¿Nuevo tablero de juego en el mercado de las telecomunicaciones?

El pasado marzo (2022) se anunciaba el pacto de fusión entre Orange España y MásMóvil, dando pie a diferentes opiniones en el sector. La compañía Cellnex valora cómo podrá afectar al modelo de negocio de las infraestructuras de las telecomunicaciones, mientras que por su lado Telefónica se hacía eco de la noticia, valorando que traerá racionalidad y sostenibilidad al mercado español de las telecomunicaciones.

En este nuevo escenario, una cuestión que se podría plantear es si con la posible fusión entre estas dos operadoras (segunda y cuarta en el mercado español) se reduciría la gran competitividad existente en el sector de las telecomunicaciones en España o, por el contrario, si servirá para crear un escenario con actores de mayor tamaño pero donde operadoras de menor tamaño mantendrán una competitividad más agresiva.

A priori no se prevé un cambio muy significativo en el escenario general del mercado, a pesar de que sí que es posible que entre las operadoras dominantes se produzca una estabilización de precios generando un mercado un poco más racional. No obstante, seguirá existiendo un ecosistema de operadoras low cost cuya principal estrategia de mercado será conseguir clientes por medio de ofertas agresivas. En este sentido, no debemos olvidar que las grandes operadoras también tienen su operadora low cost y seguirán alimentando con sus filiales la guerra de precios. 

Por otra parte, teniendo en cuenta una visión económica del país, con niveles de IPC en valores no vistos desde hace tiempo, se genera una incertidumbre en el mercado donde los clientes pueden optar por reducir costes en sus servicios de telefonía. Las operadoras tendrán que estar atentas a este nuevo escenario, velando por retener a su clientela en este nuevo escenario económico que podría llevar a un porcentaje no despreciable de clientes premium a cambiar sus tarifas a servicios de menor coste. 

Desde el punto de vista de estos servicios premium, las grandes operadoras deben tener en cuenta que la calidad de los productos y servicios ofertados se mantenga elevada pero a un precio competitivo. A modo de ejemplo, recientemente se ha comprobado como Netflix, con una aparente bajada de la calidad del servicio audiovisual ofrecido y cambios en sus políticas de precios (junto a la situación por la guerra de Ucrania) ha sufrido de oscilaciones bruscas en su posición en el mercado.

A estos movimientos estratégicos de las operadoras, buscando mejorar su posicionamiento, hay que sumar de nuevo un debate puesto sobre la mesa en la UE sobre si las grandes tecnológicas deben hacer frente a un pago por los despliegues de redes que les permiten desarrollar su negocio. La cuestión será, de nuevo, cómo puede afectar al negocio de las empresas de telecomunicación.

Desde el punto de vista de quién crea la infraestructura de red y la financia, así como la cantidad de servicios que pueden utilizarla, podría tener sentido pensar en alguna forma de compensación por uso. Si esto no es así, el riesgo de colapso de la red por falta de nuevas inversiones podría acechar al mercado, pensando en que en el futuro la cantidad de información que se intercambie en la red será cada vez mayor. Según el informe de la ETNO (ETNO-European Telecommunications Network Operators’ Association), las telecos europeas han invertido en los últimos diez años unos 500.000 millones de euros en redes fijas y móviles, mientras que “los seis primeros gigantes digitales han generado alrededor del 55% de todo el tráfico” sobre estas redes a pesar de haber aportado poco o nada para desarrollarlas a nivel estatal.

El modelo de negocio de las empresas Telco se podría ver modificado en cuanto podrían crear mejores infraestructuras sin repercutir en el precio en sus clientes, fidelizando a los mismos y atrayendo a los de la competencia. Asimismo, una ayuda por parte de las empresas tecnológicas y plataformas digitales mejoraría el mercado de las telecomunicaciones alejando la “guerra” entre operadoras y llevándola a la de los contenidos. Además de lo que serían servicios audiovisuales, en un contexto en el que cada vez más se usan más servicios en la nube, habrá que estar atentos a cómo afectaría, por ejemplo a empresas, el intercambio intensivo de datos con estas infraestructuras/servicios en cloud por el coste que pudiera repercutirse por parte de las operadoras.

A pesar de ser una idea interesante, no está exenta de dificultad para su llevarse a cabo. Tampoco hay que olvidar en cómo esto puede afectar a la neutralidad de la red y, en el caso de aplicarse, cómo convivirán ambos conceptos.

Visto el nuevo tablero de juego, se corrobora que el negocio de las telecomunicaciones está en continua evolución, ya sea en cuestión de mejoras tecnológicas como modelos de negocio y de explotación de los recursos disponibles. 

Las universidades tienen el reto de seguir formando profesionales cada vez más versátiles y con mayores competencias para liderar el desarrollo de las nuevas tecnologías y de los nuevos modelos de negocio en el sector Telco. Desde la UOC, seguimos apostando por una formación de calidad para hacer frente a los retos que surgirán. Las titulaciones del ámbito de la Ingeniería de Telecomunicación de la UOC, como son el Grado de Ingeniería de Tecnologías y Servicios de Telecomunicación y el Máster Universitario de Ingeniería de Telecomunicación, participan de la formación de las y los profesionales que tienen que ser actores claves la sociedad digital del futuro.