El retrato como herramienta para la resiliencia entre mujeres con discapacidad intelectual

22 febrero, 2022
Imagen cedida por la estudiante Luana Fischer

¿Qué puede llevar a una persona a querer que le retraten?, se pregunta John Berger. El filósofo contesta a sí mismo: los retratados buscan “producir pruebas de que han existido, unas pruebas que probablemente le puedan sobrevivir” (BERGER, J. 2018: 87). Si le preguntáramos a Berger, pensar en el retrato como herramienta para la resiliencia entre mujeres con discapacidad intelectual sería todo un reto.

A lo largo de la Historia del Arte, el retrato sirvió de instrumento para evidenciar a rostros y cuerpos que tenían el privilegio de existir en imágenes: pinturas, esculturas y fotografías que les eternizarían. Además de materializar la existencia de alguien, el retrato también corroboraba el valor de esta existencia. Quien se retrataba tenía a un artista mirándole, representándole y trabajando para crear un símbolo de la importancia que ejercía en su comunidad. Mientras tanto, otros cuerpos eran escondidos, invisibilizados, y relegados al olvido

El objetivo inicial del proyecto era crear un lugar para que cuerpos diversos y realidades ocultadas fuesen retratados

Retrato como herramienta para la resiliencia entre mujeres con discapacidad intelectual
Imagen cedida por la estudiante Luana Fischer

Tal y como lo analiza Georges Didi-Huberman, el retrato canónico siempre se ha negado a exponer a los pueblos. Esto es debido a que desde sus principios se fundaba en representar las altas jerarquías del poder. En palabras del filósofo, el retrato se dirigía a las autoridades masculinas de una sociedad. Sin embargo, los pueblos eran los “destinatarios fascinados de una representación a la que no tenían derecho como sujetos”. Huberman llama la atención a la inexistencia de colecciones de imágenes antiguas de plebeyos, esclavos, mujeres o “personas sin nombre, mirados por sí mismos”. (HUBERMAN, G. 2018: 55,56)

Crear un lugar para que cuerpos diversos y realidades ocultadas fuesen retratados fue el objetivo inicial del proyecto que culminó con la lectura del TFM realizado por Luana Fischer para el Máster Universitario de Humanidades: Arte, Literatura y Cultura Contemporáneas de la UOC, defendido a principios de febrero de 2022.

Bajo el título “El retrato como herramienta para el reconocimiento de la resiliencia entre mujeres con discapacidad intelectual”, el proyecto no sólo proponía crear imágenes sobre el colectivo al cual se dedicaba, sino que también buscaba que estas imágenes tuviesen un impacto de crecimiento y positividad hacia él

La resiliencia es la capacidad que puede tener una persona en reponerse, recuperarse y transformarse

El proyecto relacionaba la imagen con la resiliencia humana. Además, trataba de averiguar hasta qué punto la realización y el análisis de una imagen fotográfica podría desencadenar reacciones en las mujeres retratadas. El objetivo, provocar reflexiones que les ayudasen a entender y reconocer su propia resiliencia.

La resiliencia es una característica psicológica humana. Se define por la capacidad que puede tener una persona en reponerse, recuperarse e inclusive transformarse positivamente después de haber vivido una experiencia traumática. Esta definición ha sido sostenida desde las primeras investigaciones realizadas por el psicólogo norteamericano Michael Rutter en los años 70 hasta hoy, así como en los estudios recientes de autores relevantes como Edith Grotberg y Boris Cyrulnik. 

Más allá de reservar un lugar en la retratística para las mujeres con discapacidad intelectual, el proyecto quiso devolverles algo que siempre fue suyo: la posibilidad de visualizar todo lo resilientes que son y todo lo que pueden seguir siendo.

Tras una sesión de autorretrato, hablaron por primera vez en años de su infancia y tratos recibidos

Trabajando con un grupo de seis mujeres con discapacidad intelectual de Madrid, Luana Fischer pudo retratarles una primera vez en 2018, y luego muchas otras a lo largo del 2020 y el 2021. Arancha, Sabe, Esther, Milagros, Pilar y Mamen. Cada una de las mujeres participantes fueron entrevistadas y presentadas a varios retratos suyos, para que pudiesen reflexionar sobre su vida, su autoestima y su capacidad de trasponer obstáculos.

Las retratadas son mujeres que han sido obligadas a sobrevivir dentro de una sociedad que les considera “ciudadanas de segunda categoría”, discriminándolas y apartándolas de muchos de sus derechos fundamentales. A pesar de vivir muchas veces situaciones de exclusión, algunas de las participantes buscaron crear una familia, trabajar y tener autonomía en sus vidas. Esta capacidad de superación demostrada por ellas se conformó en uno de los objetivos clave del proyecto.

¿Qué elementos pueden servir como activadores de la resiliencia?

No obstante, la capacidad de cambio y de transformación observada claramente en muchos de los retratos realizados y en las reflexiones de algunas de las participantes, no era una unanimidad en el grupo de estudio. No todas las mujeres que lo conformaban habían podido empujar desde el fondo donde se ahogaban, hacia la superficie, para respirar y salir a flote. 

Retrato como herramienta para la resiliencia entre mujeres con discapacidad intelectual
Imagen cedida por la estudiante Luana Fischer

Por esa razón, la investigación de Luana Fischer se planteó identificar cuáles podrían ser los elementos o condiciones que pudiesen servir como activadores de la resiliencia, para recrearlos en forma de herramientas, construidas a partir del arte fotográfico y su capacidad de tratar con la realidad y la subjetividad de manera instantánea. 

El planteamiento del trabajo, por lo tanto, fue encontrar relaciones posibles entre el arte y la creación de un entorno favorable entre las mujeres con discapacidad intelectual donde la resiliencia pudiera aflorar. 

El proyecto creó experiencias empíricas en las cuales actividades fotográficas centradas en el retrato y el autorretrato sirviesen de elemento favorecedor de la resiliencia. Se consiguió que las personas que participasen en ellas se sintiesen en un entorno de apoyo y reconocimiento de sus propias fuerzas y habilidades. 

Arancha fue identificando maneras de ser más independiente, y eso se hacía visible en sus retratos

Durante la fase empírica del proyecto, Luana utilizó los primeros retratos realizados en 2018 para acompañar a las mujeres en la identificación de su resiliencia. Uno de los ejemplos más impresionantes de esta fase del proyecto fue el caso de Arancha, una mujer de 30 años que luchó contra la infantilización que sufría (algo muy común entre personas con discapacidad intelectual). A lo largo del proceso, la mujer fue identificando maneras de ser cada vez más independiente, a pesar de sus obstáculos físicos y psíquicos y eso se hacía visible, poco a poco, en sus retratos. Sin lugar a dudas, la idea de validar el retrato como herramienta para la resiliencia entre mujeres con discapacidad intelectual se hacia cada vez más plausible.

Al ver su primer retrato, ella misma se reconoció como “una niña” y la imagen le molestaba. Tras sufrir una infancia y adolescencia en la que fue víctima de violencia y discriminación, ella quería ser vista como una mujer adulta. A lo largo del proyecto, Arancha fue siendo retratada varias veces, en lugares y situaciones determinados por ella. En cada retrato se hacía más visible el empoderamiento de esta mujer, algo que corroboró la tesis de Luana sobre el valor del retrato fotográfico para reforzar la resiliencia y la autonomía de la mujer con discapacidad intelectual. De niña maltratada y víctima de bullying en el colegio, Arancha pudo ver en sus retratos su transformación en una mujer, descrita por sus palabras, “que se puede comer el mundo”.

Silveira propuso la terapia ocupacional artística como alternativa a los tratamientos tradicionales de la época

Retrato como herramienta para la resiliencia entre mujeres con discapacidad intelectual
Imagen cedida por la estudiante Luana Fischer

A pesar de ser la semilla de todo el proyecto, la sesión de retratos de 2018 no presentó el mismo resultado en todas las participantes. En el caso de las mujeres que tenían una mayor dificultad con el lenguaje, como Pilar y Mamen, el análisis verbal de las fotos no ofrecía datos sobre la posibilidad de reconocimiento (o no) de su resiliencia. Por esta razón, la investigación basó parte de su marco teórico en el trabajo de la psiquiatra brasileña Nise da Silveira (1905-1999).

Discípula de Carl G. Jung, y una de las primeras mujeres a trabajar con medicina psiquiátrica en Brasil, Silveira fue una de las mayores representantes del movimiento antimanicomial en su país. Luchó contra los tratamientos psiquiátricos tradicionales (como el electroshock y los comas insulínicos) muy utilizados a principios del siglo XX. 

Como alternativa a estas prácticas tan comunes en los tratamientos a los pacientes esquizofrénicos, Silveira proponía la terapia ocupacional artística, en la cual personas que habían estado abandonadas en los pasillos y enfermerías de psiquiátricos por años, podían pintar y realizar esculturas. Para Silveira, la imagen era la forma de expresión más directa hacia los procesos inconscientes profundos, al contrario de la palabra. En su opinión, esta era un instrumento del pensamiento lógico y de las elaboraciones de la razón. (SILVEIRA, N.1992:5) 

La resiliencia es la capacidad que puede tener una persona en reponerse, recuperarse y transformarse

Al ser presentadas a sus retratos, Pilar y Mamen no encontraban una forma de expresar verbalmente el reconocimiento de su propia fuerza. Los obstáculos del lenguaje les hacían permanecer en observaciones como “me veo guapa” y “estoy feliz en la foto”. Además, al vivir en un entorno institucionalizado, las dos mujeres estaban muy acostumbradas a obedecer constantemente. Por eso, el ejercicio con los retratos realizados por Luana no les provocaba ninguna reacción, más allá de la superficialidad. 

Tal y como sucedía con los pacientes de Nise da Silveira, fue necesario que Pilar y Mamen realizasen autorretratos y se sintiesen en el control de una situación, algo que había pasado muy pocas veces en sus vidas. De esta manera, el reconocimiento de su resiliencia podría surgir en su discurso. Al promover la realización de autorretratos y la comunicación a través de lo visual, el proyecto logró establecer un canal distinto con las participantes: una forma de llegar a relatos e ideas que habían estado ocultas por la comunicación verbal. 

Tras una sesión en la que se autorretrataron utilizando un espejo y objetos que tuviesen importancia para ellas, tanto Pilar como Mamen pudieron hablar (por primera vez en tres años) de sus infancias y de los malos tratos y violencia de que habían sido víctimas. Pero más allá de permanecer en los traumas del pasado, las dos mujeres hicieron hincapié en demostrar su capacidad de superación

El proyecto de Luana quiso devolverles la posibilidad de visualizar todo lo resilientes que son

Pilar, nacida en una familia numerosa de personas con varias discapacidades, recordaba haber pasado hambre y ser hospitalizada varias veces con anemia por malnutrición. Sin embargo, compartió con la investigadora que lo que más le hacía feliz era haber podido cuidar a su madre. Relatar el cariño que dedicó a la persona que no pudo cuidarle de niña era la mayor prueba de resiliencia que podría aportar al proyecto.

Mamen, que también relató haber sufrido hambre en la infancia, declaraba no sentir rabia de la familia que le abandonó. Al revés, vestida de flamenca para la sesión fotográfica, la mujer decía “soy una chica fuerte” mientras realizaba movimientos de baile con un mantón rojo.

Mostrar la heterogeneidad de los pueblos, según reivindica Didi Huberman, y “exponerles, pese a todo, como un acto de resistencia” en sus palabras, fue la base del TFM de Luana Fischer. Más allá de reservar un lugar en la retratística para las mujeres con discapacidad intelectual, el proyecto quiso devolverles algo que siempre fue suyo: la posibilidad de visualizar todo lo resilientes que son y que lo pueden seguir siendo.

Referencias:

BERGER, J. (2018) Sobre los artistas. Vol. 1. Ed. Gustavo Gili: Barcelona.

DIDI-HUBERMAN, G. (2018) Pueblos expuestos, pueblos figurantes. Buenos Aires: Manantial.

SILVEIRA, N. (1992) O mundo das imagens. São Paulo: Ática. 

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