Sindillar. Una experiencia de autogestión política y cultural
junio 12, 2025
Aida Sánchez de Serdio Martín
El Sindicato de Trabajadoras del Hogar y los Cuidados Sindillar es un sindicato independiente de mujeres trabajadoras del hogar y los cuidados que nace a finales de 2011. Desde sus inicios forma parte del proyecto del Centro de Cultura de Mujeres Francesca Bonnemaison (La Bonne), con el que comparte trabajo conjunto y sede en el edificio de la Calle Sant Pere més Baix 7-9 de Barcelona, aunque la mayoría de sus integrantes no son necesariamente residentes de la zona.
Sindillar agrupa principalmente a mujeres migrantes en diversas situaciones de residencia, y su acción combina el frente político y el cultural. Por un lado, ofrece un servicio de asesoría legal especializado en extranjería y derecho laboral, y lleva a cabo movilizaciones. Por otro, genera proyectos que combinan arte, producción cultural, pensamiento, formación y acción política, considerados inseparables de la defensa de los derechos laborales y de ciudadanía.

Algunas de sus líneas de trabajo cultural son:
- Activismo textil (proyecto de “Bordado subversivo” y venta de productos textiles).
- Performance, artes escénicas, vídeo (proyectos como “Madremanya”, “Rebomboris”, taller de teatro del oprimido, arteterapia, danza, etc.).
- Rutas urbanas (“Ruta antirracista de los cuidados”, etc.).
- Soberanía alimentaria (proyecto de catering y autoempleo “Saberes y sabores”, huerto urbano “Guardianas de la Tierra” en Can Batlló).
- Formación y autoformación (formación para centros educativos y entidades, jornadas “Migróctones”, etc.).
Esta acción se realiza desde la autogestión, en la medida en que Sindillar no forma parte de ninguna organización oficial, ya sea pública o privada, y toma sus decisiones mediante una estructura de asamblea semanal y equipo coordinador. Sus fuentes de financiación provienen de ingresos por proyectos presentados a convocatorias públicas o generados por la prestación de servicios de catering, la venta de productos textiles o la realización de formaciones.
En relación con el papel de la cultura, la autogestión se manifiesta en una posición de agencia orientada tanto a dotarse de medios propios para producir cultura (legitimada y no legitimada) como a crear contextos para su difusión, orientados tanto a la propia organización (autoformación, autocuidados, movilización política) como a la esfera pública (proyectos culturales y artísticos, exposiciones, conferencias, etc.). Por otro lado, esta apuesta por la autogestión y el voluntarismo activista también conlleva una situación de precariedad material y organizativa.
El caso de Sindillar permite explorar varias de las cuestiones que plantea el proyecto DEPART sobre la equidad en la participación cultural:
¿Qué factores condicionan, en el territorio o comunidad estudiada, las desigualdades en el derecho a participar en la vida cultural de la ciudad? ¿Qué peso tienen, en concreto, el territorio (“código postal”), el origen y el género?
Sindillar desarrolla su acción cultural precisamente para desafiar las exclusiones que supone el hecho de que sus integrantes sean mujeres, migrantes (a veces en situación administrativa irregular), y trabajadoras domésticas. Este triple encasillamiento identitario dificulta que se reconozca su experiencia cultural y conocimientos previos (como por ejemplo producción cultural propia o títulos académicos). Por otro lado, tienen empleos con horarios largos, baja remuneración y a veces poca posibilidad de movilidad si son trabajadoras internas.
¿Qué tipo de respuestas se implementan para hacer frente a estas desigualdades? ¿Qué lugar ocupan los “activos culturales” (espacios, personas y comunidades de referencia en la vida cultural)?
Las respuestas que implementa Sindillar ante esta situación son diversas:
- Vincular el empoderamiento laboral y económico con la práctica cultural en todas sus acciones como colectivo, desde las perspectivas del feminismo antirracista.
- Reivindicar el derecho al tiempo de ocio libre, los cuidados y la autoformación placentera (en contraposición a la exigencia de orientar el tiempo libre de las personas migrantes a la formación para la empleabilidad y la “integración” cultural).
- Tomar la iniciativa al ocupar identidades y espacios culturales (por ejemplo, definiéndose como artistas emergentes en proyectos artísticos invitados por instituciones culturales, o teniendo la sede en un edificio “cultural” como es el Espacio Francesca Bonnemaison).
- Asociarse con otras personas y colectivos sociales y culturales para alcanzar mayores capacidades (La Bonne, Las Kellys, RESAD, Grec, Santa Mònica, Loop, etc.)
¿Cuáles son los resultados de los proyectos/programas en relación con las desigualdades preexistentes?
A partir de la investigación realizada hasta el momento, mediante entrevistas iniciales, observación participante y revisión documental, se percibe cómo estas estrategias y proyectos han fortalecido el sentido de empoderamiento del colectivo que conforma Sindillar. Esto se evidencia en la presencia constante de unas 40-50 mujeres en las asambleas semanales; la renovación gradual del equipo coordinador; la participación frecuente en proyectos organizados por instituciones culturales; y la creciente competencia cultural, profesional y política de las integrantes.
En las próximas fases de la investigación, a través de entrevistas en profundidad a participantes y coordinadoras del proyecto, será necesario explorar cómo esta experiencia es vivida personalmente por sus integrantes, y qué impacto tiene en su participación cultural en otros ámbitos más allá de Sindillar. También es necesario plantear cuáles son los desafíos en cuanto a sostenibilidad, renovación y continuidad del proyecto a medio y largo plazo, y hasta qué punto es un modelo extrapolable a otros contextos y colectivos.