Mánagers y líderes, líderes y mánagers
21/12/2015En mi nota reciente en el aniversario de la muerte de Peter Drucker, maestro, prometía una discusión, al menos filológica, sobre las figuras de mánager y líder. Ya la inicié hace un tiempo, con motivo de la final de la Eurocopa de selecciones, Vicente del Bosque, etc. Los entrenadores de fútbol deben saber algo de ésto: Jorge Valdano tiene un centro de liderazgo, Johan Cruyff dirige un máster de gestión deportiva y Alex Ferguson acaba de fichar por la Harvard Business School y publicado un libro que se llama Leading.
Entre las secciones de las webs de negocios, suele aparecer una sobre «Leadership and Management» y se acaba el problema. Pero los grandes autores de la gestión de empresas (Drucker, Kotter, Bennis, Handy, Mintzberg, Collins, Peters…) han dedicado algunos tomos a establecer la diferencia o la confusión entre las dos cosas.
Lo que tienen las organizaciones del conocimiento (firmas profesionales, universidades, hospitales, empresas de comunicación, muchos start-ups y hasta la hostelería), el relevo generacional de ejecutivos y técnicos que no quieren que nadie les mande mucho, la implosión de las tecnologías de la información en la empresa… son razones que llevan a revisar una vez más estos conceptos. En estas organizaciones, un gestor o mánager profesional convive inestablemente con un líder creativo que es el que sabe de la cosa (el jefe de cocina, el director de estudios o el director de arte); y unas máquinas infames establecen unos procedimientos y protocolos, monitorizan su cumplimiento o impiden la actuación fuera de la norma, cuyo guardián es el mánager.
Ese equilibrio debería ser productivo y feliz para los resultados del conjunto y el beneficio de los clientes, pero no lo es, frecuentemente. Un buen líder debería ser un buen mánager, y viceversa, pero rara vez lo son. Finalmente, los buenos líderes deberían tener buenos seguidores (followers) para ser realmente efectivos, pero tampoco esto funciona siempre. Then what?
– En el límite, los mánagers se ocupan de la eficiencia y el cumplimiento de los procesos con ayuda de máquinas. Los líderes se ocupan de la gente, o sea de que esta gente haga lo que sabe hacer para que pase lo que tiene que pasar. Los líderes se orientan a la misión, los clientes y los empleados. «Machines need management. Communities need leaders, supported by management«, dice genialmente Charles Handy en su último libro, crepuscular e inocente a la vez. El horror de la empresa moderna es un call center, donde los empleados leen pantallas y tienen contado el tiempo de atención. Son robots, porque todavía los robots no imitan con suficiente convicción el lenguaje natural.
– Cuando las personas saben lo que tienen que hacer, tiene sentido para ellos y se sienten comprometidos, no necesitan probablemente mucho liderazgo ni mucha gestión. Sobre todo si son jóvenes y sobre todo si saben sobre lo que hacen más y mejor que sus jefes, algo cada vez más frecuente. El liderazgo se basa en la orquestación de individualidades, en el acompañamiento poco invasivo y en la confianza mucho más que en el control: por eso, leadership requiere followership. Yo diría que esta clase de dirección se establece sobre un conjunto pequeño de reglas y valores que la gente está dispuesta a compartir y que alguien tiene que administrar, recordar y trasmitir a través del ejemplo, el carácter y el prestigio profesional.
– «Managers do things right, leaders do the right things«, decía Warren Bennis. Otros han pensado que al lado de un buen líder hay siempre un buen mánager; uno tiene la visión y la trasmite hacia dentro y hacia fuera. El otro hace que las cosas se hagan. Yo creo que todos los directivos tienen en diferentes proporciones capacidades para la uno y para lo otro, y que su efectividad depende del contexto, del momento y del estilo de dirección, a lo Mintzberg. Volviendo a la filología, en realidad Peter Drucker distinguía entre el mánager (que necesita también ser líder) y el administrator. A mí esta distinción me parece más justa y deshace muchas confusiones. Un buen líder, dice Sir Alex, sabe sobre qué pocas cosas necesita retener el control.
– Lo que lleva fácilmente a la otra falacia de la distinción entre eficacia y eficiencia, que en español es una cuestión administrativa y en inglés (effectiveness y efficiency), dos términos contrapuestos. Personalmente, no puedo imaginar las dos cosas separadas, aunque lo uno y lo otro, de nuevo y según los contextos y momentos, puedan mezclarse en diferente proporción: hay tiempos y sitios para más efectividad y otros para más eficiencia. Lo que creo que ocurre en realidad es que muchos mánagers persiguen la eficiencia individual (cumplir sus objetivos, salir bien en la foto, seguir los procedimientos y cobrar el bonus), lo que frecuentemente perjudica los de la organización en su conjunto (satisfacer a los clientes, crecer, competir, hacer las cosas bien, dar oportunidades a los empleados). Creo que también esta clase de mánagers y/o líderes liquida los restos que puedan quedar de la creatividad, el entusiasmo y la pasión de la gente que cree en lo que hace y que, por eso, quiere hacer cosas diferentes de diferente manera.
Es así que la sociedad del conocimiento necesita otra clase de modelos organizativos, otra clase líderes y otra clase de mánagers… o lo que sea.
Una vez más, a José Ramón le odiarán los editores de libros en Management. Acaba de describir de forma clara y concisa, lo que a muchos autores les cuesta exponer en todo un libro.
Bromas aparte, gracias por el aporte.
Pasará a ser un punto de revisión obligatoria en nuestras notas sobre el tema.
Gracias, Ignacio. Me alegro que estos temas interesen en un blog de «Informàtica», jeje.
Hola Jose Ramon, me ha gustado mucho leer el articulo. Como bien dices, es una pena que muchos managers hoy en día se dediquen a «quedar bien en la foto» en vez de pensar en el bien de la organización, en el cliente y en el colaborador.
Me incorpore al mundo laboral a tiempo completo, después de hacer 2 carreras. Empece con ilusión, con ganas, ideas y cada vez más he visto como se me han ido cortando las alas; en parte por tener que seguir unas reglas que alguien las estableció y que se tienen que seguir «porque si».
Saludos.
Gracias, Andrea, ¿has pensado en cambiar de empresa o de jefes? Jeje.
Para la gestión de tu carrera y la de otros lectores te recomiendo el artículo inmortal del maestro Drucker, «Managing Oneself».
http://www.jennikarl.com/wp-content/uploads/2015/03/managing-oneself.pdf