Destrucción intencionada de patrimonio cultural en conflictos armados: el caso de Ucrania

25 julio, 2022
destrucción de patrimonio cultural en Ucrania

La Unesco ha contabilizado que desde el inicio de la guerra, un 24 de febrero hasta aproximadamente finales de junio, se han destruido total o parcialmente 152 espacios culturales (de acuerdo con datos del estado, 389): 70 religiosos, 30 edificios históricos, 15 monumentos, 12 museos y 7 bibliotecas. El 75 % de estos núcleos culturales están concentrados en tres zonas donde, para hacerlo peor, hay combates intensos: la región de Donetsk, donde los combates son todavía especialmente intensos -con 45 lugares culturales dañados-, la región de Kharkiv -con 40 yacimientos dañados- y la región de Kiev -con 26 yacimientos dañados.

Algunos de ellos son espacios restaurados recientemente debido a su importancia: por ejemplo, el Palacio de la Cultura de la ciudad ucraniana de Lozova. El 20 de mayo, dos bombas supersónicas rusas Kh-22 cayeron encima, diezmando el edificio. Fue un impacto directo: las bombas destrozaron la entrada del recinto cultural recientemente renovado. Fuentes gubernamentales de Ucrania afirman que los sitios sagrados y religiosos están siendo objetivo militar por encima de todas las demás formas de patrimonio. Sviatohirsk Lavra, un monasterio histórico bajo la jurisdicción de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana del Patriarcado de Moscú en el este de Ucrania, fue dañada en marzo y de nuevo por bombardeos rusos a principios de junio. San Jorge Skete, un edificio auxiliar afiliado al monasterio, fue destruido, según una publicación en Facebook de Yurii Kochevenko, un oficial militar ucraniano; destrucción confirmada también por un sitio web de noticias afiliado a la Iglesia Ortodoxa Rusa. En un vídeo que muestra las ruinas, Kochevenko dijo que habían sido destruidas intencionadamente por el «Russky mir» (mundo ruso). Los principales académicos ucranianos también denunciaron un ataque aéreo el 7 de mayo que destruyó el Museo Nacional Literario y Memorial de Hryhorii Skovoroda. El museo recibe el nombre del filósofo y poeta del siglo XVIII, venerado como símbolo nacional. También ardió la mansión donde vivió y trabajó al final de su vida; aunque su colección había sido trasladada con antelación.

¿Genocidio cultural? No está reconocido como crimen internacionalmente, pero ciertamente los ataques a la cultura pueden demostrar una intención genocida. ¿Y se preguntará qué se puede hacer en estos casos? ¿Cómo ganar esta carrera contra misiles, mortero, explosiones… para proteger el patrimonio cultural? Desde el inicio de la guerra, el director general de la Unesco inició una serie de medidas de emergencia para evitar el máximo de destrucción posible. La Organización ofreció asesoramiento técnico a los profesionales de la cultura en la materia para proteger edificios y obras de inventario, se identificaron refugios para proteger los objetos que podían trasladarse y se reforzaron las medidas contra incendios. La Unesco también ayudó a las autoridades ucranianas a marcar los lugares culturales con el distintivo emblema del escudo azul. Este símbolo indica que la propiedad está protegida por la Convención de La Haya de 1954. Por tanto, cualquier infracción se considera una violación del derecho internacional y puede ser perseguida.

También cabe destacar que ninguno de los 7 sitios declarados Patrimonio de la Humanidad de la Unesco se ha visto afectado hasta ahora. Y de cara al futuro, al registrar y documentar los daños y la destrucción de los sitios culturales, la Unesco no solamente advierte de la gravedad de la situación, sino que también se prepara para la futura reconstrucción. Aunque todavía es demasiado pronto para empezar a trabajar, la organización de Naciones Unidas ya ha creado un fondo dedicado a acciones de apoyo a Ucrania y ha lanzado un llamamiento de contribuciones a sus Estados miembros para una respuesta rápida.

Con el mismo objetivo, la Unesco está en proceso de crear un equipo dedicado a la protección de los bienes culturales, con sede en Kiev, y pronto enviará una misión de expertos en patrimonio al país. Y no hablamos solamente de este organismo: «Estamos intentando recopilar información y estamos intentando comprobar esa información», dice Sophie Delepierre, jefe de protección del patrimonio del Consejo Internacional de Museos (ICOM). La comunidad internacional está tomando acciones coordinadas para luchar contra la destrucción del patrimonio, pues hay muchos actores más allá de la comunidad de los museos: la Organización Mundial de Aduanas, la policía de fronteras, la Interpol… Pero se debe encontrar la forma correcta de luchar y debemos hacerlo juntos.

La Unesco, el Icom y organizaciones afiliadas (como la Alianza Internacional para la Protección del Patrimonio en las Zonas en Conflicto (Aliph) o la Iniciativa de Emergencia para el Rescate del Patrimonio (Heri)) están desarrollando actualmente un mecanismo para evaluar y organizar de forma independiente esta masa de datos. Todo ello siguiendo los parámetros de la Convención de La Haya de 1954 para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado. Incluso los satélites americanos están tomando fotos cada 48 horas del patrimonio cultural para monitorizar, o en todo caso, demostrar, su destrucción.

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Autor / Autora
Licenciado en derecho y criminología, Máster en Derecho penal y Ciencias penales así como máster en Criminal Justice, y Doctor en criminal justice por la City University of New York - John Jay College. La actividad I+D+i del investigador Marc Balcells aborda los delitos contra el patrimonio cultural y su inserción en la delincuencia transnacional (delincuencia organizada, terrorismo) e internacional (crímenes de guerra contra el patrimonio cultural). Específicamente, Marc Balcells es experto en el análisis criminológico del expolio arqueológico y el tráfico ilícito de este tipo de patrimonio: su análisis criminológico se basa en la figura del expoliador de tumbas y yacimientos arqueológicos. También ha investigado otros delitos contra la propiedad cultural, como son el robo y falsificación de obras de arte. Otros intereses de su investigación son el crimen organizado y transnacional, la victimología (miembro del grupo consolidado de investigación Sistema de Justicia Penal) y la ciberdelincuencia. Es editor del Journal of Art Crime
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