Cuando la ayuda deja de llegar: USAID y el sistema de cooperación internacional

28/05/2025
USAID Font: US Navy

La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID)

Desde su fundación en 1961, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) se ha convertido en el mayor donante en volumen total de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Durante más de seis décadas, ha financiado miles de proyectos de cooperación internacional al desarrollo y ayuda humanitaria en todas las regiones, pero sobre todo, en África, América Latina y Asia.

USAID se caracteriza por ser una agencia federal independiente, por lo que cuenta con su propia gestión y estructura. Sin embargo, sigue estando supeditada al Departamento de Estado de los EE. UU., ya que, por un lado, el Congreso aprueba los presupuestos de USAID; mientras que el Presidente, con la aprobación del Senado, aprueba al Administrador de USAID y el Departamento de Estado supervisa la alineación estratégica sus programas. 

Por lo tanto, a pesar del aparente objetivo altruista de USAID de “ofrecer ayuda a países que se recuperan de catástrofes, intentan salir de la pobreza y emprenden reformas democráticas”, sus intervenciones están estrechamente vinculadas con la defensa de los intereses políticos y económicos de los Estados Unidos. Hasta ahora, los gobiernos de los últimos 60 años, independientemente de su afiliación política, han defendido en mayor o menor medida la importancia de USAID. 

Sin embargo, la segunda presidencia de Trump, que dio inicio el 20 de enero de 2025, marcó un antes y después en el rol de esta agencia, al anunciar su desmantelamiento. A partir del 24 de enero, las actividades de USAID se pausaron durante 90 días y se sospecha que la administración de Trump está planeando recortar como mínimo la mitad del presupuesto de USAID en un futuro próximo. Los dos mayores cambios estructurales de la agencia anunciados son una mayor influencia directa por parte del Presidente, tanto sobre los presupuestos de USAID como de sus prioridades estratégicas y la fusión de USAID con el Departamento de Estado. Esto reduciría la independencia de USAID, lo cual podría politizar aún más sus programas y, a su vez, afectar a las relaciones establecidas con sus socios locales.

USAID como instrumento de soft power

Más allá de las repercusiones administrativas de la drástica transformación de USAID, estos cambios también ponen en cuestión el rol histórico de USAID como herramienta de soft power de los Estados Unidos. Si bien USAID es fundamentalmente una agencia de cooperación al desarrollo, a través de sus múltiples proyectos de ayuda exterior, Estados Unidos ha sido capaz no solo de influenciar estrategias y políticas de desarrollo a nivel global sin tener que recurrir a la coacción y la cooptación, sino que también ha supuesto una vía para liderar la promoción de valores liberales como la democracia y los derechos humanos en otros países.

Esto a su vez ha contribuido a mantener el orden liberal internacional al construir, junto con organizaciones internacionales y locales, un sistema de cooperación internacional regido por normas y valores comunes. Por lo tanto, la reconfiguración y politización de USAID es una pieza más en la estrategia del actual gobierno estadounidense de carácter transaccional y proteccionista, que busca distanciarse del orden liberal tradicional y priorizar el nacionalismo por encima de la globalización. En este contexto, la falta de liderazgo estadounidense en la cooperación al desarrollo, facilitará la expansión de otros actores en la arquitectura de la ayuda exterior y en especial, la de China.

A diferencia del enfoque liberal de Estados Unidos, que enfatiza el desarrollo de proyectos que promuevan los valores democráticos, China presenta un modelo de cooperación pragmático y con menor condicionalidad política, con proyectos centrados mayoritariamente en el desarrollo de infraestructuras. Este contraste no solo tiene un impacto en la tipología de proyectos que se llevan a cabo, sino que es un reflejo del choque ideológico de ambas potencias que permea el escenario internacional. El distanciamiento de Estados Unidos del sistema de cooperación internacional, por lo tanto, puede ser un factor clave a largo plazo en el mantenimiento o desmantelamiento de los sistemas de gobernanza actuales en el Sur Global.

Sin embargo, cabe destacar que la ayuda exterior China sigue estando por debajo de la de los principales donantes miembros del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD), formado por 32 miembros.

El impacto de USAID en el Sur Global: ¿Hacia un nuevo paradigma?

Es innegable que, a gran escala, USAID ha sido vista como una fuerza positiva que ha contribuido a mejoras en ámbitos esenciales como la educación y la sanidad, entre otros, en los diferentes países en los que ha intervenido. A pesar de ello, igual que la administración Trump justifica el desmantelamiento de USAID debido a la corrupción e ineficiencia crónica de la agencia, la sociedad civil del Sur Global también ha criticado abiertamente el sistema de ayuda exterior estadounidense ante la congelación de fondos de 90 días y los subsecuentes cambios previstos. 

El parón de 90 días se notó en seguida en aquellas organizaciones locales que dependían de USAID para implementar uno o más de sus proyectos y aún más en países como Sudán del Sur o Somalia, donde USAID es el mayor donante de ayuda exterior1. Pocos días después del parón, se empezaron a cerrar clínicas de salud y escuelas en varios países, se detuvo el transporte de productos esenciales destinados a campos de refugiados y se detuvieron programas de asistencia legal y de protección hacia colectivos vulnerables. 

La orden ejecutiva de Trump ha puesto en evidencia la fragilidad del sistema de cooperación y ayuda humanitaria al resaltar la dependencia de muchos países del Sur Global de un solo donante y cómo las organizaciones de la sociedad civil están a la merced de la voluntad política de los países donantes. En consecuencia, organizaciones y activistas del Sur Global han aprovechado para reivindicar de nuevo su propia visión de la transformación real que necesita el sector de la cooperación al desarrollo y la ayuda humanitaria. Una transformación que priorice la localización, donde los actores locales reciben financiación directa y lideran las iniciativas en sus comunidades, en contraposición al modelo de cooperación tradicional que supedita el papel de la comunidad local a las prioridades estratégicas de donantes internacionales. 

En los últimos años, se han hecho avances en la agenda de localización del sector a raíz del Grand Bargain o Gran Pacto del 2016, donde varios países donantes junto con agencias de cooperación, organismos multilaterales y organizaciones no gubernamentales internacionales se comprometieron a destinar más fondos directamente a organizaciones locales, aumentar su transparencia financiera y flexibilizar la financiación para dar respuesta a emergencias y cambios inesperados. 

Sin embargo, aun en el 2022, solo el 2% de la ayuda exterior llegó directamente a organizaciones locales, muy lejos del 25% prometido en el acuerdo de 2016. Esto ha provocado una creciente ola de críticas en el sector de la cooperación y ha abierto la puerta a que, por un lado, haya un mayor foco en la cooperación Sur-Sur para descolonizar la cooperación al desarrollo, lo cual sería una oportunidad para que países como China, India, Brasil y Arabia Saudí tomen mayor relevancia en la reinvención del sector. Por otro lado, cada vez hay una mayor reivindicación por parte de la sociedad civil del Sur Global para que sus propios gobiernos se responsabilicen de invertir en políticas sociales para mitigar la dependencia externa. 

Es evidente que el reciente desmantelamiento de USAID es un punto de inflexión en el sistema de ayuda exterior global. El cambio hacia una política exterior estadounidense más aislacionista no solo puede traer graves consecuencias para los países receptores que ya están en una posición vulnerable, sino que también presenta oportunidades para que otros actores lideren cambios en el paradigma de la cooperación. El parón de USAID es un recordatorio de la desigual dinámica de poder presente en el sector de la ayuda exterior y de cómo las grandes crisis nos invitan a reflexionar sobre el status quo, a la vez que abren nuevas fronteras.


  1. https://www.cgdev.org/blog/which-countries-are-most-exposed-us-aid-cuts-and-what-other-providers-can-do ↩︎

Referencias

Mitchell, I., & Hughes, S. (2025, 11 de febrero). Which countries are most exposed to US aid cuts; And what other providers can do. Center for Global Development.

Runde, D. F. (2025, 25 de marzo). How to successfully merge USAID and the Department of State. Center for Strategic and International Studies.

Tait, R. (2025, 14 de abril). Trump memo outlines plan to slash US state department budget in half. The Guardian.

U.S. General Services Administration. (s.f.). U.S. Agency for International Development (USAID).

Viswanathan, V. (2023, 20 de junio). A more localised aid system: current status discourse. ALNAP.

 

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Autor / Autora
Máster en Relaciones Internacionales, con experiencia académica y profesional en Europa y Asia. Ha trabajado en proyectos de investigación, formación y cooperación internacional. Es tutora del Grado de Relaciones Internacionales de la UOC.
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