Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020: como el deporte tiene el poder de cambiar el mundo

25 noviembre, 2019
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Muchos de nosotros seguimos teniendo muy presente los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Del éxito de estos y del orgullo que sentimos hacia una ciudad que cambió en pocos años, se demuestra el gran legado que dejaron. ¿Pero, qué ha cambiado en la forma de organizar unos JJOO desde aquella fecha? ¿Cuáles son los principales objetivos que se persiguen actualmente? En unos meses Tokio será la ciudad que acoja los próximos Juegos Olímpicos, bajo el lema “Be better together- For the people and the planet”. Tokio 2020 promete ser la ciudad que acoja los JJOO más sostenibles de la historia.

Barcelona’92 como precedente del modelo de sostenibilidad

Barcelona’92 marcó un antes y un después en lo que a legado olímpico se refiere, debido al cambio económico, urbanístico y social que vivió la ciudad. Según Barcelona Olímpica la estrategia de legado de los Juegos “se basó en tres pilares – la economía, la imagen y la comunicación – y en criterios de éxito basados en el consenso y la estabilidad, en un fuerte liderazgo, en una excelencia organizativa combinada con una atmósfera de festividad y cultura y en la transformación urbana de la ciudad”. La innovación en aquellos juegos vino marcada por la organización de estos, y a lo que posteriormente se ha conocido mundialmente como “el modelo Barcelona”.

La Conferencia de Río de 1992 estableció por primera vez un conjunto de protocolos en materia de sostenibilidad, que desencadenó en la firma del manifiesto Pacto por la Tierra, tanto por las Naciones Unidas como por el Movimiento Olímpico. En el marco de los JJOO, Barcelona’92 resultó en un incentivo fiscal a las empresas que hicieran donaciones con fines medioambientales, que se cuantificaron en 1.331 millones de euros. A la vez, el impacto medioambiental de los juegos se presentó en diferentes exposiciones, entre las cuales destaca “Querida Tierra”. Esta exposición y el afán de la ciudad por priorizar un plan urbanístico y de infraestructuras con vistas a las propias necesidades de Barcelona, suponen un precedente de las políticas de sostenibilidad económica y medioambiental de hoy en día.

Fuente: Barcelona Olímpica

Tokio 2020, un programa basado en la sostenibilidad

En la ceremonia que se celebró exactamente un año antes del inicio de los Juegos, el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, afirmó que “nunca había visto una ciudad mejor preparada”. De hecho,  a falta de menos de un año para la celebración del evento, Tokio ya dispone de la gran mayoría de instalaciones completadas.  Así, entre el 24 de julio y el 9 de agosto de 2020 se celebrarán los Juegos de la XXXII Olimpíada en Tokio, seguidos por los paralímpicos entre el 25 de agosto y el 6 de septiembre de 2020. Tokio ya fue sede olímpica en 1964, y el próximo año se vuelven a citar en esa ciudad los que se prevén que serán los juegos más innovadores de la historia y que se edifican sobre tres conceptos clave:

  1. Esforzarse por dar lo mejor de sí (conseguir lo mejor de uno mismo).
  2. Aceptarse mutuamente (unidad en la diversidad).
  3. Dejar un legado para el futuro (comunicarse con el futuro).

Estos tres conceptos tienen como base la sostenibilidad y se enmarcan en las 40 recomendaciones que conforman la denominada Agenda Olímpica 2020: 20+20 recomendaciones, que se aprobaron en 2014 en el marco de la 127ª sesión del COI, celebrada en Mónaco. Según afirma Palco 23, en su artículo Agenda 2020: el debate de los JJOO sobre cambiar o ser cambiado, “el programa propone transformar el modelo económico, pero también debatir sobre su propia razón de ser, los valores que se transmiten como entidad e, incluso, la forma de interactuar con una sociedad que ha cambiado a un ritmo frenético en estos cinco años”.

Así, uno de los puntos que estructura el programa de Tokio 2020 es la sostenibilidad, elemento a considerar para todos los aspectos de los Juegos Olímpicos. Presupuestos desorbitados superados con creces desde el proyecto inicial, hasta instalaciones deportivas abandonadas, han sido tendencia en los últimos juegos celebrados, con los Juegos de Río 2016 como mayor ejemplo, ciudad que ha quedado con un conjunto de instalaciones en desuso, como la emblemática piscina olímpica.

Fuente: El País a través de P. Olivares (Reuters)

Debe recordarse que Tokio fue elegida en el año 2013, un año antes de la aprobación de la Agenda 2020. Según los autores Rowberg y Rincker, la ciudad decidió abarcar plenamente el desarrollo sostenible en cinco cuestiones principales: cambio climático; administración de los recursos; medio ambiente y biodiversidad; derechos humanos, derechos laborales y prácticas comerciales justas; e implicación, cooperación y comunicación.

Uno de los ejemplos más comentados e innovadores en este aspecto, es el del proyecto de la producción de las medallas olímpicas que se otorgarán en los Juegos de Tokio 2020 usando metales reciclados de los teléfonos móviles y otros pequeños dispositivos electrónicos en desuso que donen los ciudadanos japoneses.

Otra de las iniciativas destacables, llevada a cabo en colaboración con P&G, es que los podios de las ceremonias de las medallas de dichos juegos estarán hechos de plástico reciclado proveniente de botellas de champú, donadas por el público y recuperadas de los océanos. En el futuro servirán para fines educativos y se reciclarán de nuevo para ser utilizados en envases de productos de P&G. Un buen ejemplo de economía circular.

Un tercer ejemplo es la antorcha olímpica, uno de los emblemas más destacados en unos Juegos Olímpicos. En el caso de Tokio, la antorcha se ha elaborado en base a desechos de aluminio provenientes de viviendas temporales que se construyeron después del Gran Terremoto, que asoló el este de Japón en 2011.

Estos y otros ejemplos de prácticas sostenibles pueden consultarse en la web del COI a través de la noticia Tokio 2020: Sustainable Games for a Sustainable Society.

Así pues, los próximos Juegos Olímpicos de Tokio 2020 apuestan claramente por un avance en la sostenibilidad, no solo de la ciudad, sino también del conjunto del país. Una apuesta clara por la reutilización de infraestructuras ya construidas, un recorte en el gasto total del evento y una adaptación de los juegos a la propia ciudad, y no viceversa.

Como parafraseó Bach, en el discurso de apertura de la Agenda 2020, recordando a Nelson Mandela: “El deporte tiene el poder de cambiar el mundo”. Y así es, en unos meses veremos los resultados de Tokio 2020 en materia de sostenibilidad y podremos sacar nuestras propias conclusiones.  


Referencias

Rowberg, K., & Rincker, M. (2019). Environmental Sustainability at the Olympic Games: Comparing Rio 2016 and Tokyo 2020 Games. European Journal of Sustainable Development8(4), 121-130.

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Autor / Autora
Amal Elasri es Doctora en Empresa por la UB, ​​con mención internacional. Actualmente es profesora lectora en la UOC y su actividad académica se centra en asignaturas del ámbito de empresa, la organización de empresas y la gestión del cambio en las organizaciones. Sus intereses de investigación se centran en el ámbito del comportamiento del consumidor en centros deportivos, así como las transformaciones digitales en las organizaciones deportivas, en la vertiente de los eSports.
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