadanía de la Unión en su conjunto y también las de esta ciudadanía cuando forma un pueblo distinto al estatal o a la nación mayoritaria (según criterios culturales, históricos y sociológicos) y quiere convertirse en un nuevo estado de manera democrática.
- Una razón constitucional: los valores fundamentales europeos como pilares de una doctrina sobre la secesión. Los valores en los que se fundamenta la Unión Europea, como la libertad, la democracia, la igualdad, la primacía del derecho y el respeto de los derechos humanos y de los derechos de las minorías (artículo 2 TUE), proporcionan herramientas jurídicas para construir una doctrina jurídica sobre la secesión. Más concretamente, determinados valores fundamentales de la Unión pueden operar como principios constitucionales que permitan a las instituciones de la UE seguir la línea del célebre Dictamen del Tribunal Supremo de Canadá sobre la secesión de Quebec.
- Una razón comparativa: se puede salir de Europa, pues también se debería poder salir de sus Estados miembros. Puesto que los Estados miembros establecieron un derecho de retirada con respecto a la Unión Europea (artículo 50 TUE), las naciones subestatales pueden reclamar un derecho similar. Se trataría de construir un argumento analógico: si los Estados miembros se autoconcedieron un derecho de separarse de la Unión cuando precisamente la querían articular a partir de un tratado en forma de constitución, esto plantea la cuestión de por qué no reconocen un derecho análogo dentro de sus ordenamientos constitucionales.
- Una razón competencial: Europa fomenta la centralización. La integración europea afecta a la distribución de poderes dentro de sus Estados miembros. Concretamente, la dimensión intergubernamental de la Unión Europea es clave y está dominada por los ejecutivos centrales. Además, cuando los Estados miembros confieren competencias a la Unión, sus autoridades centrales, obstinadas en no perder cuotas de poder, tienden a ocupar espacios competenciales que poseían las autoridades subestatales. Aunque se piensa que el federalismo genera más federalismo, la cruda realidad es que las competencias (es decir, los poderes jurídicos sobre una materia) no son ilimitadas y, por tanto, deben entenderse como recursos escasos.
- Una razón económica: la integración europea hace viable la desintegración estatal. Todo parece indicar que la integración económica, tanto la global como la europea, hace que la fragmentación política de los estados sea más viable. La liberalización del comercio resulta, tal como muestran prestigiosos economistas, inversamente proporcional al tamaño medio de los estados, entre otras razones por que la integración económica tiende a reducir costes económicos de la independencia política.
- Una razón estratégica: Europa podría dividir con el fin de integrar. Inspirada en la antigua máxima del divide et impera, la Unión Europea podría aplicar lo que denomino divide et integra. Bajo esta estrategia, la UE podría fomentar la fragmentación (por ejemplo, respaldando o acomodando secesionismos europeístas) con el objetivo de facilitar y promover una mayor integración. Cuanto más pequeños y débiles sean los Estados miembros, más apreciada y necesaria será la Unión o, como mínimo, menos capacidad tendrán para detener el avance hacia una unión cada vez más estrecha.
- Una razón histórica: Europa ha reconocido e integrado estados resultantes de secesiones. La historia recuerda que la Unión, incluidas las antiguas comunidades europeas, ejerció un papel clave en el proceso de creación y consolidación de los nuevos estados surgidos del desmembramiento de las federaciones socialistas de la Europa del Este, imponiendo condiciones relevantes para el reconocimiento de los estados emergentes y también para su entrada gradual en la UE. La Unión mostró que puede funcionar como un foro deliberativo en el que se acuerdan colectivamente directrices para la desintegración estatal y la integración supraestatal.
- Una razón psicosociológica: Europa tempera la represión contra la secesión. En el seno de la Unión Europea y también del Consejo de Europa, incluyendo el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, una coerción estatal severa contra las entidades secesionistas y sus miembros es menos temida. Esta razón se basa en los sentimientos (de miedo) y las expectativas (de castigo) de los líderes y votantes independentistas.
- Una razón filosófica: Europa anhela una paz duradera. Para la consecución de la “paz perpetua”, Kant aconsejó que los estados fueran regidos por constituciones republicanas basadas en sistemas representativos y que se integraran en un tipo de (con)federación pacífica que gradualmente se expandiera. En esta línea, los proyectos de paz duradera y de democracia liberal explican la formación de la Unión Europea y deberían orientar su acción. Dado que los conflictos territoriales dentro de los Estados miembros podrían poner en peligro la paz y el orden liberal-democrático, estos proyectos podrían constituir fundamentos filosóficos para tratar la autodeterminación y la secesión dentro de la Unión.
La Unión de Estados miembros y la legión de académicos que la defienden parecen interesados en preservar y difundir la apariencia de contradicción entre la secesión y la integración europea. En contraste con esta pretendida contradicción, las diez razones que aquí he presentado ayudan a explicar su posible compatibilidad. Desde un enfoque pluridisciplinario y desde la perspectiva de las partes débiles en este tipo de conflictos, he explorado la potencial legitimidad de las demandas de independencia dentro de la Unión. Resulta difícil apreciar el grado de legitimidad política sin considerar de manera conjunta la moralidad, la legalidad, la historia, la economía y otras ciencias sociales.
Aunque la secesión, la autodeterminación, el nacionalismo y la soberanía se consideraban ideas caducas y reivindicaciones en vías de extinción en la Unión Europea, resisten e incluso resurgen con cierto vigor. No todas las concreciones de estas ideas constituyen necesariamente amenazas para la Unión. Abrir la puerta a formas razonables para su realización podría contribuir a la convivencia pacífica y la cooperación entre los diversos pueblos de Europa y, en última instancia, al fortalecimiento del proceso de integración.