Comer bien para envejecer mejor

24/05/2019
Las personas mayores que comen bien tienen un menor riesgo de padecer diabetes, según un estudio

¿Cómo podemos envejecer mejor? La evidencia científica corrobora que comer de forma saludable, sea a la edad que sea, es siempre beneficioso, incluso mandatario para envejecer bien. Desde los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC analizamos un estudio reciente que demuestra que las personas mayores que se alimentan de forma equilibrada tienen un riesgo inferior de sufrir diabetes y una microbiota más saludable, independientemente de padecer obesidad. Lo que podría significar que en personas mayores, las recomendaciones nutricionales para mantener la salud no deberían ir tanto en la línea de reducir el peso, sino de mantener una dieta saludable. Veámoslo.

Las recomendaciones saludables no son lo mismo a lo largo de la vida. Hay etapas en las que el crecimiento físico y mental es el objetivo principal de cualquier propuesta, en otras, puede ser la prevención de enfermedades que pueden afectar a nuestra esperanza de vida o las complicaciones inherentes a determinadas enfermedades, y puede haber otros períodos en los que lo más importante sea evitar o minimizar el impacto de una enfermedad y, en especial, mejorar la calidad de la vida

Nutrición en personas mayores

Podríamos introducir más matices, especialmente las recomendaciones nutricionales para las mujeres embarazadas o las personas que ya han sido diagnosticadas de una enfermedad, el caso más usual es el de obesidad. Y es aquí donde quiero comentar un reciente artículo de D. Díaz Rizzolo, publicado en la revista Clinical Nutrition, donde intenta dar respuesta a la pregunta del título.

Por este motivo, la investigadora del trabajo analizó una población de 200 personas de más de 65 años que eran seguidas en las clínicas de atención primaria. A todas ellas les practicaron una encuesta nutricional donde, de manera exhaustiva, intentaban averiguar cuáles eran sus hábitos alimenticios. En este grupo de personas había cerca de un 50% que sufrían obesidad o sobrepeso, y otros individuos con normopeso. Al mismo tiempo que se les hacía la encuesta, se les analizaba su perfil biológico y una exploración física, y con los datos obtenidos se aplicaba un cuestionario de riesgo. Un estudio estadístico completo, relativo a nutrientes y micronutrientes, y un análisis específico de los patrones metabólicos que pueden conllevar tener diabetes, daba unos resultados inesperados que matizan la respuesta.


Las personas mayores que siguen la dieta mediterránea tienen un riesgo inferior de sufrir diabetes y una microbiota más saludable independientemente de que tengan o no obesidad


¿Qué es comer bien?

En primer lugar, ¿qué significa comer bien? La investigadora y sus colaboradores proponían que comer bien era hacer una dieta equilibrada, normocalórica, rica en nutrientes, y cercana a lo que viene a llamarse como dieta mediterránea. No consideraban comer bien la práctica de dietas limitadas que fueran hipocalóricas, cetogénicas, u otros.

Y ¿qué observaron? Las personas mayores (el promedio de edad era cercano a los 70 años) que comen bien tienen un riesgo inferior de sufrir diabetes (test FINDRISK) y una microbiota más saludable (menos pro-inflamatoria) independientemente de que tengan o no obesidad.

Dieta saludable en cualquier edad

Estos resultados nos permiten algunas reflexiones. Si lo que dice la investigadora y sus colaboradores se confirma: en personas mayores, lo más importante no sería reducir el peso, sino mantener una dieta saludable, es decir, comer bien. Sería una etapa de la vida – que como han señalado otros autores – una dieta hipocalórica puede favorecer la pérdida de masa muscular (sarcopenia) que acelera el envejecimiento al limitar la actividad física y en especial aumenta la resistencia a la insulina. Ambos factores tienen un gran impacto en la aparición de diabetes. Sin embargo, una dieta saludable genera una población de microbiota intestinal que reduce la inflamación -digamos crónica- que está en la base de la aparición de complicaciones cardiovasculares.

Es posible que sea necesario matizar bien. Pero lo que sí es cierto es que los resultados que comento son un argumento más para establecer que los hábitos nutricionales y las dietas específicas deben tener presente entre otros factores la edad, además del estado fisiológico (embarazo), el padecimiento o no de una enfermedad (celiaquía, intolerancias, obesidad, diabetes, enfermedad inflamatoria intestinal …), y que esta adecuación debe ser considerada en el momento en el que los profesionales de la salud hacemos recomendaciones nutricionales individuales o colectivas.

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Autor / Autora
Ramon Gomis de Barbarà
Médico endocrinólogo, dramaturgo y escritor. Actualmente es también catedrático emérito del Departamento de Medicina de la Universidad de Barcelona e investigador emérito del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), centro que ha dirigido desde 2008.
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