Inteligencia de Negocio: de las ideas a las operaciones

19 marzo, 2015

A veces al hablar tanto de estrategia (aquí y aquí), uno podría pensar que esto de las estrategias de datos (BI, BA y Big Data) viven sólo en el mundo de las ideas y de los planes a largo plazo. ¡Cuando en realidad es todo lo contrario! El uso de los datos que están relacionados con una organización está actualmente más limitado por la imaginación, el conocimiento y buen hacer de la propia organización que por la tecnología.

Alegoría de la Caverna. Jan Saenredam (1604) - Fuente: Wikipedia, Licencia: Dominio público
Alegoría de la Caverna. Jan Saenredam (1604) – Fuente: Wikipedia, Licencia: Dominio público

Dejadme que nos centremos en un determinado sector para ejemplificar la discusión: la distribución y suministro de agua. En una fase inicial, podemos aplicar la inteligencia de negocio a conocer mejor nuestro negocio: cuántos clientes tenemos, cuánto facturamos por mes, qué costes tenemos,… y cómo evolucionan estos parámetros a lo largo del tiempo.

Como os podéis imaginar esto es sacarle poco partido al tema. Como empresa en este sector, uno de los principales activos de la organización es su red de suministro. ¿No sería maravilloso poder optimizar este recurso?  Es decir, reducir costes operacionales, reducir el consumo de energía o mejorar el control de fugas (¡dicen los expertos que hasta un 50% del agua se pierde en el circuito de distribución!).

Para eso es necesario conocer y comprender nuestro recurso a partir de los datos que lo componen y que se generan durante su uso. Es cierto, me diréis algunos que para empezar debemos tener datos. Y que eso es otro tipo de proyecto. No nos engañemos, se trata de generar competencias digitales basadas en los datos, pero estos proyectos en su naturaleza combinan múltiples elementos para lograr el impacto adecuado.

En este caso, la Internet de las cosas (IoT). O sea que, si se quiere optimizar la red de suministro, no queda otra que desplegar sensores para medir aspectos como la presión, el flujo y la temperatura en la red.

En primera instancia este despliegue nos va a permitir desarrollar un primer grado de madurez en el BI operacional: la monitorización. Es decir, saber qué sucede. Tras alcanzar este grado nuestra organización estará preparada asumir el control de este activo ligando la gestión de la distribución a los datos. Y no nos debemos quedar aquí sino que debemos llegar hasta creación de una capacidad de optimización automática de la presión, temperatura y el flujo para ajustar la oferta a los patrones adecuados de una zona.

Será entonces cuando estemos realmente generando valor de los datos. Y habremos transformado las ideas en acciones cuyo impacto transforma profundamente nuestras operaciones.

Así que  hay que ponerse el traje de faena y empezar a dar los pasos como decía Machado: “caminante, no hay camino, se hace camino al andar.”

Josep Curto es colaborador docente del Máster en Inteligencia de Negocio de la UOC. Es además Director de Delfos Research, empresa especializada en investigación de los mercados de Business Intelligence, Business Analytics y Big Data.

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