La vida-como-podría-ser: doce años del concurso de arte y vida artificial

10 de noviembre de 2010

Hoy acaba el plazo de entrega de proyectos para VIDA 13.0, la próxima edición del Concurso Internacional Arte y Vida Artificial que convoca la Fundación Telefónica, y parece un buen momento para hacer un breve repaso a la historia de este certamen, mientras esperamos a conocer a los futuros premiados. Christopher Langton definió la vida artificial como «arte + vida = vida creada por el hombre en vez de por la naturaleza» y le dió sentido al afirmar que «al extender los horizontes de la investigación empírica en biología más allá del territorio circunscrito por la vida-como-la-conocemos, el estudio de la vida artificial nos da acceso al dominio de la vida-como-podría-ser» [1]. La Fundación Telefónica ha dedicado la última década a premiar a aquellos artistas e investigadores que se han atrevido a explorar la vida-como-podría-ser, ya sea desde una perspectiva científica, conceptual, plástica o lúdica.

En palabras de Mónica Bello, directora artística de VIDA, los proyectos de arte y vida artificial «ostentan una serie de atributos que se definen esencialmente por mostrar comportamientos dinámicos, evolutivos, reactivos a su entorno y que incorporan en su apariencia física elementos naturales y artificiales, poniendo de relieve aquello que se ha dado a llamar lo vivo y lo no-vivo». En los párrafos siguientes propongo un paseo informal por ese enorme ecosistema que constituyen los proyectos premiados en las once ediciones anteriores de este certamen, una lista más bien caprichosa y tal vez algo injusta, como la vida misma.

Tickle – Erwin Driessens, María Verstappen (Holanda): este pequeño robot masajeador fue el ganador del primer certamen VIDA 2.0 (titulado así para sugerir que la vida artificial era una «versión dos punto cero» de la vida orgánica, y de ahí la desconcertante numeración de las ediciones de este premio). Dotado de sensores que le permitían detectar su inclinación respecto al plano horizontal y así evitar caerse, este robot con apariencia de insecto amable podía masajear la espalda de una persona mientras decidía por sí mismo el camino a seguir.

Bomb – Scott Draves (EE.UU.): tercer premio en VIDA 2.o, esta obra de software art, que puede descargarse de la web del artista (en formatos compatibles con los principales sistemas operativos de hace una década), genera gráficos orgánicos animados por sí mismo o bien a través de la interacción con el teclado.

Autopoiesis – Ken Rinaldo (EE.UU.): ya en su segundo año, VIDA 3.0 reunió algunas de las obras maestras del encuentro entre arte y vida artificial. La instalación de Rinaldo obtuvo el primer premio. Formada por un conjunto de quince esculturas robóticas con sonido que interactúan con el público y también se comunican entre sí, Autopoiesis marcó un modelo a seguir para otras instalaciones basadas en los mismos principios.

Genesis – Eduardo Kac (Brasil): el artista crea un gen sintético a partir de la traducción en código morse de un pasaje de la Biblia que hace referencia a la supremacía del hombre sobre la naturaleza. El gen es transformado en unas bacterias que se someterán a un proceso de mutación, alterando en última instancia el texto bíblico.

Life Spacies II – Christa Sommerer y Laurent Mignonneau (Austria/Japón): también un excelente trabajo que relaciona la escritura con el código genético y la creación de vida. En este caso, en un entorno simulado con el que los usuarios puede interactuar escribiendo palabras que darán vida y sustento a una serie de criaturas virtuales.

Electric Sheep – Scott Draves (EE.UU.): en VIDA 4.0, Draves obtiene el primer premio ex aequo con la que posiblemente es su obra más conocida, una composición abstracta colaborativa generada con la ayuda de los procesadores de miles de ordenadores. Los usuarios descargan un programa que aprovecha los tiempos de reposo del ordenador para comunicarse con otras máquinas a través de Internet y compartir una animación abstracta que el artista denomina «oveja», en referencia a la novela de Philip K.Dick «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?»

Skeletal Reflections – Chico MacMurtrie (EE.UU.): por medio de este robot humanoide que conserva tan sólo el esqueleto y es capaz de imitar los gestos de la persona que lo observa, el artista logra mostrar la similitud entre el ser humano y la máquina.

Tickle Salon – Erwin Driessens / Maria Verstappen (Holanda): la siguiente generación de Tickle se hace con el primer premio en VIDA 5.0. Un robot que, al igual que su predecesor, es capaz de proporcionar suaves caricias al cuerpo, se sirve en este caso de un dispositivo más complejo para ejecutar sus movimientos y reconocer la superficie que recorre.

Spatial Sounds (100db at 100km/H) – Marnix De Nijs / Edwin Van der Heide (Países Bajos): un altavoz colocado sobre un brazo giratorio emite sonidos a la vez que escruta la actividad en el espacio que le rodea, atrayendo tanto como apartando al público en función de su interacción con la pieza.

Dog [Lab]01 – France Cadet (Francia): los Aibos «transgénicos» de Cadet obtuvieron el primer premio en VIDA 6.0. Sin duda el planteamiento de la joven artista resulta original, al combinar la robótica y la ingeniería genética en un proyecto con grandes dosis de sentido del humor.

Pockets Full of Memories II – George Legrady (Canadá): la vida secreta de los objetos alimenta esta pieza de Legrady que consiste en una gran base de datos de objetos que los visitantes de la exposición llevan consigo y que pueden escanear y documentar. Un algoritmo posiciona los objetos de valor similar uno junto a otro en un gran mapa que se proyecta en la sala.

Spore 1.1 – S.W.A.M.P. (Douglas Easterly / Matt Kenyon) (EE.UU.): la vida de un ficus comprado en la cadena HOME DEPOT pasa a depender directamente de la vida financiera de la propia compañía que comercializa la planta por medio de un dispositivo que riega la planta en función de la cotización en bolsa de la empresa. Este ingenioso encuentro entre la economía y la vida les procuró a sus autores el primer premio ex aequo en VIDA 7.0

Ornamental Bug Garden – Boredom Research (Vicky Isley / Paul Smith) (Gran Bretaña): los artistas exploran la creación de un ecosistema autosuficiente, que no permite más interacción que la de observar su belleza. Los seres que habitan este entorno se rigen por normas estéticas y movimientos pautados que evocan la dinámica de los videojuegos.

AP0201 –Martin Howse y Jonathan Kemp (Gran Bretaña): una serie de dispositivos que almacenan energía solar, se comunican mutuamente por radio, y emiten mensajes indescifrables plantea la posibilidad de un desarrollo tecnológico que deje al ser humano de lado. Este proyecto obtuvo el primer premio en VIDA 8.0

Will.0.w1sp – Kirk Woolford (Reino Unido/ Estados Unidos): una instalación interactiva que combina desplazamientos de partículas en tiempo real con movimientos pregrabados de bailarines ejecutando coreografías, evoca el fenómeno de los fuegos fatuos.

Waves – Daniel Palacios (España): la instalación interactiva del joven artista cordobés obtuvo el segundo premio en VIDA 9.0. Por medio de dos motores, una cuerda oscila generando una serie de ondas, que se modifican en función de la presencia del público.

Se Mi Sei Vicino – Sonia Cillari (Italia): la tensión entre dos cuerpos se hace visible y audible en esta instalación-performance en la que el público puede acercarse a una persona situada en una plataforma dotada de sensores. Su proximidad se traduce en la excitación de unas estructuras geométricas proyectadas en la sala y el ruido generado por la carga eléctrica de los cuerpos.

bit-flow – Julius Popp (Alemania): mención honorífica en VIDA 10.0, este sorprendente sistema compuesto por un tubo relleno con líquidos de color rojo y transparente constituye un organismo que es capaz de observarse a sí mismo y elaborar patrones visuales a partir de la combinación de estos dos líquidos.

Delicate Boundaries – Chris Sugrue (EE.UU.): una sencilla pero fascinante instalación que rompe los límites del espacio virtual y permite que penetren en la propia realidad física del espectador. También obtuvo una mención honorífica en VIDA 10.0

Hylozoic Soil – Philip Beesley y Rob Gorbet (Canadá): la delicada belleza de este bosque artificial conmueve al interactuar con la instalación y sentir el leve roce de sus extremidades. Ganadora del primer premio en VIDA 11.0, la pieza se halla instalada actualmente en el Ars Electronica Center de Linz.

POEtic Cubes (Cubos POEticos) – Raquel Paricio García y Juan Manuel Moreno Arstegui (
España): Nueve cubos robóticos autónomos adaptan su comportamiento a cualquier movimiento generado por los espectadores, a la vez que se comunican entre sí para formar un único organismo.

Beggar Robot (El robot mendigo) – 
Saso Sedlacek
 (Eslovenia): el artista crea un robot que pide dinero a los transeúntes y lo almacena dentro de su cuerpo, suscitando con ello una reflexión social en los lugares en los que es expuesto.

Tardigotchi – Douglas Easterly, Matt Kenyon, Tiago Rorke 
(Nueva Zelanda): los creadores de Spore 1.1 (VIDA 7.0) obtienen una mención honorífica en VIDA 12.0 con esta elaborada fusión entre una mascota virtual y un ser vivo. Un dispositivo permite alimentar y mantener a una criatura virtual, similar a un Tamagotchi, pero las acciones que el usuario realiza con este personaje se traducen en consecuencias reales para un microorganismo encerrado en el mismo dispositivo.

Sniff – Karolina Sobecka (
Polonia / EEUU): la artista crea un perro virtual que se presenta como una proyección en un escaparate. Por medio de un sistema que reconoce la presencia de los transeúntes e incluso analiza sus gestos, el animal simulado es capaz de reaccionar y entablar una comunicación con ellos.

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[1] Christopher G. Langton. «Artificial Life», en: Timothy Druckrey (ed.). Ars Electronica. Facing the Future. Cambridge-Londres: MIT Press, 1999.

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