Arte y movimiento social en el espacio público vigilado
28/04/20251 En la era digital es una realidad que las tecnologías de vigilancia han transformado radicalmente nuestra interacción con el espacio público, reformulando los parámetros en torno a los derechos que delimitan y amparan nuestra identidad individual y colectiva.
La inteligencia artificial a través de las cámaras de reconocimiento facial se divide entre la promesa de seguridad y la recopilación de datos personales que refuerzan el control estatal y corporativo. En este sentido, los movimientos sociales, respaldados por el movimiento artístico, critican estos sistemas de vigilancia “invisibles” que registran los movimientos de los ciudadanos sin su consentimiento.
El siglo XXI ha traído consigo una transformación sin precedentes en la forma en que nos relacionamos y manejamos la información, de modo que la omnipresencia de la tecnología ha cambiado nuestras existencias y subjetividades, creando un sistema de control basado en la acumulación y administración de datos.
Oriunda del modelo neoliberal, esta lógica universal hegemónica ha incentivado el modus operandi de las nuevas tecnologías (Dardot & Laval, 2013). Cierto es que la identificación biométrica remota, también denominada reconocimiento facial, puede ser entendida como una tecnología controvertida que captura datos personales a distancia, generando innegable grado de desconfianza social y vigilancia constante.
El hecho es que la tecnología ha infiltrado todos los aspectos de la vida cotidiana, desde la comunicación hasta el almacenamiento y procesamiento de información. El orden digital desarticula la existencia humana, convirtiendo al ser en una información completamente controlable. Asimismo, el poder reside en quien acumula y administra esta información (Han, 2021).
El rostro puede ser comprendido como la carta de presentación física y anímica donde deviene parte del cuerpo esencial para distinguir al individuo tanto en su esfera personal, social e institucional. Sin embargo, la identificación biométrica remota crea un patrón facial a partir de un vasto registro de datos faciales.
Por lo tanto, las cámaras de identificación facial redefinen y degradan los derechos de la identidad individual y colectiva, trazando nuevas cartografías en las dinámicas coercitivas y de representación de los rostros en las sociedades contemporáneas.
Esta tecnología asegura preservar la seguridad pública y al mismo tiempo obtener datos físicos que optimizan el dominio del individuo por parte de los gobiernos y grandes corporaciones. No obstante, por este motivo, es importante reflexionar sobre el derecho a salvaguardar la identidad y la preservación de los cuerpos en el escenario público actual.
En un contexto urbano, donde existe una pluralidad de lenguajes y signos, la técnica agregada a la política pasa a tener un papel fundamental, convirtiéndose en un riesgo constante de manipulación y opacidad. En este caso, es evidente destacar como la tecnología se impone cada vez más como un camino de incertidumbres y ejerciendo un dominio aleatorio sobre la sociedad (Tavolari, 2020).
Herbert Marcuse cuando publicó una amplia crítica de los capitalismos avanzados en su libro El hombre unidimensional, editado originalmente en 1964, con gran anticipación vislumbró que había un pensamiento unidimensional advenido de la técnica. El geógrafo latinoamericano Milton Santos, teórico de la tecnopolítica y de las trasformaciones en el territorio, igualmente pronosticaba el debate en torno a los medios digitales, afirmando que existe una gran disputa por la tecnología, pero, asimismo también, por el territorio, que es justamente donde la tecnología se instaura.
Según Santos, “la técnica es una gran banalidad y el gran enigma, y como enigma ella comanda nuestras vidas, nos impone relaciones, modela nuestro entorno, administra nuestras relaciones con el entorno” (2008, p. 7).
Para los autores Evgeny Morozov y Francesca Bria (2018), las nuevas tecnologías pretenden sustituir la democracia por algoritmos, hecho especialmente perceptible en el espacio urbano.
En los Estados democráticos, estas tecnologías están ligadas a usos de control y vigilancia, generando atmósferas de desconfianza. Desde el pensamiento del sociólogo Mike Davis (2020, p. 78) respecto a las ciudades americanas de hace treinta años, podemos adaptar sus indagaciones al contexto de nuestra realidad global actual:
¿Podrán las nuevas tecnologías de vigilancia y represión estabilizar las relaciones raciales y de clase, superando el abismo de las nuevas desigualdades? ¿Se convertirá la ecología del miedo en el orden natural de las ciudades del siglo XXI?
En este sentido, identificar estrategias de resistencias es primordial para combatir autoritarismos. Dentro del ámbito social y artístico hay un importante debate crítico sobre la obtención de imágenes y vídeos en tiempo real del rostro de las personas en los espacios públicos.
El arte y los movimientos sociales desde una perspectiva periférica han generado una crítica a esos panópticos invisibilizados que estratégicamente repartidos por la ciudad registran sin autorización el libre movimiento del transeúnte en los espacios comunes.
A partir de una exploración documental que dialoga con diferentes bibliografías y una serie de prácticas dentro del campo de la producción artística, algunos proyectos son muy interesantes por su carácter notorio y critica a los dichos sistemas tecnológicos de vigilancia.
Las artistas británicas Georgina Rowlands y Anna Hart formaron el Dazzle Club, un colectivo que genera debate sobre el uso de tecnologías de reconocimiento facial en el espacio público. El grupo se reúne una vez al mes por diferentes localizaciones de la ciudad de Londres para sensibilizar sobre la identificación biométrica remota en el espacio público, utilizando técnicas de camuflaje inspiradas en el cubismo para eludir a las cámaras de reconocimiento facial.
El artista Zach Blas desarrolla proyectos que tratan sobre la desobediencia a la visibilidad del reconocimiento facial dentro de un contexto social y segregado. Su proyecto «Facial Weaponization Suite» crea máscaras colectivas en talleres que protegen la identidad de sus portadores en usos lúdicos de las máscaras, especialmente en actos, demostraciones y espectáculos públicos.
Ya el fotógrafo Michael Wolf capturó imágenes a través de los servidores de Google Maps y Google Earth, mostrando un paisaje de ciudadanos observados. Sus fotografías hablan de las urbes sostenidas por el capitalismo global y la avalancha de imágenes «sustraídas» que recolecta Google.
En un trabajo sobre las estrategias de control social, medioambiental y económico en el espacio del capitalismo global, el artista Paolo Cirio en su proyecto «Capture», recopila fotografías de policías franceses en protestas y las procesa con tecnología de reconocimiento facial, creando una base de datos de los rostros de los agentes. El proyecto apunta sobre la práctica y los abusos del reconocimiento facial y la inteligencia artificial y pone en entredicho los desequilibrios de poder en cuanto al que se refiere al control estatal y de los cuerpos de seguridad, en una comparativa con la indefensión del ciudadano. El artista expone las grietas de privacidad y transparencia que dicha tecnología invierte en contra de la misma autoridad, los que sustentan las estructuras de vigilancia son asimismo observados y registrados.
El artista y geógrafo Trevor Paglen documenta el estado de vigilancia permanente en Estados Unidos. Utiliza técnicas de telefotografía y drones para capturar imágenes de instalaciones militares y sistemas de vigilancia ocultos.
En el marco de la aprobación en el Parlamento Europeo de una primera ley que legislara sobre la inteligencia artificial2, la organización Lafede.cat lanza en junio de 2023 la campaña “Sospechosas por la Cara”, para recordar los riesgos que comporta la vigilancia masiva ligada a las tecnologías del reconocimiento facial. La campaña subrayaba que la tecnología de la vigilancia masiva coarta nuestra libertad de movimiento en el espacio público, al igual que registra unos estereotipos de las rutinas diarias, emociones individuales, o estéticas en la indumentaria de la vida cuotidiana de los individuos. Dicha tecnología acrecienta, también, la tendencia a discriminar colectivos, minorías desprotegidas o personas de diferentes orígenes étnicos, especialmente por el color de la piel.
En tal sentido, es crucial realizar un análisis crítico de dichas prácticas que, aunque reguladas, dejan lagunas sobre el uso de las tecnologías para fines aún discutibles y, por lo tanto, destacar el papel de experiencias disidentes desde el campo del arte y de los movimientos sociales recalca la importancia de ampliar espacios de debate y señalar las contradicciones de los sistemas de videovigilancia. Así pues, la oposición de diferentes sectores de la ciudadanía a estos sistemas de reconocimiento biométrico a distancia ha crecido en los últimos años, generando un debate oportuno sobre la necesidad de debatirlos y regularlos.
El arte es una de las posibilidades, configurándose en un instrumento de confrontación que abre espacio a un campo de batalla de la acción estética, política y social. A través de su perspectiva contestataria, reivindica cambiar estereotipos y derivas ideológicas supremacistas hacia lo institucionalizado, y en el contexto del debate público cotidiano ejerce de factor determinante como reflexión.
Referencias:
Dardot, P. y Laval, C. (2013). La nueva razón del mundo: Ensayo sobre la sociedad neoliberal. Gedisa.
Davis, M. (2020). Control urbano. Más allá de Blade Runner. Virus Editorial.
Morozov, E. y Bria, F. (2018). Rethinking the Smart City. Democratizing Urban Technology. Rosa Luxemburg Stifung.
Santos, M. (2008). Técnica, Espaço, Tempo. Globalização e Meio Técnico-científico Informacional, Edusp.
Tavolari, B. (2020). Utopias inteligentes: As novas tecnologias pretendem substituir a democracia por algoritmos, mas as cidades podem reconquistar sua autonomia. Revista Quatro, Cinco, Um. Disponible en: https://quatrocincoum.com.br/colunas/arquitetura-e-urbanismo/utopias-inteligentes/
Webs:
Campaña Lafed.cat: disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=8MIZ6ZGfjQI. Acceso en 05 de marzo de 2024.
Los Ángeles Times: disponible en: https://www.latimes.com/espanol/internacional/articulo/2020-03-09/artistas-britanicos-plantan-cara-al-reconocimiento-facial. Acceso en 20 de febrero de 2024.
Proyecto Fotocolectania: disponible en: https://fotocolectania.org/ca/activity/342/trobada-amb-paolo-cirio. Acceso en 05 de marzo de 2024.
- Este texto es una breve adaptación del trabajo presentado en el Congreso Corporalidades sociales, subjetividades y disidencias. Cuerpos en encuentro: conflictos, intersecciones y disidencias. Posteriormente publicado en Fauth, G.; Cobo Arnal, E. (2024), Reconocimiento facial: movimientos sociales y prácticas artísticas como espacio de disidencia. Arocas, Elisabet Marco; Bertomeu, Aina Faus (Coord.), Cuerpos en tránsito: explorando intersecciones emergentes y raíces culturales, Editorial Dikynson, pp. 159-181.
↩︎ - Se publica el Reglamento (UE) 2024/1689 del Parlamento Europeo y del Consejo en 13 de junio de 2024, por el que se establecen normas armonizadas en materia de inteligencia artificial.
↩︎